Brasil destituye a Dunga
El seleccionador no ha conseguido sobrevivir al fracaso en la Copa América
Dunga ya es historia, otra vez, en la selección brasileña. Tras horas de rumores, el técnico fue destituido este martes en una reunión en la sede de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) con el presidente de la organización, Marco Polo Del Nerón. El sustituto será, previsiblemente, Tite, actualmente entrenador del Corinthians. Según la cadena Sportv, este también liderará la selección olímpica que disputa los Juegos de Río este agosto.
Dunga, de 52 años, no ha conseguido sobrevivir al fracaso de la selección brasileña en la Copa América. Brasil fue eliminada en la fase de grupos del torneo después de empatar con Ecuador (0-0), ganar a Haití (7-1) y ser derrotada por Perú con un gol ilegal marcado con la mano. “No tengo miedo al despido”, dijo Dunga tras el partido, cuando se despido empezaba a cobrar fuerza. Fue la segunda vez en la historia que la selección cayó en la primera fase de la competición. Y una nueva decepción en competición, después de la humillante derrota en las semifinales del Mundial de 2014 (7-1 contra Alemania) y de la derrota en cuartos de la pasada Copa América. Por si fuera poco, Brasil corre el riesgo de quedarse fuera del Mundial de 2018, ya que ahora ocupa la sexta posición en las eliminatorias sudamericanas, con 9 puntos, fuera de los cuatro puestos (dentro de una liguilla de 10 equipos) que dan acceso directo a la cita, y del quinto que supone la repesca.
En esta segunda etapa al frente de la selección —después del ciclo entre 2006 y 2010—, Dunga dirigió 13 partidos oficiales con Brasil, de los que solo ganó cinco. Otros cinco fueron empates, por tres derrotas.
El técnico llegó a la selección en julio de 2014, de nuevo como solución a la crisis. En su anterior etapa conquistó la Copa América de 2007 y la Copa Confederaciones de 2009, pero no superó la eliminación contra Holanda en cuartos de final del Mundial de 2010.
Las cifras de una debacle futbolística
En su primera etapa, de 2006 a 2010, Dunga sumó 37 victorias, 11 empates y seis derrotas. Bajo su dirección la selección brasileña no pasó de los cuartos de final de la Copa América disputada en Chile en 2015.
En esta edición, por primera vez en 29 años, quedó eliminada en la primera ronda, después de un empate polémico frente a Perú.
“Fondo del pozo”. El titular de este lunes del Estado de São Paulo, uno de los periódicos más importantes de Brasil, era el retrato perfecto de la situación actual de la selección brasileña. Prensa y aficionados coinciden al afirmar que se trata del peor momento de la historia de Brasil dentro y fuera del campo. Dunga ha sido el primero en caer, pero no es el único señalado. Los dirigentes de la Confederación Brasileña de Fútbol, entidad que se ha visto implicada en diversos escándalos los últimos años, no han evitado las decepciones deportivas.
Mientras una parte de la prensa internacional hablaba del gol con la mano que le dio la victoria a Perú, para los aficionados brasileños el verdadero escándalo fue el pésimo fútbol desplegado por la selección de Dunga. Como ante Ecuador, cuando un error arbitral (un balón que no salió por la línea de fondo en un centro) favoreció a la Canarinha y evitó su derrota.
La renovación después del 7-1 no ha dado resultados. Más todavía con la ausencia de Neymar, que ha optado por disputar los Juegos Olímicos y no disputó esta Copa América. De los convocados para jugar la Copa América, solo tres estuvieron en el Mundial de 2014: Hulk, Willian y Daniel Alves.
Después del sorteo para la Copa América, los periódicos destacaban la suerte que Brasil tuvo al caer en un grupo con Ecuador, Perú y Haití como rivales. Pero lo que no se podían imaginar estos optimistas era que, algunos meses más tarde, la selección de Dunga sería eliminada a las primeras de cambio. Ahora, lo que preocupa es salvar a algunos buenos jugadores y evitar que sean señalados por la afición, como sucedió en 2014. Si a día de hoy Brasil no cuenta con Thiago Silva, uno de los mejores centrales del mundo, es porque el capitán brasileño evidenció, en aquella competición, no tener el suficiente equilibrio emocional como para ponerse el brazalete de la selección. Ahora que el centro de la defensa ha fracasado, quizá sea el momento de convocar nuevamente a Thiago Silva. Y, sobre todo, de lanzarse en brazos de Neymar, la gran esperanza de un Brasil roto.
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