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Julia Takacs, bronce en los 50km marcha y primera medalla para España en los Europeos

La atleta española, de 29 años, ha terminado tercera con un tiempo de 4h 15m 22s una prueba ganada por la portuguesa Inês Henriques

Carlos Arribas
Julia Takacs, al cruzar la línea de llegada en los 50km marcha en Berlín.
Julia Takacs, al cruzar la línea de llegada en los 50km marcha en Berlín.MICHAEL DALDER (REUTERS)

Ante la ola de calor que asola a Europa, las autoridades sanitarias han pedido a los ciudadanos que antes de sacar a pasear al perro calculen con la palma de la mano si el asfalto está muy caliente, y si así les parece, que les pongan unos patucos en las patitas a sus canes para que no sufran, y Chuso García Bragado se afana en cortar con unas tijerillas una botella de plástico de coca cola para lograr, por un lado, que el líquido se quede sin gas rápidamente, pues el gas rompe el estómago de las atletas que marchan, y, por otro, enfriarla rápidamente con hielos a granel, y luego la vierte en botellitas pequeñas.

Son los 50 kilómetros marcha, y Julia Takacs camina feliz y veloz sobre el asfalto ardiente que no siente bajo sus pies ligeros. Le quedan solo ocho kilómetros.

Chuso, el veterano eterno, ha resistido menos. “El chasis ha dicho basta”, dice, frustrado porque con los años los músculos ya no le obedecen como antes, se le resisten. Un trallazo en el muslo derecho en el kilómetro 20, cuando intentó acelerar, le informó de que el bíceps femoral le había dejado de funcionar. Decidió entonces continuar pero solo para echarle una mano a Takacs, la atleta con la que se entrena, ambos a las órdenes de su pareja, Montserrat Pastor. Como la había doblado unos kilómetros antes –el circuito es de dos kilómetros y hombres y mujeres han salido a la vez, una prueba mixta de marcha por primera vez en la historia de los campeonatos-, Chuso la espera e intenta aguantar el ritmo de la compañera, lo que le cuesta. “Julia me dijo que me fuera, pero le dije que me quedaba con ella un rato, y me quedé con ella, más bien detrás de ella, a rueda, los cinco o seis kilómetros que pude, para darle tres o cuatro consejos”, dice el marchador de Canillejas , de 48 años, y ya campeón del mundo hace justamente 25. “No se trataba de agobiarla sino de tranquilizarla, que no cambiara de ritmo para alcanzar a la tercera, que no se acelerara, tranquila, tranquila, a su ritmo bueno, cinco minutos y poco el kilómetro… Y la vi muy segura. Y cuando alcanzó a la tercera, me paré”.

Cuando Chuso abandona, en el kilómetro 38, Takacs ya es tercera. “Los últimos 10 kilómetros son psicológicos”, explica el marchador, que intentará clasificarse para los próximos Mundiales, los de Doha, en Qatar, porque no quiere retirarse sin sentirse por un día Lawrence de Arabia. “Eso lo tiene que pelar ella sola con su cabeza. Y ahí, si consigue la medalla, será también mérito de Montse, que en los momentos más duros de los entrenamientos la obligaba a no abandonar”.

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Takacs (4h 15m 22s al final) está lejos de la portuguesa Inês Henriques (4h 9m 21s), la Rosa Mota de la marcha, la pionera de la distancia larga con su victoria en los Mundiales de Londres hace un año, que marcha decidida a por el primer oro europeo; y también tiene por delante a Alina Tsviliy (4h 12m 44s, récord nacional en una prueba competida a 34 grados), una jovencita de 23 años que lidera la revolución de Ucrania, el país que ha ocupado súbitamente el hueco dejado por las sanciones por dopaje generalizado a los vecinos marchadores rusos, ausentes. Otro ucranio de 23 años, Maryan Zakalnytskyy, ha ganado unos minutos antes la prueba masculina, derrotando contra todo pronóstico al gran favorito, el eslovaco Matej Tóth, campeón mundial en 2015 y campeón olímpico de Río. Y tres ucranias se clasifican entre las cinco primeras en la prueba femenina.

Pero Takacs tiene segura, fuerte, bien agarrada, la medalla de bronce. “Y encima no me dobló la portuguesa”, dice. “Guardé mi dignidad”. Su marca en sus terceros 50 kilómetros, lastrada por el calor de Berlín,no está muy lejos del récord de España que fijó en su debut en la distancia en los campeonatos de España en Burjassot (4h 13m 4s). Es la primera medalla absoluta de la campeona de Europa sub 23 en 2011. Tiene 29 años y una larga historia de dedicación a la marcha, iniciada a los 12 en Budapest. Llegó a España contra su voluntad a los 14, porque sus madre y su padrastro, “medio español”, explica, se vinieron, porque ella era feliz en Budapest, y ahora es feliz en España, y no se arrepiente de que su país de adopción le robara el talento a su Hungría de nacimiento.

“Todo el mundo tiene una historia detrás”, dice como quien llega a su destino por fin después de un largo viaje azaroso, y cuenta como de pasada la trombosis pulmonar que tanto la asustó hace más de un año, y el trabajo motivador de su psicólogo, Pablo del Río. “Y ahí, en las últimas vueltas, todo se me agolpaba. Estaba mi entrenador de Hungría que me animaba en húngaro, y me animaban también en español y en catalán…” Y en granaíno, también, en la voz de su entrenadora. A Takacs le da tiempo a procesarlo porque llega entera, sin agonías. “Aunque ahora esté un poco pájara, llegué la más entera de las primeras, pero sin tiempo para asaltarlas”, explica. “Pero no podía haberme arriesgado, porque en esta prueba en cualquier momento te llega el tío del mazo y te noquea…”

Y la psicología, y la resistencia, la capacidad para no entrar en zona peligrosa pese al calor y la fatiga, las tiene reforzadas porque, cuenta, Montse, su entrenadora, es una pesada. Recuerda un entrenamiento de 36 kilómetros en el calor de Banyoles –“y cuando me acordaba me reía del calor de Berlín, ¿adónde va a parar?”—en el que se empeñó en abandonar a dos o tres vueltas de terminarlo, y lo terminó solo por la entrenadora. “Se puso muy pesada, Montse”, dice. “Y solo por no escucharla más seguí. Es su estrategia. Ya sé que tiene razón, y que la pesada soy yo, y les doy las gracias a los dos, a Chuso y a Montse, y también a todos los de mi equipo, y a mi pareja, y a mis amigos, y a todos los que me empujan cuando me pongo insoportable”.

Otras dos españolas terminaron entre las ocho primera el primer 50 kilómetros de la historia de los Europeos: Ainhoa Pinedo (7ª, 4h 27m 3s) y Mar Juárez (8ª, 4h 28m 58s). En categoría masculina, José Ignacio Díaz fue noveno (3h 55m 28s) y el joven debutante Marc Tur, 22º (4h 9m 58s).

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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