Argentina se despide de sus hinchas con una goleada ante Haití
Messi convierte un hat-trick en la cancha de Boca en el último partido en su país antes del Mundial de Rusia
La última vez que la selección argentina jugó en La Bombonera fue el 5 de octubre de 2017, contra Perú por las Eliminatorias. Lo que durante los días previos se imaginó como una fiesta, con Messi coronándose en uno de los templos del fútbol argentino, terminó en una noche negra para Sampaoli y sus dirigidos, que con el empate en cero se alejaron de Rusia 2018. Nadie imaginó que en esos siete meses, la selección volvería a ese estadio, envuelta en júbilo, pasión y aplausos. Y metiendo cuatro goles.
Es extraño lo que le sucede a los argentinos con su combinado nacional. En el bar lo critican y en las redes sociales es objeto de burla. Sin embargo, el Mundial los transforma y, al menos por un mes cada cuatro años, crece un amor inexplicable por la bandera celeste y blanca. Amor que, claro está, vuelve al oprobio ante cada fracaso. Este martes, La Bombonera explotó gracias a la goleada por 4 a 0 que la albiceleste le propinó a la débil Haití, un equipo repleto de jóvenes que ocupa el puesto 108 en el ranking de seleccionados de la FIFA. Entonces, sí, recordaron el campeonato del 86, cantaron contra Inglaterra, corearon el himno nacional, ¡y hasta ovacionaron a Higuaín!
Entonces, ¿por qué Argentina eligió a un rival tan débil para despedirse? El objetivo es el mismo que motivó a Diego Armando Maradona en su época de entrenador, antes del mundial de Sudáfrica 2010: golear a un rival que no ofrezca resistencias para acallar las críticas y que el último grito, antes de subir al avión, sea de aliento y no un insulto. Aquel partido tuvo el mismo marcador que el de esta noche. Todas las selecciones, desde 1982 a la fecha, fueron severamente criticadas por buena parte de la prensa local hasta semanas antes de comenzar la máxima cita. Sólo una se salvó: la que fue al Mundial de Corea-Japón 2002 y volvió a casa en primera ronda.
Argentina 4 - Haití 0
Argentina: Wilfredo Caballero; Eduardo Salvio, Nicolás Otamendi, Federico Fazio, Nicolás Tagliafico; Javier Mascherano, Giovanni Lo Celso; Manuel Lanzini, Lionel Messi, Ángel Di María; y Gonzalo Higuaín. DT: Jorge Sampaoli.
Haití: Johny Placide; Ricardo Adé, Carlens Arcus, Alex Junior Christian Junior, Mechack Jerome; Fabien Vorbe, Zachary Herivaux, Bryan Alceus, Mikael Cantave, Jimmy-Shammar Sanon; y Duckens Nazon. DT: Marc Collat.
Goles: 17’ (p), 58’ y 66’ Lionel Messi; 69’ Agüero.
Estadio: Alberto J. Armando (Boca). 49.000 personas.
Árbitro: Arnaldo Samaniego (Paraguay). Amonestó a Ade y Cantave (Haití).
Poco puede analizarse de un partido tan desigual, pero que Argentina recién pudo resolver en el complemento. El equipo que saltó al campo se parece al mejor once ideal que pueda conseguir Sampaoli, salvando las ausencias por lesiones recientes de Lucas Biglia, Gabriel Mercado y Marcos Acuña, los dos primeros potenciales titulares en un equipo con dos defensas cuando el equipo ataque y cinco cuando defienda. Algo que no tuvo que hacer en la exhibición ante Haití.
Otra característica visible es que Mascherano es cada día más titular, por lo menos mientras Biglia siga fuera de competencia. El jefecito es, tal vez, el que más pensó en este Mundial. Dejó el FC Barcelona para ir a China y fue de los primeros que comenzó los entrenamientos en el predio de la AFA en Ezeiza. Suman a su favor las millas recorridas con la selección en general y junto a Lionel Messi en particular. Algo muy valioso en un once titular con seis futbolistas que tienen menos de nueve partidos en la selección y cuatro que tienen menos de cinco (Lanzini, Lo Celso, Caballero y Tagliafico).
El toqueteo entre los volantes del PSG, Lo Celso, y el del West Ham, Lanzini, será otra de las apuestas ofensivas de Argentina en el Mundial, aunque en esos puestos también pueden jugar Ever Banega y Cristian Pavón. La labor de Eduardo Salvio, haciendo toda la banda derecha, también es una interesante carta de ataque. Ahora sí Messi parece tener socios que piensan y ejecutan a un ritmo parecido al suyo.
Entre las malas, la falta de poderío ofensivo de sus atacantes sigue siendo el problema de la albiceleste. Si bien sólo le demoró 15 minutos encontrar la ventaja en La Bombonera, lo hizo por medio de una falta ingenua de uno de los defensas de Haití, en el área y sobre Lo Celso, que Messi cambió por gol. El único en el primer tiempo. A Higuaín se lo vio como siempre. Uno de los mejores sin la pelota en su poder y peleando contra los centrales, pero con falencias en la definición y con poca reacción para juego colectivo. Da la sensación de que la mejor partitura que puede ejecutar el de Juventus es la de un falso delantero que arrastre las marcas para liberar a Messi de cara al gol. Y de que Agüero es quien puede ganar la pelea para ser el punta del equipo.
El jueves será el viaje del plantel a la ciudad Barcelona, donde continuará la preparación con vistas al 16 de junio, día del debut contra Islandia, en Moscú. El 8 de junio viajará a Israel, donde al otro día jugarán el último de los amistosos ante la selección local y el 10 partirá hacia Rusia para quedar concentrado en el bunker de la ciudad de Bronnitsy. La albiceleste pudo despedirse del país gritando goles y saludando de cara al público en el mismo estadio donde fue reprobada. Renovó así el contrato con su gente. Un contrato que tiene un sólo garante y se llama Lionel Messi. Aunque él mismo ya haya aclarado que Argentina no va como candidata.
Israel, la cábala argentina
Será la sexta vez que Argentina juegue en Israel a poco de una Copa del Mundo. El primer partido fue en 1973, pero la costumbre se instaló como cábala en la gira previa al Mundial de México 86. Se repitió luego antes de Italia 90, USA 94 y Francia 98. En 2010, Maradona cerró allí su preparación con un 7 a 2 en una visita que incluyó las fotos de rigor en el Muro de los Lamentos.
La visita al lugar sagrado también está programada por contrato pero, según pudo averiguar EL PAÍS, esta vez no habrá fotos porque los jugadores quieren quedarse sólo el tiempo necesario para el partido y partir lo antes posible hacia Rusia. La misma lógica usaron para no visitar al Papa Francisco.
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