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Premier League jornada 10
M. United
M. United
Anthony Martial 81'
1 0
Finalizado
Tottenham
Tottenham

Un saque de De Gea da la victoria al Manchester United frente al Tottenham

El equipo de Mourinho se afirma en el segundo puesto de la Premier con un lanzamiento del portero español, desencadenante de un error defensivo en el conjunto londinense (1-0)

Diego Torres
Martial celebra su gol ante el Tottenham.
Martial celebra su gol ante el Tottenham.OLI SCARFF (AFP)

Mediodía en Inglaterra. Día gris tirando a negro. Lluvia persistente más bien en aguacero. Old Trafford calla. Solo se escucha el canto de la hinchada visitante, la gente del Tottenham, amontonada en una esquina. En la banda, José Mourinho pone cara de mal tiempo. La cabeza sobresale de su parka de plumas exponiéndose a la humedad y mostrando dos ojos angustiados. Han transcurrido 80 minutos de un partido atroz. Las oportunidades caen con cuentagotas, siempre sucias, siempre forzadas por el orden estricto de los marcadores. David de Gea coge un balón y repite el procedimiento una vez más: pelotazo a Lukaku.

Allá lejos en el otro campo, a 70 metros, el belga peina el balón imponiendo a Alderweireld su cuerpo de megalito. El envío cae en el hueco de 25 metros que separa a Eric Dier de su portero, Hugo Lloris. Por allí se cuela Martial. Velocísimo ante el descuido de Dier, el francés controla, pisa el área y define con un tiro cruzado de zurda. Vertonghen llega tarde al cruce, patinando como un trineo sobre la hierba mojada. Los jugadores del Tottenham se agarran la cabeza: el marcador dice que van perdiendo 1-0 sin haber concedido ocasiones claras. Solo esta, forzada por un saque de portería: la más rudimentaria, la más simple de las fórmulas. Suficiente para elevar al United a la segunda posición de la clasificación de la Premier con 23 puntos y descolgar al equipo de Londres al tercer puesto con 20 puntos, a cinco del City, que tiene un partido menos.

El Tottenham acudió a Manchester sin Kane. Sin su jugador de referencia y sin cambiar su forma de abordar los partidos. El United hizo una modificación profunda en su estructura defensiva. Tras la derrota en Huddersfield, Mourinho alineó a tres centrales para formar un bloque compacto alrededor de su área chica: Jones, Smalling y Bailly. La reforma, más improvisada que trabajada, adoleció de rigidez. Fue un modo eficaz de taponar las vías de acceso a su portería pero lastró a su equipo cuando tuvo la pelota frente a un adversario notable por su consistencia defensiva. No es fácil hacerle goles al Tottenham (seis tantos en nueve encuentros había encajado hasta esta jornada) y mucho menos apelando a la más rústica de las recetas: saque de portería con pelotazos a Lukaku.

El Tottenham se adueñó del mediocampo con ideas mejores y con mejores números. La adición del tercer central del United fue una resta a la línea de volantes, y el tercer volante de la línea remanente fue Mkhitrayan, un enganche que se siente incómodo en los recorridos largos. Desaparecido el armenio durante una hora, quedaron Matic, frío como la atmósfera, y Herrera, para aguantar el dinamismo del equipo de Pochettino en la zona ancha. El técnico argentino reaccionó a la lesión de Kane jugando sin nueve para sumar gente a las asociaciones. Winks administraba, Eriksen tocaba entre líneas, Son y Alli bajaban a combinar, Sissoko arrimaba el hombro en todas partes y Dier salía jugando con autoridad. Un remolino. El sumidero que se tragó al United durante medio partido, pero sin ahogarlo.

Solo la precipitación impidió al Tottenham ser decisivo en los últimos metros. Exactamente donde se advierte la diferencia presupuestaria. En el mercado de verano el Tottenham vendió jugadores por 120 millones de euros y compró por 90 millones; mientras que el United compró por 160 y vendió por 11. El Tottenham se asomó al gol en un par de córners. Dos cabezazos, uno de Dier, otro de Alli, que rebotaron en sendas camisetas rojas.

Después del descanso el United no modificó su esquema sino su actitud y su línea de presión. El equipo avanzó 30 metros en un intento de estorbar a Wikns y el Tottenham sufrió durante un buen rato. El asedio, sin embargo, solo se sustanció en un tiro flojo de Mkhitrayan a las manos de Lloris y un par de remates de Lukaku, un cabezazo al palo y un tiro sin demasiado ángulo, que despejó otra vez Lloris. Tres jugadas desencadenadas por el empuje, los centros, los rechaces afortunados. El Tottenham respondió con un pase de Eriksen para el toque final de Alli, pero el llegador inglés no alcanzó a poner la bota en el punto exacto, cuando De Gea estaba batido.

El duelo que determinaría el segundo puesto de la Premier, y el perseguidor en exclusiva del Manchester City, parecía destinado al empate. La llovizna se había transformado en lluvia y los nervios de Mourinho padecían cuando De Gea ejecutó mecánicamente aquello que había repetido unas diez veces a lo largo del partido: saque a Lukaku. Esta vez, la automatización de lo elemental produciría un error en el Tottenham. Paradójicamente, un error de Dier, el central que estaba a punto de completar un partido majestuoso. "Teníamos al United bajo control", dijo Pochettino al salir del campo, "pero...".

Considerando los procedimientos y los recursos de cada contendiente, el 1-0 resultó un castigo desproporcionado.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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