Victoria y liderato en el GP de Gran Bretaña para Dovizioso, Márquez rompe el motor
El piloto de Ducati logra la cuarta victoria del año con el estilo de siempre y se aprovecha de la rotura de motor de Márquez
A los pilotos como Lorenzo, que le han sufrido desde pequeños, no les sorprende ver ahora cómo gana Andrea Dovizioso. Porque siempre fue un piloto fino, de los que tienen un buen juego de muñeca. Pese a ello, ha sabido adaptarse a la Ducati, una moto que parecía solo apta para salvajes, aprovechar su potencia, y minimizar sus defectos, que cada día son menos visibles; ha aprendido a tirar del freno trasero y a sacar lo mejor de sí a la entrada de las curvas. Y junto a su rival de infancia, hoy compañero de equipo, ha ayudado a la fábrica de Borgo Panigale a construir una moto estable, que es competitiva por igual en circuitos tan distintos como Montmeló y Spielberg. Como también lo había sido en Mugello y lo fue ayer en Silverstone. Como, además, él siempre fue inteligente, sabio a las buenas y a las menos buenas, ha seguido pilotando como siempre.
Su estrategia es la de cuando era un chaval imberbe: estudiar al rival, conservar neumático, atacar en las últimas curvas y cerrar todas las puertas en las últimas vueltas. Si ve que puede ganar, lo intenta. Pocas temporadas en MotoGP había tenido tan buenas oportunidades como este año. Si debe luchar por el podio o por un sexto puesto, lo hace, sin perder la cabeza. Lo más importante es sumar. Quizá, por eso, por esa manera tan madura y sensata de entender las carreras no acumula más que cinco victorias en MotoGP (una, el año pasado y las cuatro de este curso); quizá, por eso mismo, ha recuperado el liderato y se presenta como un firme candidato al título. En un campeonato con tantos altibajos no hay nada como la experiencia. Y mantener la calma. Y en eso, no hay nadie como Dovi.
El piloto italiano se impuso en Silverstone en una carrera muy igualada —tanto que pasó desapercibido el mejor Lorenzo desde Jerez, quinto—, que tuvo muchos protagonistas y que asistió a un cambio en el liderato del Mundial después de que Marc Márquez viera como su Honda le dejaba tirado en plena carrera. Perseguía precisamente a Dovizioso cuando, erguido, encima de su moto, sintió como algo se rompía. Era el motor de su RC213V, que soltó una visible humareda. El español se percató y rápidamente se apartó de la trazada. Vio el final de la prueba por la tele.
Otro de los nombres propios de este gran premio de Gran Bretaña fue el de Valentino Rossi, 300 carreras en la categoría reina. Récord que celebraría con un podio. Aunque, por momentos, pareció que protagonizaba una escapada, impropia de él, tan amante de la batalla: su Yamaha fue capaz de rodar medio segundo más rápido en los primeros dos giros que la de su compañero, Viñales, también que la Honda de Márquez, que salía de la pole, o que la Ducati de Dovizioso. Se distanció un segundo. Pero el empeño de estos tres pilotos fue reduciendo las distancias poco a poco. Después de diez giros, la mitad de la carrera, ya lo tenían a medio segundo. Pero, entonces, empezaron a pelearse por liderar la caza: Márquez no quería dejar escapar a Dovizioso, el hombre del día, lo sabía. Y se produjo un baile de adelantamientos: maniobras limpias, bellas, e inútiles, al final. Pues permitieron a Rossi recuperar la ventaja que había perdido.
La rotura de motor de Márquez pareció un aviso. Quedaban siete vueltas, así que había que evitar perder a Rossi. Lo tenía difícil el italiano, que había comenzado a bajar su ritmo al cabo de once vueltas. Los avances en electrónica en los que trabajó en el test de Misano no parecían suficientes para hacer trabajar bien la goma trasera, que, con el desgaste de la carrera, empezaba a empeorar su rendimiento. Salir de las curvas podía convertirse en un suplicio. Quizá por eso su compañero de equipo arriesgó y escogió la goma blanda, como hicieron apenas otros tres pilotos, ninguno de sus rivales. La estrategia de Viñales se advirtió acertada cuando, en las últimas vueltas se le vio rodar más de medio segundo más rápido que aquel, que sufría para hacer dos vueltas iguales. Nada que ver con el inicio de la prueba, perfecta su trazada.
Todo lo vio Dovizioso, que se colocó a una décima de Rossi cuando todavía quedaban seis vueltas. Y ahí aguantó. Un giro. Y otro. Es importante entender los puntos débiles del rival. Y a tres vueltas del final le adelantó en la frenada de la curva siete, al final de la recta más larga de Silverstone. No recibió respuesta. No podía esta vez dar la réplica el de Yamaha. Al final de esa misma vuelta le adelantaría también Viñales, que logró acercarse muchísimo a la Ducati, pero no encontró hueco alguno por donde pasar. Lo tenía todo bien calculado Dovi, el nuevo líder.
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