“Sigo soñando en que voy a seguir más o menos el mismo ritmo”
Edurne Pasaban, la primera mujer en escalar los 14 ochomiles, se enfrenta al reto de compaginar maternidad y alpinismo
Hace unas semanas me encontré a Edurne Pasaban en la presentación de su línea de ropa deportiva y de montaña que Haglöfs realizó en Madrid. Nada más verla me dio la sensación que había perdido un poco la forma, que me perdone la interesada cuando lea estas líneas, pero en cuanto se puso de perfil me di cuenta de que lo que le pasaba es que estaba en estado de buena esperanza. “Adiós a la montaña”, pensé. Así que después de la presentación de chaquetas y pantalones deportivos para mujer, que realizó con mucho entusiasmo, me acerqué a ella, para preguntarle cómo veía su futuro en la montaña después del embarazo. Me sorprendió su ilusión y su deseo de no aflojar en el alpinismo y, además, su disposición a realizar viajes con los más profanos para enseñarnos el mundo de la montaña, lo que me resultó incluso mucho más interesante. Aquí les dejo la entrevista.
- P. En la presentación de tu línea deportiva Haglöfs nos dijiste que te apuntaste de jovencita a la escuela de montañismo porque “el monitor estaba cañón” más que por afición a la montaña ¿Qué te hizo redirigir tus intereses de un “tío macizo” a un macizo geológico?
- R. Pues sí, nos apuntamos con 14 años que en realidad solo pensábamos en chicos y no en la montaña, pero en seguida se nos pasó lo del chico, además a mí cuando no me hacen caso adiós muy buenas. Encontré en la montaña una forma de expresarme mejor, yo era una niña muy tímida, si mis amigas no se hubiesen apuntado a aquel curso de escalada para estar cerca de aquel chico, yo no me hubiese apuntado nunca. Entonces encontré en la montaña gente mayor que yo, gente con la que me podía comunicar bien, con la que podía viajar mucho. Mi madre dice que ahí hubo un cambio y empecé a tener más relación con la gente, a comunicarme más, a tener más amigos y esto es lo que me enganchó de la montaña. Me sentía cómoda.
- P. ¿Recuerdas el momento en el que te diste cuenta de que lo tuyo iba a ser el montañismo a nivel profesional?
- R. Esto fue mucho más tarde. Yo recuerdo que fui haciendo montañas, a los 15 ya me fui a los Alpes a hacer el Mont Blanc con el club, pero a los 18 años, y esto nunca se me olvidará, me fui con un grupo a escalar en Ecuador el Chimborazo, que es una montaña de unos seis mil metros (volcán de 6.263 metros), y me acuerdo en el grupo un señor que ahora no me acuerdo su nombre me dijo “tu algún día escalaras un 8000”. Y claro, aquello se me quedo grabado, porque tú tienes 18 años que sueñas con las grandes montañas, que nunca has ido al Himalaya, y que una persona mayor que tú, que es un referente te diga eso, pues me marcó, “ojalá” pensé. Y años atrás empecé a ir al Himalaya a hacer expediciones, pero profesionalmente no me veía entonces. Más que nada porque era consciente de que era un deporte muy minoritario y profesionalmente era muy difícil. Mi vida si empezó a cambiar cuando empecé a trabajar con Al Filo de lo Imposible en ese aspecto.
- P. ¿La primera montaña es la que más se queda grabada en la memoria? ¿Cuál fue?
- R. El Mont Blanc, con 15 años subir la montaña con un grupo de chicos que eran mayores que tú, fue un gran paso, allí sí que empecé a darme cuenta de que se me daba bastante bien y que me gustaba y me sentaba bien.
- P. ¿Qué hace uno cuando alcanza la cima del Everest? ¿Se puede tomar una cerveza?
