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Dimitrov se ensaña con Carreño

En una dinámica extraordinaria, el búlgaro amarga la despedida del español, desbordado de inicio a fin (doble 6-1, en 1h): “No me voy deprimido. Ha sido mi mejor temporada y soy mejor que hace un año”

Alejandro Ciriza
Carreño se duele después de caerse ante Dimitrov.
Carreño se duele después de caerse ante Dimitrov.TOBY MELVILLE (REUTERS)

Lo que en teoría debía ser otra noche de disfrute, de seguir saboreando lo que supone competir en el torneo de los ocho elegidos, se tradujo en una hora desagradable para Pablo Carreño. El asturiano, que en su estreno en la Copa de Maestros había dejado una grata aparición, sufrió frente al búlgaro Dimitrov, que apretó y apretó, y no tuvo condescendencia alguna con el español, superado y desvencijado en una noche que seguramente tardará en olvidar. Se unió todo: que el búlgaro rozó la perfección y que a él se le hizo la pista enorme. En consecuencia, un doble 6-1 que hizo daño en el cierre de una temporada que, vista en perspectiva, ha sido de lo más positiva.

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"No es el mejor resultado que sueñas para acabar la temporada", expuso en la sala de conferencias. "A nadie le gusta acabar perdiendo así en el último partido, pero no me voy a ir a casa ni deprimido ni hundido. He disfrutado, hice un buen partido el otro día contra Thiem y hoy [por ayer] Grigor ha jugado muy bien. Es más mérito suyo que demérito mío", prolongó.

Dimitrov venía con una inercia fabulosa, después de ganar los dos primeros partidos con holgura y con el billete para las semifinales adjudicado, y se gustó delante de una grada con notable representación búlgara. Quería agradar a sus paisanos y a la que olisqueó la debilidad de Carreño se lanzó como un tigre sobre él y no hubo color. Venció de modo exprés y se medirá este sábado (21.00, Movistar+ Deportes 2) al estadounidense Jack Sock, el debutante que en la velada previa batió a Alexander Zverev.

De entrada, Carreño solo consiguió arañar un punto en los tres primeros juegos, mal presagio. Luego Dimitrov mantuvo la cadencia y encontró una y otra vez las líneas; se divirtió con el revés liftado y trazó una distancia prácticamente insalvable (5-0). Se vio al mejor Dimitrov, pletórico, y a un Carreño desbordado por tierra, mar y aire. Noche para olvidar la del gijonés, que al intentar cazar una de esas bolas tan complicadas por los golpes envenenados del búlgaro se trastabilló y terminó dándose de bruces contra el suelo. Dolorido de la cadera, requirió de asistencia médica, aunque decidió continuar.

El búlgaro, un serio aspirante al trofeo

El desequilibrio fue tan grande que la grada celebró cada uno de sus puntos con un exceso de efusividad que suele ser sinónimo de una mala señal. También se vitoreó el delicioso despliegue de Dimitrov, que cerró el segundo parcial por la misma vía que la apertura. Fue un partido de una sola dirección, perfecto para que el búlgaro mantuviera la dinámica y excesivamente hostil para Carreño. No obstante, el español (26 años) ya tiene en su expediente una presencia en el torneo de los maestros, algo de lo que no pueden presumir muchos tenistas.

Lección aprendida, más experiencia a la mochila y cierre de un curso muy productivo para el número 10 del mundo. "Ha sido la mejor temporada de mi carrera, sin ninguna duda", sentenció el número 10 del mundo, tutorizado por Samuel López; "he terminado en el top-10, cuando el objetivo era hacerlo en el top-20. Soy mejor jugador que hace un año. Juego más agresivo y tengo más confianza en mí mismo".

Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.

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