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Griezmann, el deseo de Messi

El delantero argentino, enamorado del fútbol del jugador francés, lo quiere a su lado la próxima temporada

Griezmann celebra un gol en el último Atlético-Leganés de Liga.
Griezmann celebra un gol en el último Atlético-Leganés de Liga.PIERRE-PHILIPPE MARCOU (AFP)

Cuando Neymar se marchó del Barcelona, en los viajes en coche entre Luis Suárez y Lionel Messi de Castelldefels a Sant Joan Despí reinaba la preocupación. El suculento fichaje de Dembélé no había logrado calmar la sed del dúo, que veía cómo se debilitaba su equipo, sobre todo después del cachetazo del Real Madrid en la Supercopa. La mano de Valverde en la primera parte de la temporada y el fichaje de Coutinho (viejo conocido del 9 de su etapa en el Liverpool), calmaron al uruguayo y al argentino. Sin embargo, todavía esperan a un delantero: Antoine Griezmann. Y no es porque los líderes del grupo no confíen en Dembélé. El problema es que saben que el extremo, de 20 años, todavía está en proceso de formación, demasiado hándicap para un equipo que pelea por todo.

La capacidad de atacar los espacios de Griezmann (26 años) enamora al grupo azulgrana, sobre todo ahora que el fútbol de Messi es cada día más parecido al de Xavi Hernández. Los directivos del Barcelona lo saben. El presidente del club, Josep Maria Bartomeu, ya se reunió con la familia del francés y el pasado diciembre, antes de que el Atlético se enfureciera con el Barça por tocar a su estrella y presentara una queja ante la FIFA, en los despachos del Camp Nou daban por segura la llegada del Principito el próximo verano, después del Mundial. Los contactos antes de las Navidades fueron intensos, con cruces de mensajes incluidos entre el jugador y Bartomeu. Hoy, en el Barcelona son más cautos; sin embargo, nadie niega el interés por Griezmann, que tiene una cláusula de 100 millones. El dorsal número 7 sigue vacante. Y no parece que nadie se atreva a quedárselo. Salvo Griezmann, claro.

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Desde el Atlético admiten que se ha desplegado una batería de intentonas por retener al jugador, cuyo precio, al nivel que ofrece ahora, y en las cifras que se mueve el mercado, es casi una ganga. La estrategia la lideran los pesos pesados del club, Miguel Ángel Gil y Diego Pablo Simeone. El máximo accionista está dispuesto a repetir el esfuerzo económico que ya hizo este verano cuando aumentó los emolumentos del jugador a una cifra que ronda los 15 millones de euros netos. El ahorro en los salarios de Carrasco y Gaitán pueden formar parte del saco ahorrativo que dispare de nuevo su sueldo. Esa notable subida salarial que se le prepara, el crecimiento competitivo del equipo y el suyo particular con la llegada de Diego Costa, más la disputa de la final de la Champions de 2019 en el Metropolitano, son los argumentos troncales para convencer al futbolista de que al menos permanezca una temporada más. Entremedias, también ha habido desencuentros, que llevaron a la dirigencia a expresarse ante Griezmann en términos de respeto hacia la entidad. Y también hubo una petición seria del entrenador para que se le sancionara por un viaje a París y a Londres.

Calmadas las aguas, Simeone no dudó en reclamarle a la afición que hiciera todo lo posible por apoyarle tras el cisma que Griezmann abrió con su enfrentamiento con la grada tras mandarla callar por recriminarle un paso atrás en los últimos minutos del partido con el Valencia. La hinchada explotó, harta de sus ambigüedades, del desencanto y la tensión generados por las propias declaraciones de jugador desde el verano. El gesto de Griezmann y la reacción de la grada fueron un paso atrás en los avances realizados. Tanto que Simeone hizo tres defensas públicas seguidas de su estrella, consciente de que en ese ambiente hostil las posibilidades de que permaneciera serían nulas. Menos aún con el Barcelona y ese anhelo de Messi de jugar junto a él de por medio.

Choque con la grada

Las palabras del jugador tras firmar cuatro goles al Leganés confirmaron la estrategia del cariño lanzada por su entrenador. “Soy una persona que me encanta recibir el cariño y lo agradezco mucho”, admitía relajado Griezmann, “desde que habló Simeone en conferencia de prensa me ayudó mucho, porque la gente lo ha seguido”. En esa comparecencia, el francés pareció entender por primera vez que su discurso debía ser tan bueno en el campo como fuera de él, más allá de lo que decida sobre su futuro, marcados los tiempos por la disputa del Mundial de Rusia.

Eliminado de la Champions y de la Copa, para el Atlético la cita del Camp Nou es la gran final de su temporada. A ella llega Griezmann revitalizado tras ese incidente con la grada que ha marcado otro inciso en la montaña rusa y convulsa que ha caracterizado sus últimos meses. Desde entonces, su producción ofensiva es impactante. De los últimos 13 goles del equipo, el francés ha marcado nueve y ha dado tres asistencias. Simeone admite que su equipo juega para llevar el balón lo antes posible a Koke y a Griezmann.

“Las transiciones para poder llegar a Costa está claro que mejor pasen por Koke, Griezmann o por Correa, que son los que más cerca están. Eso nos hace ser más verticales nos acerca y nos ayuda explotar las características de Costa. Ese es nuestro juego”, explica Simeone.

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