- R. Pues la verdad es un poco “hala venga para bajo”, yo me acuerdo que es un poco decepcionante porque el Everest es el primer 8000, la más alta de la tierra, y yo me había hecho mi película, creo que vemos demasiado cine Hollywood, tipo voy a llegar a allí, voy a gritar, me voy a abrazar voy a llorar, te haces realmente la película que luego que cuando estas allí nunca pasa, porque en realidad nada más llegar todos son prisas por sacar la foto, que nos tenemos que ir para abajo, que hay que llegar al campamento 4, fue una sensación agridulce de hacer la cumbre del Everest pero de tener que salir pitando enseguida de allí.
Cuando llegamos al campo base si nos tomamos una cerveza, arriba en la cumbre se congela seguro.
- P. ¿Es verdad que en el campamento base del Everest todo es juerga, música y desenfreno, o estáis preparando y planificando en tensión mirando hacia arriba a ver si se abre una ventana?
- R. Ya sería guay que se dieran esas fiestukis que se ven en las películas, que todo el mundo está bebiendo. Pero la gente está muy concentrada en la preparación, hay mucho nerviosismo, sí que puedes compartir una comida con otro grupo, pero es una comida y ya está. Pero no son fiestas, si alguien va al campo base esperando ambiente fiestero ya le digo yo que no es así.
- P. ¿En alguna ascensión a alguno de tus 14 ochomiles te dijiste “por esta zona es imposible que pasemos”, y luego pasasteis?
- R. Si nos ha pasado, estando en el K2 en el 2004, el K2 tiene una parte muy complicada a unos ocho mil cuatrocientos metros el día que atacas la cumbre, el lugar se le llama “cuello de botella”, es un sitio bastante técnico. Yo me acuerdo en el 2004, había 3 años que nadie pasaba por allí porque era muy complicado y la gente se daba la vuelta, cuando llegamos sobre las 5:30 de la mañana y pensar “yo de aquí no paso fijo”, una pared de hielo para escalar, para escalar en hielo vertical, que si ya es difícil en el Pirineo a 2000 metros imagínate a 8400. Ahí hubo un momento de bloqueo de decir “de aquí no pasamos”, y otro equipo italiano que había pensó lo mismo, pero una persona de nuestro equipo español de al filo, que era Mikel Zabalza, que dijo “bueno vamos a probar, vamos a tirar” y aquello que pensamos que nunca íbamos a pasar, Mikel puso una cuerda allí de unos cuantos metros y aquel día pasamos y unas veinte personas hicimos cumbre en el K2 después de varios años que la gente no llegaba la cumbre.
- P. ¿Tienes alguna anécdota que contarnos en la que prometiste construir iglesias y catedrales si Dios te sacaba de allí? ¿Y alguna anécdota divertida?
- R. Una promesa así no hice, igual mi madre sí de ir en peregrinación a algún sitio pero yo no. Pero sí que me he visto en sitios apurados en los que si me preguntas “eres creyentes, pides a Dios, o a Buda o a quien sea”, sí que hubiese echado mano. Pero sí, me he criado en un entorno religioso y en cada expedición que iba mi abuela me regalaba una estampita de un santo, y siempre diferente, no sabía que había tantos santos, al final tengo 25 expediciones, pues 25 santos y vírgenes, y siempre me las llevaba dentro de la mochila “si mi abuela me ha dado esto yo lo llevo por si acaso”. Pero luego es verdad que si le estás viendo las orejas al lobo, estás mal o no puedes bajar, estas cosas, algo pides…no sé si a Dios o a ti mismo, pero si pides “por favor, sácame de aquí”
Y aventuras divertidas...seguro que tengo muchas, aunque igual eran complicadas y cuando pasan lo ves desde otro punto de vista y parecen hasta divertidas, pero ahora no caigo.
- P. ¿Qué parte de tu equipación es imprescindible en todas tus expediciones? ¿Puedes recomendarnos algún producto que siempre nos va a ser útil en la montaña?
