Las barras bravas provocan otra dimisión en el fútbol argentino
El presidente de Temperley, de la Primera División, renuncia a su cargo por presiones
“Este es un mensaje de despedida para todos los hinchas del Cele. Lo estuve pensando varios días y hablando con gente que me quiere y he tomado la decisión de dar un paso al costado en mi cargo de Presidente del Club”. Con esas palabras arranca la carta abierta que Hernán Lewin publicó en su cuenta de Facebook. El hasta ahora presidente de Temperley, club que milita en la Primera División y que el pasado domingo cayó goleado por Boca, ha sorprendido con su decisión de renunciar al máximo cargo del club y destapó una interna con la barra brava que había pasado desapercibida para muchos. “Más allá de la tristeza que siento mientras estoy escribiendo estas líneas, creo que es lo mas saludable para el futuro de Temperley”, escribió.
La última vez que renunció un presidente del gasolero, como se conoce al humilde club del sur de la Provincia de Buenos Aires, fue en 2012, aunque el contexto fue bien diferente. Una cámara oculta reveló que Antonio Morrone, padre del expresidente Mauro Morrone le ofreció dinero a la barra brava para que golpeara a socios que eran críticos de la gestión de su hijo. Aquella dimisión le dio el sillón a Lewin, que venía de trabajar en el baloncesto del club, pero también dotó de poder al Topo, quien por esos días era el capo de la barra. Temperley, que estaba a 3 puntos de caer en la cuarta división -la Primera C Metropolitana-, protagonizó una recuperación histórica con el nuevo presidente al mando y la lista de unidad consensuada que lo apoyaba. Enseguida vinieron los éxitos deportivos: ascenso a la B Nacional (la segunda división) y a Primera.
Un nuevo problema comenzó hace un año, cuando el Payaso, otro de los líderes de la barra, salió de la cárcel. Allí comienza una interna con el Topo hasta que hace unas semanas una balacera impactó contra el frente de su casa. El Topo desaparece en forma automática de la escena y el exconvicto agarra la conducción con los mismos lugartenientes que estaban antes. El nuevo líder, prófugo de la justicia por otra causa y con prohibición de ir a la cancha maneja las cosas desde fuera, pero eso no le impidió incrementar la presión sobre el presidente Lewin y la comisión directiva. Un allegado a la presidencia confió a EL PAÍS que los barras exigían “dinero, negocios que no existen y hasta viajes al mundial de Rusia a pesar de que Argentina todavía no clasificó”. Esas presiones son las que motivaron a Lewin a renunciar. La gota que rebalsó el vaso se dio en el partido con Independiente, cuando la barra ejerció como mecanismo de presión la posible suspensión del partido, al colgarse del alambrado perimetral, algo que está prohibido en Argentina. Al finaliza el partido, Lewin tuvo que irse custodiado del estadio por la policía.
“Algunos pensaran que no soy valiente, los que me conocen saben que no es así, que fui un luchador toda mi vida y me enfrente en mil batallas, la ultima duro 10 años y la ganamos juntos con mi hijo Laureano, desde ese día, elijo sólo las batallas que tienen sentido”, dice el escrito que acompaña una foto de su hijo y otros niños vestidos de celeste y alentando al equipo. “La foto que elegí de despedida, tiene que ver con mis ideales y valores, con lo que soñé para Temperley y lo que deseo que nadie rompa. Esta es la nueva generación que logró estos años de gestión, quedó demostrado que con trabajo y honestidad, pudimos cumplir muchísimos sueños. La mayoría conoce mi historia, cuando llegué al club yo no era hincha de Temperley, ni siquiera era del barrio, hoy lo llevo marcado en el corazón y tatuado en la piel, gracias por dejarme ser parte de la familia, voy a estar por siempre agradecido con ustedes. Algunas veces, la mejor forma de torcer el destino, es caminar derecho”, finaliza.
Este miércoles las peñas del club se reunieron para respaldar a la Comisión Directiva y el viernes, antes del partido con Olimpo correspondiente a la fecha 9 de la liga argentina desfilarán en el campo de juego con una leyenda en contra de la violencia. Así y todo saben que es difícil convencer a Lewin de que se quede y de batalla a los violentos.
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