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El Joventut sortea su disolución pese a su grave crisis

Los accionistas deciden no liquidar la SAD pese a la falta de liquidez que hace que sus trabajadores lleven casi tres meses sin cobrar

Robert Álvarez
Morales, presidente de la Penya, en el centro, junto a varios directivos.
Morales, presidente de la Penya, en el centro, junto a varios directivos.CRISTÓBAL CASTRO

La crisis financiera del Joventut es de tal gravedad que no se recordaba una Junta de Accionistas con tantos asistentes ni en la que se estudiaran posibilidades tan apocalípticas. Se afrontó desde la disolución de la Sociedad Anónima Deportiva (SAD) hasta diferentes opciones como la toma de control del club por parte de alguno de los tres grupos inversores que ya han mostrado su interés. El presidente de la Penya, Juanan Morales, puso como ejemplo de lo que sucedería en este caso el modelo del Espanyol, el histórico club de fútbol del que es presidente y propietario el inversor chino Chen Yansheng, desde enero de 2016. En cualquier caso, las líneas rojas que se impondrían al eventual grupo inversor sería que se mantuviera el modelo de cantera del club y que siguiera radicado en Badalona.

El 99,97% de los accionistas presentes en la Junta General, en la que estuvo representado el 33,83% del capital de la sociedad, votaron ‘no’ a la disolución de la SAD a pesar de los problemas económicos del Joventut que han provocado el colapso de su tesorería. Su plantilla del primer equipo y los trabajadores del club llevan casi tres meses sin cobrar.

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Uno de los principales deudores del club es el Ayuntamiento de Badalona que tiene suscritos básicamente dos acuerdos de subvención y patrocinio. Uno de ellos, de 1,2 millones de anuales, no lo ha hecho efectivo durante los tres últimos meses. El otro, una subvención al baloncesto base a través de la Fundación Capital Bàsquet, fue desbloqueado en el pleno del pasado martes. Pero no en la cantidad y en la forma que deseaba el Joventut.

El Ayuntamiento, en base a un informe técnico, acordó otorgar solo el anticipo del 50% de los 900.000 euros en que está cifrada dicha subvención, y además, con la exigencia de un aval líquido de 580.000 euros por el 120% de la cantidad a percibir. “Es un hecho inédito. No puedo entender la constante sombra de sospecha que se está dejando ver”, indicó Morales, se mostró en desacuerdo con algunas de las acusaciones que deslizaron en el pleno consistorial. “La Penya ha venido recibiendo unas subvenciones que siempre se han ajustado a la ley y han sido perfectamente justificadas. Es falsa la afirmación de que la Penya haya recibido dinero sin control”, proclamó.

El presidente del club badalonés informó de que los problemas financieros del club se deben básicamente a que no ha contado con esos ingresos que estaban comprometidos. “Si se van materializando, como parece que en las últimas horas están dando pasos, nosotros seguiremos luchando para sacar adelante a la Penya, con extrema dificultad, no quiero engañaros. Incluso con esos ingresos, la situación de la Penya es de máxima dificultad”, subrayó Morales.

A la crisis económica, se añade la deportiva. El Joventut es el último clasificado en la Liga Endesa. A pregunta de uno de los accionistas, Morales explicó: “Peleamos para que el equipo manténgala categoría. Pero trabajamos en un plan de contingencia por si se pierde. Es evidente que los ingresos de patrocinio y televisión decrecerían, pero también los gastos de la competición se aminoran. Si bien es cierto que hay deudas, que no cambian”.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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