El futbolista mexicano que se opuso al grito de “puto”
Ulises Briceño, delantero de Venados de la segunda división, pidió dejar de insultar a los porteros
Ulises Briceño lo tenía bien planeado. El delantero del club Venados, de la segunda división de México, saldría a la cancha sin el brazalete de capitán, pero actuaría como uno. Aguardó a que terminara de sonar el himno de la liga y luego a que una mujer hablara sobre la prevención del cáncer de mama. Acto seguido Briceño tomó el micrófono, dio seis pasos al frente y se encaró con su afición. El zaguero, de 23 años, pidió a los suyos que dejaran de gritarle "puto" al portero rival en cada saque de meta.
“Juntos hagamos un compromiso: paremos en este estadio el ‘¡eh puto!’ y respetemos a nuestros porteros rivales. Se lo pido y vamos con todo. Repito: paremos el ‘¡eh puto!”, dijo Briceño. Venados jugaba ese día contra los Lobos de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP). El público del estadio Carlos Iturralde Rivero, en Mérida, Yucatán, sobre el Golfo de México, le aplaudió en su mayoría. También hubo algunos abucheos.
La FIFA ha sancionado a la Federación Mexicana de Fútbol cuatro veces por este cántico al considerarlo homofóbico y discriminatorio. El debate se agravó durante la Copa Mundial de Brasil 2014: En los partidos de México, los aficionados sofocaron a los guardametas rivales. En ese entonces, el Comité Disciplinario consideró que no era para tanto. Un par de años después, el máximo organismo reculó y empezó con las multas.
La mejor manera de hacer una campaña para erradicar el "ehhh puto" Ulices Briceño capitán de @venadosfc pic.twitter.com/VHUC1NmilY
— LUIS CASTILLO (@mluiscastillo) October 16, 2016
"El primer tiempo fue muy agradable", dice Briceño. La afición se plegó a la petición del delantero y respetó al portero rival. En el segundo tiempo, ya con las copas encima, los aficionados volvieron a gritar.
Briceño cuenta que su entrenador, José Luis Sánchez, mejor conocido como El Chelís, le alentó a que hablara con la afición. "Me pidió que fuera su representante, me dijo que lo hiciera con mi personalidad. Me eligió por ser de Yucatán, además llevo dos años y medio en el club. Tenía que hacerlo alguien de casa", dice el ariete mexicano.
El guardameta rival, Luis Michel, le agradeció el gesto. El árbitro, Jesús Bisguerra, le dijo: "Oye, güey ¡qué chingón fuiste al hacer eso, porque son muy pocos los que se atreven a hacerlo. Esperemos que funcione", recuerda Briceño. El presidente de la liga mexicana, Enrique Bonilla, calificó de "muy noble" su gesto.
No hay certeza sobre el origen del ¡Eh puto! en los estadios mexicanos. Algunos aseguran que proviene del fútbol americano infantil en Monterrey, al norte del país. Otros que en el año 2000, los hinchas de los Rayados de fútbol, también de Monterrey, lo adoptaron y se extendió a Jalisco. De ahí pasó a cada estadio del país, de Tijuana a Tuxtla Gutiérrez (Chiapas). La palabra puto es una forma despectiva de referirse a los homosexuales en México.
En enero de este año la FIFA concretó sus amenazas y multó por primera vez a la Federación Mexicana de Fútbol por el cántico. La sanción fue de 20.000 dólares. El máximo organismo del fútbol mundial consideraba que sus pares en México no habían hecho lo suficiente por evitarlo. Dos meses después, la federación difundió la campaña Abrazados por el fútbol, con el propósito de eliminar cualquier rastro de discriminación, violencia física y verbal, pero sin hablar explícitamente del grito.
Ante el nulo efecto en la afición, la FIFA volvió a sancionar. Los dirigentes del fútbol mexicano promovieron entonces un vídeo en el que los principales guardametas de la selección, Guillermo Ochoa, Jesús Corona y Alfredo Talavera, pidieron acabar con el grito. A inicios de octubre, la FIFA sancionó de nuevo a la federación, ahora con 600.00 pesos (30.000 dólares). El ¡eh puto! no abandonaba los estadios.
Si la federación no reconduce la situación, México podría incluso perder puntos en las clasificatorias del mundial de Rusia. "Ya es tiempo de que cada club alce el micrófono para cambiar nuestra cultura. Hay que tratar de pararlo. No queremos que nos clausuren algo de lo más bonito del fútbol mexicano, el estadio Azteca", pide Ulises Briceño.
Los Venados de Mérida ganaron 5-1 a los Lobos BUAP, el último gol fue de Briceño, ese al que le colmó la paciencia el grito con tintes homofóbicos.
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