Correa: “Mi familia vivía con lo que ganaba yo con 10 años”
El delantero argentino del Atlético, repasa en una entrevista su dura infancia y defiende su fútbol procedente del barrio en el que nació
La vida le ha dado a Ángel Correa (Argentina, 22 años) el privilegio de ser futbolista profesional en un club grande de Europa, pero también le ha hecho pasar por la muerte de su padre cuando era un crío, por la de un hermano, recientemente, y por una operación de corazón en la que estuvo en juego su carrera deportiva. Nació en Las Flores, una barriada humilde de Rosario en la que se mezclan la ilusión de salir adelante con la cruda realidad en la que muchas veces desembocan las zonas más desfavorecidas. Con todo, a Ángel o Angelito, Correa o Correíta, no se le cae la sonrisa de la boca. “Es el fútbol callejero, la alegría del regate”, le describe Tiago, ahora ayudante de Simeone. Desde que comandó la recuperación del Atlético tras la desastrosa primera parte de Girona, no se ha caído del once titular. Para este martes, en el Olímpico de Roma, se disputa con Gameiro, Vietto y Torres ser el acompañante de Griezmann.
Pregunta: ¿Ángel o Angelito?
Respuesta. De las dos maneras, me da igual. Todavía me pueden decir Angelito por la edad, cuando vaya creciendo será más Ángel.
P. Tiene fama de pícaro.
R. Mis amigos me dicen que de Ángel lo único que tengo es el nombre.
P. Con diez años ya llevaba dinero a su casa.
R. Sí, a esa edad falleció mi padre y el ingreso que tenía yo por jugar al fútbol era lo único que llegaba a mi casa para poder comer mis hermanos, mi mamá o yo. Tenía un representante que me daba un sueldo y yo se lo daba a mi madre, que era la que lo manejaba.
P. Vaya responsabilidad para un niño.
R. En ese momento no lo veía, sólo disfrutaba jugando al fútbol, me daban una ayuda para mi familia y eso me ponía contento.
P. Un representante siendo tan pequeño...
R. Tuve esa suerte, porque me vino muy bien, en mi familia lo pasamos muy mal.
P. ¿Jugaba picaditos (partidos de barrio en los que, a veces, se apuesta)?
R. Sí, los fines de semana, cuando venía de jugar del baby-fútbol, en el barrio siempre había por las tardes y por noche esos campeonatos. Ese fútbol de barrio te hace aprender porque juegas contra gente más mayor, aprendes muy rápido, casi a la fuerza. Vi jugadores buenísimos que las familias enteras iban a verlos jugar, pero por circunstancias de la vida no llegaron a profesionales. En Rosario salen muchos jugadores de barrios como el mío. Di María y Banega son de muy cerca, Messi también es de Rosario…
Mis amigos me dicen que de Ángel lo único que tengo es el nombre
P. ¿A usted le protegió el barrio?
R. Sí, tuve la suerte de elegir los amigos que tuve y siempre me ayudaron y me dijeron lo que tenía que hacer.
P. Una vez dijo que mucha gente cree que de barrios como el suyo solo salen drogadictos o presos. ¿Se rebela contra esa creencia?
R. Sí, al chico que sale de ahí le cuesta el doble todo, pero hay gente que es trabajadora y luchadora, y chicos que si los apoyan pueden salir adelante. Lo hablo con Gaitán, somos unos privilegiados, pero también hay que luchar mucho la vida desde abajo.
P. Es joven, pero ha pasado por la muerte de su padre siendo un niño y por una operación de corazón hace tres años.
R. Esos problemas y obstáculos que tuve me fueron haciendo más duro y eso es lo que mantiene fuerte la cabeza para hacerlo mejor y seguir ayudando a mi familia.
En el fútbol de barrio aprendes muy rápido, casi a la fuerza
P. Cuando le operaron, paseaba por Manhattan cuatro horas diarias.
R. Sabía que me iban a operar del corazón, pero lo único que pensaba era en recuperarme para volver a jugar pronto. Estaba ilusionado, acababa de llegar al Atlético, tenía ganas de poder debutar en el Calderón, que ya había estado, y de entrenar, que es lo que me hace sentir vivo.
P. ¿Tuvo miedo?
R. No, pero tenía el cagazo de no volver a jugar más, estaba solo con mi representante y antes de operarme le decía que lo único que quería era volver a jugar al fútbol, no tenía miedo de si me iba a morir, quería que saliera todo bien porque otra cosa que jugar al fútbol no sabía hacer.
P. Es un chico listo, algo se hubiera buscado...
R. Seguramente, algo habría que hacer, pero la pelota es lo que me da la felicidad, es lo más grande del mundo, cada vez que juego o entreno me hace olvidar todos los problemas.
P. ¿Hasta qué punto es difícil trasladar el fútbol de barrio al profesional?
R. Trato de ser el mismo que cuando era chico, de hacer las mismas cosas, de tratar de ver cómo engañar al rival. Hay que tener confianza. Hacer una jugada o un regate de más son circunstancias de los partidos.
P. Este año se le ve muy atento a los espacios en los que tiene que recibir.
Simeone tiene muchas mañas. Se le nota que es un vivo de este deporte. Es difícil engañarle
R. El año pasado el técnico me usó mucho por banda, tenía que ayudar al equipo ahí, pero mi posición es de segundo delantero o enganche. Me siento más cómodo ahí, tratando de buscarle las espaldas a los medios para recibir y armar juego o una jugada.
P. ¿Quién tiene más fútbol de barrio, Simeone o usted?
R. Son otros tiempos, pero sin duda que él tiene muchas mañas. Se le nota que es un vivo de este deporte. Es difícil engañarle. Me enseña muchísimo y me explica cosas que en los partidos me sirven porque no suele fallar.
P. ¿Corre el riesgo de quedarse en un futbolista de media hora?
No creo que corra el riesgo de quedarme en un futbolista de media hora
R. No creo, en Argentina jugué en San Lorenzo que es un equipo grande y jugué muchos partidos de titular. Es decisión del entrenador ver si estoy preparado, lo que hago es entrenar para estar disponible los 90 minutos.
P. Tampoco le hubiera importado salir fuera para jugar más minutos.
R. Lo pensé muchas veces, es difícil, siento que quiero jugar siempre y me preparo para ello. Es difícil asimilar jugar un rato, hay que estar muy preparado de cabeza. Ahora me están dando la posibilidad de jugar más y espero aprovecharlo.
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