- R. Hay cosas que son importantes en una expedición, para mí una de las cosas muy importantes son los calcetines, cuando tengo que ir a atacar la cumbre, siempre utilizo unos calcetines nuevos, sin limpiar ni nada, a estrenar ¿Por qué? Porque la final la lana si la has limpiado muchas veces se gasta, y las fibras son complicadas. Así que para mí lo que no me puede faltar son calcetines nuevos, esto fijo. Y luego utilizamos toda la gama de chaquetas de plumas que es importante.
Esto es para montañas de 8000 metros, pero para ir a la montaña yo nunca salgo de casa sin la chaqueta de Goretex, para todo el mundo. La chaqueta de Goretex es un paraviento, te sirve para cuando hace frío o va a llover. Y esto incluso en verano, porque en la montaña puede cambiar el tiempo de forma muy rápida, entonces un gore, que hoy en día ha evolucionado tanto, antes llevabas una chaqueta de Goretex de 3 capas y te ocupaba media mochila, pero ahora hay chaquetas de Goretex que dobladas ocupan la mano. Es imprescindible para llevar en la mochila.
- P. Después de tus 14 ochomiles das conferencias y cursos a de liderazgo empresas ¿Cómo puede el deporte de la montaña formar un carácter para dirigir un negocio, una empresa o la propia vida personal?
- R. Siempre me pasa cuando voy a dar conferencias que veo gente con la expresión “Esta chica escala montañas qué nos va a contar, qué se puede aprender de ella”, pero al final hay mucho paralelismo entre el mundo de la montaña y una persona que está liderando un proyecto empresarial, porque en ambos casos hay un equipo que tiene el mismo objetivo, un objetivo común, y trabajamos para conseguirlo, y más o menos las reglas son las mimas.
- P. En breve vas a ser mamá ¿Niño o niña? ¿Cómo crees que va a cambiar tu nueva faceta tu carrera en la montaña?
- R. Es un niño. Pero no sé cómo va a cambiar las cosas, porque llevo dos meses comiéndome la cabeza con esto y no sé. A priori no quiero que cambie, mi plan de vida es que no cambie mucho, pero esto no lo puedes saber hasta que no tenga un bebé en brazos, y yo nunca he sido madre, y que cosas pueden pasar, pero es verdad que estoy mirando planes para el 2018. Yo sigo soñando en que voy a seguir más o menos el mismo ritmo. Aunque amigas mías, grandes escaladoras que han sido madre me dicen “yo sigo escalando pero no estoy fuera de casa más de 15 días, porque no puedo, me agobio”, y claro si te lo dice alguien que es la bomba en el alpinismo pues imagínate.
- P. ¿Es verdad que podemos acompañarte en algún viaje? ¿Si montamos uno en Adrenalina tú nos guías?
- R. Si tengo una agencia de viajes especializada, con el objetivo de poder ir con la gente de mi mano y enseñar, no los 8000, si no los lugares que más me han gustado a mí, los sitios que yo he vivido. Bueno yo encantada de guiar un trekking organizado por Adrenalina, me avisáis.
- P. ¿Qué destino en España y en el resto del mundo elegirías para esta expedición?
- R. En España hay un montón de sitios, es que España para el mundo de la montaña es un paraíso, increíble, yo tiro para el Pirineo porque es donde yo vivo, y el Parque Nacional de Aigüestortes es una pasada, para hacer un senderismo en verano.
Y del mundo iría a cualquier sitio, pero yo amo Nepal. Yo tengo que ir un par de veces al año allí, es una mezcla de montaña y cultura, y la forma de ser de la gente que hace que te enamores del lugar.
- P. Y por último ¿Qué consejo puedes dar al lector de Adrenalina para iniciarse en la montaña?
- R. Que nada es imposible, hay que encontrar gente para aprender, yo en esto he sido muy afortunada porque me he encontrado con gente que me ha enseñado mucho, y al final hay que ir con personas que tengan mucha experiencia, porque la montaña está ahí y parece que cualquiera puede ir, y así es, pero es un medio natural que no se controla la 100 % y entonces aprender de los que saben es muy importante.
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