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El fútbol vuelve a Argentina

Los jugadores ponen fin a un mes de huelga por las deudas y regresa la competición en medio de un gran caos institucional

El líder del gremio de futbolistas, Sergio Marchi, junto a los jugadores Maximiliano Rodríguez, Fernando Gago y Sebastián Domínguez.
El líder del gremio de futbolistas, Sergio Marchi, junto a los jugadores Maximiliano Rodríguez, Fernando Gago y Sebastián Domínguez.Télam

Vuelve a rodar la pelota en Argentina. Los jugadores pusieron fin a una huelga de un mes y este jueves Vélez Sarsfield recibe en su estadio a Estudiantes de La Plata en la jornada 15 de una Liga (de 30 equipos) que tiene como líder a Boca Juniors y que parece no terminar nunca. El campeonato debía comenzar el 5 de febrero, tras el parón de verano, pero la huelga por salarios atrasados y una eterna pelea entre los dirigentes de los clubes que se disputan, entre otras cosas, la presidencia de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), puso la pasión en el congelador. La llegada del presidente Mauricio Macri supuso el fin del dinero público. El Gobierno canceló el contrato por el que el Estado financiaba la retransmisión de los partidos, el Fútbol Para Todos (FPT), y pagó 19,4 millones de dólares como resarcimiento. La AFA, entonces, tuvo que buscar recursos de donde fuera para retomar la actividad y pagar los salarios adeudados, algunos desde noviembre de 2016. En el futuro el dinero vendrá de la venta de los derechos de televisión, por el que pugan tres cadenas internacionales. Pero mientras tanto han salido al rescate la petrolera Axxion, patrocinador del torneo, con 630.000 dólares, y el grupo Trisa, que televisa la segunda y tercera división, con casi tres millones de dólares.

Los nombres de la AFA

Marcelo Tinelli: Es el conductor de televisión más famoso de Argentina. Hombre clave en la negociación con las cadenas televisivas, debe definir ahora si se presenta nuevamente como candidato a presidente de la AFA. Apoya la creación de la Superliga junto a Rodolfo D'Onofrio, presidente de River Plate.
Claudio Tapia: Es el presidente del humilde club Barracas Central y la cara del fútbol de ascenso en todo este conflicto. Con el apoyo del presidente de Boca Juniors, Daniel Angelici, y el de Independiente, el histórico gremialista Hugo Moyano, presentó su candidatura de cara a las elecciones presidenciales de la AFA.
Alejandro Marón: Abogado de 44 años, presidió el Club Lanús en tres oportunidades con una gestión elogiada. Integra la cámara de resolución de disputas en la FIFA y es asesor jurídico en la Conmebol, cargos a los que deberá renunciar si se concreta el deseo de muchos, incluido el gobierno nacional: que gobierne la AFA, ahora o dentro de unos meses.
Armando Pérez: Es el actual presidente de la Comisión Normalizadora y, hasta ahora, no ha manifestado deseos de continuar en la AFA cuando se elija a un nuevo presidente. "Estoy bastante cansado. Me da vergüenza que no podamos ser claros, que no hagamos las cosas bien y que no las tengamos razonadas y estudiadas a las determinaciones que pretendemos adoptar. Es una batalla de todos contra todos", dijo.

Resulta complejo explicar la realidad del fútbol argentino sin comenzar por dos datos clave que se complementaron durante años. El primero dice que casi la totalidad de los clubes son administrados bajo la figura de asociaciones civiles sin fines de lucro, algo demasiado peculiar en un mundo -el de la pelota- regido por las sociedades anónimas. Esto impidió que las instituciones generen recursos propios, y dependan en extremo de ingresos coyunturales como los derechos de televisión de los partidos o la venta de jugadores. Esa sangría posterga a la liga argentina en comparación con las más importantes del mundo y hace que muchos ya se manifiesten a favor de la privatización de los clubes. Hasta que el kirchnerismo no implementó el programa FPT, que le costaba al Estado 125 millones de dólares al año, o cada vez que el semillero no lanzó un nuevo valor, siempre estuvo Julio Grondona, mandamás de la AFA durante 35 años (hasta su muerte en julio de 2014) y la otra punta del ovillo en este entuerto. Su importancia quedó reflejada el 3 de diciembre 2015, en ocasión de las elecciones que tenían que encontrar a su sucesor y que terminó en un bochorno histórico, con un escrutinio final empatado en 38 sufragios para 75 asambleístas.

La metodología de Grondona en la AFA elevó a cifras siderales las deudas de los clubes -sobre todo la de los más chicos-, y hoy es investigada por la justicia federal. La administración del dinero que enviaba el Gobierno estuvo siempre sometido a su criterio, sin ningún tipo de auditoría por parte del Estado. Aquellos clubes ahogados por las deudas pedían a la institución adelantos de dinero que eran pagados con cheques a 30, 60 o 90 días. La AFA sugería cambiar esos pagarés en una financiera llamada Alhec, que tendría vínculos con el propio Grondona, y se quedaba con una comisión del 12% anual en dólares. Así fue cómo el fútbol argentino se transformó en una mesa de dinero que deglutió fondos del erario público de forma discrecional.

La muerte de Grondona y la victoria electoral de Macri cambiaron el panorama y la clase dirigente -como suele suceder en todos los aspectos en Argentina- todavía no ha demostrado tener la aptitud para resolver semejante encrucijada. En medio del entuerto, la FIFA decidió una intervención de la AFA que, aún con algunas irregularidades, llevó un poco de disciplina a una institución gobernada por el desorden. La liga, el recurso generador de dinero que le queda a los clubes, vuelve a disputarse, aunque todavía se adeudan los sueldos de enero y febrero -que serían cancelados con el dinero que pondrían Fox/Turner, Espn o Mediapro al firmar el contrato para transmitir la próxima liga, con fecha estimada en agosto-. Con el cambio, los aficionados pasarán a pagar cerca de 100 dólares por mes para ver la liga que antes veían en forma gratuita. Por otra parte, la FIFA estableció el 28 de abril como la fecha indicada para realizar las elecciones y elegir por fin un presidente, aunque no es extraño que sean postergadas una vez más. Si esto ocurre, se renovará la frustración en un país donde la pelota siempre gira para volver al mismo lugar en el que estaba.

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