Nadal y Federer iluminan Shanghái
Los dos primeros del mundo se reencuentran por cuarta vez esta temporada, la tercera en una final, con la estadística anual a favor del suizo. Es la primera vez que ambos chocan (10.30) por el título asiático
Frótense bien los ojos, despejen las legañas y sírvanse un buen café porque, toc-toc, ya estamos de vuelta, Rafael Nadal y Roger Federer pondrán el resto en la matinal de este domingo (10.30, Movistar+ Deportes 2). Mientras periodistas y aficionados continúan hablando de generaciones, debatiendo sobre antiguas y nuevas hornadas, sobre caducidades y deseos de nuevos aires y nuevas caras, la discusión conserva dos elementos inalterables. Dos personalidades que resisten como ninguna al paso del tiempo, que no entienden de modas, ni de discusiones ni de relojes biológicos, y que esta temporada han adquirido la rutina de la vieja época: el reencuentro en los escenarios finales.
Sucedió un par de veces en el primer trimestre del año, en Melbourne y Miami, y vuelve a ocurrir otra vez sobre terreno asiático, en Shanghái. Entre esos dos pulsos y este último, un receso intermedio en Indian Wells, y también un denominador común: siempre ganó el suizo, al que los precedentes más inmediatos le avalan —ha vencido en los cuatro últimos partidos entre ellos—, pero que no encuentra un buen aliado en la estadística si se profundiza en la retrospectiva, porque la Historia dice que Nadal, el número uno actual, ha sido superior en los 37 careos previos, resueltos a favor del tenista de Manacor con un margen relativamente holgado (23-14).
Ayer, en la jornada de semifinales, ambos resolvieron sus respectivas faenas e iluminaron el cartel de la final. Abrió turno Nadal y reprimió al balcánico Marin Cilic, que opuso una digna resistencia para al final darse de bruces con la esencia del balear, multiplicado cuando el viento no sopla de cara y la cosa se pone fea. El croata pudo birlarle el primer parcial y darle mucha más vidilla al choque, pero desperdició tres bolas que le hubieran concedido esa primera manga y después, ya se sabe, lo de casi siempre: Nadal, Rafa en esencia. El pulverizador de ilusiones. Un zarpazo y después otro: 7-5 y 7-6, en 2h 11m.
“Desde el punto de vista mental, el partido ha sido extremadamente duro. Aunque mentalmente estés bien, Rafa siempre te exige más, poner una última bola dentro”, alegaba tras el envite Cilic, al que le quedó el consuelo de encaramarse a la cuarta plaza del ranking gracias a esta fructífera semana en Shanghái.
"Estoy cansado, pero mi ilusión es máxima"
Luego le tocó turno a Federer, que además de sus genialidades tuvo que remar para doblegar al argentino Juan Martín del Potro, mellado porque saltó a la pista con una dolencia severa en la muñeca que se produjo en el duelo de cuartos, el día anterior. Pegó primero el de Tandil, apoyado en la hermosa perspectiva que le daba el reciente triunfo en Nueva York frente al de Basilea, pero terminó inclinándose por 3-6, 6-3 y 6-3. En consecuencia, todo quedaba a punto para una nueva edición del clásico, el trigésimo octavo enfrentamiento entre ambos, cuarto de la presente temporada y la vigésimo cuarta final; por cierto, la primera que disputan en este torneo, donde la pista es bastante más veloz que en Pekín.
“Espero estar preparado para esta final”, comentaba Nadal, que enlaza 16 victorias consecutivas en pista rápida y ha cedido solo un set, como Federer, en estos siete días librados con Donaldson, Fognini, Dimitrov y Cilic. “Estamos en el tramo final de la temporada y llevamos muchos partidos, muchos kilómetros encima, pero estoy con la máxima ilusión y disfrutando de un momento fantástico. De momento estoy muy feliz por todo. Un poquito cansado, evidentemente, pero mañana [por hoy] estaré volviendo de nuevo a casa”, afirmó el mallorquín.
"Rafa y yo tenemos una mentalidad similar"
“Obviamente, yo haré mi juego, porque tengo mi propio sistema, así que probablemente no me veáis hacer saque y volea si juego contra Roger”, prolongaba antes de confirmarse el pase del suizo. Este, cinco años mayor que él (36), puede hoy igualar hoy los seis trofeos que ha levantado el español esta campaña, aunque sus opciones de arrebatarle el número uno son muy reducidas. Para ello sería indispensable proclamarse este mediodía campeón en Shanghái y seguir consiguiendo metal de aquí al cierre del ejercicio.
“Rafa y yo tenemos una mentalidad similar, me di cuenta cuando jugamos el dobles por primera vez”, afirmó, en referencia a la intervención conjunta de hace unas semanas en Praga. “En los momentos importantes, por ejemplo, no hay ninguna urgencia. Hace 10 años nos enfrentamos aquí [en la Copa de Maestros, con un triunfo suyo], pero él ha cambiado mucho...”, broméo. “El año pasado aprendí de lo que era capaz de hacer Rafa cada vez que tenía una lesión; nunca antes hubiera podido entenderlo porque nunca antes había estado lesionado”, amplió Federer a las puertas del clásico, de una rivalidad sin parangón, pese a que los Djokovic-Nadal (50) y los Djokovic-Federer (45) se hayan repetido más veces. Y es que no existe binomio más reconocible que el de ellos.
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