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Leonardo Rodríguez: “Reemplazar a Maradona fue una misión imposible”

El dopaje de Diego en EEUU 94 puso a su relevo ante el mayor desafío de su carrera. “Acá, si no salís campeón del mundo fracasás”, dice

Leonardo Rodríguez en Buenos Aires, tras la entrevista con EL PAÍS.
Leonardo Rodríguez en Buenos Aires, tras la entrevista con EL PAÍS.Silvina Frydlewsky
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A Leo Rodríguez (Lanús, 1966) le pasa como a Jorge Sampaoli. Gracias a una exitosa carrera en la Universidad de Chile -donde conquistó cinco títulos nacionales- es más reconocido en ese país que en Argentina. Sin embargo, aquel grandote de pelo largo y enrulado fue, para muchos, quien mejor reemplazó a Maradona tras el doping positivo de la estrella argentina en el mundial de EEUU 94. Rodríguez representa hoy a futbolistas, entre los que están su propio hijo, mediocampista de Vitoria de Portugal, y vive pendiente de la actualidad de aquellos equipos en los que jugó.

Pregunta: ¿Cómo tomaron en la concentración el dopaje de Maradona?

Respuesta: Pensamos que se lo iban a levantar, pero no solo no lo levantaron sino que fuimos a jugar a Dallas con un bolsito para volver a Boston y automáticamente con ese bolsito y sin ropa tuvimos que ir a Los Ángeles a enfrentar a Rumania. Vivimos imponderables que destrozan a cualquiera. En el partido con Bulgaria, a los 20 minutos, se desgarró [Claudio] Caniggia. O sea, en 20 días nos desaparecieron el ancho de espada y el de basto. Yo reemplazo a Diego en el primer partido, pero como la esperanza era que le levantaran el doping [Alfio] Basile me comunica recién a las 12 de la noche del día anterior que iba a jugar. No tuvimos la tranquilidad que hay que tener para afrontar semejante desafío y lo pagamos caro. Nos tuvimos que volver.

“Estos jugadores sintieron el desorden y la falta de mando de la AFA”.

P: ¿Cree que hubo alguna mano negra?

R: Es una pregunta difícil. Por un lado pienso que no, pero por el otro, y después de ver todas las cosas que salieron a la luz, pienso que sí, porque está claro que era una FIFA bastante sucia, con coimas, votos comprados y sedes determinadas. Eso te hace pensar que pudo haber arbitrajes y controles médicos con una mano negra. Había un deseo de que Brasil sea campeón del mundo. Hay que ver hasta donde llegó ese deseo, si era sólo deportivo o también extradeportivo.

P: ¿Cómo llega Argentina al Mundial de Rusia?

R: Argentina ha tenido cuatro años de dificultades, un proceso eliminatorio bastante conflictivo que arrancó con el descabezamiento de la AFA. La Federación estuvo durante mucho tiempo un poco acéfala, le costó encontrar un camino y los jugadores sintieron ese desorden y esa falta de mando.

P: ¿Cómo era antes la relación con AFA?

R: Veníamos acostumbrados a ser liderados por Julio Grondona y a partir de la experiencia que tenía en ese sillón Argentina andaba a su ritmo. A partir de la muerte de Julio hubo un cambio rotundo en la Selección argentina y empezó una nueva conducción, con cambios de entrenadores. [Edgardo] Bauza no daba con el perfil de la selección. Sampaoli nos posibilita ir al Mundial, pero Argentina a nivel equipo tiene cosas que resolver. Tenemos enormes individualidades, el mejor jugador del mundo, pero hay cosas que resolver.

“En el vestuario pensamos que iban a levantar el doping a Maradona”.

P: ¿Cuáles son esas cosas?

R: Hay que resolver como va a jugar el equipo, quien será el lateral derecho, la pareja central, la primera punta, si [Gonzalo] Higuaín vuelve como titular, el destino de [Javier] Mascherano. Esto se va a resolver cuando se concentren y estemos a un paso de Rusia y el entrenador pueda ver día a día qué jugador está en su mejor versión.

P: ¿Cómo siente el jugador los meses previos a un Mundial?

R: Eso tiene que ver con el carácter de cada uno. La ansiedad y el deseo de que el Mundial llegue, esperarlo como lo espera Argentina después de haber perdido tres finales, y de la manera que las perdió, tiene que ver con cada uno. Messi es un tipo tranquilo y lo va a esperar con tranquilidad y aquel que es más pasional y ansioso lo esperará distinto.

P: Sampaoli no parece ser de los tranquilos…

R: No, pero tiene experiencia. Con la selección de Chile ya vivió finales de copa América y un Mundial. Pero con todo el respeto que me merece Chile, si lográs hacer un buen Mundial o Copa América alcanza. Pero con Argentina llegar a la final es una obligación. Acá si no salís campeón del mundo fracasás, entonces la vara que va a tener Sampaoli no va a ser la misma que tuvo con Chile.

P: ¿Cómo ve al futbolista actual?

“Los futbolistas jóvenes son más rebeldes, menos pacientes y más maleducados".

R: Nosotros éramos una camada de futbolistas jóvenes que respetábamos mucho la palabra. Los chicos de ahora han cambiado y las redes sociales han cambiado al mundo. Hoy es difícil ser jugador de fútbol porque tenés muy poca privacidad y libertad; cualquiera te dice cualquier disparate y Twitter es un inodoro. Por eso siento que los chicos están más rebeldes, menos pacientes y más maleducados. A mi hijo lo formo con lo que fue mi mentalidad y diciéndole que el único camino al éxito es el trabajo, el entrenamiento, el respeto, hacer una vida sana y estar distante de ese mundo sucio.

P: ¿Este grupo se parece en algo al de ustedes?

R: Creo que este grupo está muy golpeado. Es realmente muy complicado jugar tres finales, han hecho un esfuerzo maratónico y dejaron la vida por la Selección. Tienen un cuestionamiento popular de perdedores, es una sensación rara. Si jugaste tres finales en cuatro años tendrías que tener un reconocimiento nacional, pero eso no pasa. Valoro mucho a esta camada de chicos liderada por Mascherano, Messi, [Ezequiel] Lavezzi, [Ángel] Di María. Nos han dado mucho y uno no puede contentarse solo cuando levantas la copa del mundo. Les tengo mucha fe.

P: Que te queda después de haber jugado un Mundial?

R: Yo tengo un sabor raro, porque por un lado jugué el mayor evento deportivo. Pero por el otro tengo un sabor amargo, porque ante la expectativa de meternos entre los cuatro mejores nos volvimos rápido. Tuve que reemplazar a Maradona y el partido que me tocó jugar no lo hice bien. Pero haber jugado luego 30 partidos en el puesto de Maradona es prácticamente una misión imposible. Que la gente diga que lo hice bien es un reconocimiento tremendo.

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