La madurez de Chicharito
El delantero mexicano ha sufrido para hacerse un hueco en Europa
Chicharito es un delantero al que no se le puede ver sin una sonrisa o sin anotar. En 10 años se ha consolidado como un jugador efectivo para el fútbol de México. Ha marcado 44 goles como seleccionado y está a tres tantos de superar a Jared Borgetti como el máximo artillero. Tras años de turbulencias y de ser suplente, ahora vive, a los 28 y ante esta Copa América, la plenitud de su carrera.
Para Javier Hernández el fútbol es un asunto familiar. Tomás Balcázar, su abuelo materno, fue ariete de las Chivas en la década de los cincuenta. Jugó en la selección y marcó un gol a Francia en el Mundial de Suiza 1954, una hazaña que repitió Chicharito 56 años después en Sudáfrica 2010. Su padre, Javier Hernández Gutiérrez, fue un referente en los Tecos y disputó el Mundial en 1986. Con él empezó el mote de Chícharo, debido a los ojos verdes y su 1,70 de estatura.
Pero la trayectoria del guisante heredero ha encontrado obstáculos que lo llevaron a considerar el retiro. Quedó excluido de la lista final de la selección mexicana sub-17 en 2005, cuando los juveniles ganaron su primer título mundial. Hernández vio desde la tribuna cómo se coronaba su generación, entre ellos Carlos Vela y Giovani Dos Santos. Un año después, con 18 años, debutó en la liga mexicana contra el Necaxa. Ingresó en los últimos minutos, recibió un balón en el área e hizo su primer gol. Pero poco importó para el cuerpo técnico del club, que lo marginó tres años.
Su familia mantuvo a flote su anhelo por triunfar. Llegó el 2009 y el entrenador Efraín Flores confió en él. Javier Hernández marcó tres goles en la Copa Libertadores y otros 11 más en la liga. En el 2010 terminó como líder de goles en el campeonato liguero con 10 tantos.
Su racha goleadora no pasó inadvertida y fue fichado por el Manchester United. Se unió a la lista de jugadores promesa del escocés Alex Ferguson: Ole Solskjaer, David Beckham, Diego Forlán y Cristiano Ronaldo. El experimentado entrenador no se equivocó. Chicharito fue parte de dos títulos de la Premier League y alcanzó 59 goles. No pudo hacer más tras la nula confianza de David Moyes y Louis van Gaal, sustitutos de Ferguson. Al mexicano se le ha achacado ser un delantero carente de habilidades para el control del balón y de ser un oportunista. “No cualquiera es un caza-goles. Hay que estar en el momento preciso para marcar. Hernández es ideal para eso", dice Miguel Piojo Herrera, exentrenador de México.
Brillo en Alemania
En 2014, Javier Hernández fue cedido al Real Madrid, dirigido por Carlo Ancelotti. Lo pasó mal porque su rol se basó en ser el suplente de Benzema. Marcó siete goles en la liga, uno en la Copa del Rey y uno más, de tintes idílicos, contra el Atlético de Madrid en los cuartos de final de la Champions. Chicharito se quedó lejos de los logros de su compatriota Hugo Sánchez.
El Bayer Leverkusen dispuso 13 millones de dólares por él. La confianza fue correspondida. En su segundo partido oficial convirtió su primer gol en la Champions contra el BATE. Necesitaba continuidad y el entrenador Roger Schmidt se la brindó. Chicharito terminó como goleador con 26 tantos, su mejor registro. Ahora llega a la Copa América Centenario en forma, tras marcar el gol de la victoria en el amistoso del miércoles contra Chile.
“Es un depredador del área, atraviesa su mejor momento y está en su madurez. Es un tipo que no baja los brazos”, dice Miguel Herrera. La afición mexicana tiene argumentos para confiar en Javier Hernández, su principal estandarte para ganar la Copa América, y él va por el título de máximo goleador mexicano, algo que Hugo Sánchez no acaparó.
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