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El zika no alarma en Brasil

El Gobierno y las autoridades sanitarias del país no ven mayores riesgos en celebrar los Juegos de Río

Lorena Aires, en los Iberoamericanos de Río.Foto: atlas | Vídeo: CHRISTOPHE SIMON / AFP

A falta de dos meses para el comienzo de los Juegos Olímpicos, Brasil sigue inamovible. El Gobierno afirma que no hay ninguna razón para posponer o trasladar la sede del evento de Río debido al virus del zika y descarta que la enfermedad, que circula con fuerza por el país desde el año pasado, presente mayores riesgos.

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Esta semana, un grupo de más de 170 científicos hizo un llamamiento para postergar o cambiar los Juegos de ubicación. Temen que la concentración de personas de diversas partes del mundo pueda ayudar a propagar el virus por los países donde circulan los mosquitos Aedes aegypti, los principales transmisores del zika y también del dengue y el chikunguña. Algunos atletas también se han manifestado. El jugador de baloncesto español Pau Gasol, en un artículo en EL PAÍS, expresó su preocupación de que los Juegos se conviertan en una “pesadilla para la salud”.

“El riesgo de que la enfermedad se extienda a otros países en los Juegos Olímpicos es real; pero tenemos que tener en cuenta que el virus ya está muy extendido en América Latina y muchas personas de otras partes hacen viajes frecuentes al Caribe, por ejemplo. No se recomienda aplazar viajes en este momento”, replica el epidemiólogo y consultor de la Sociedad Brasileña de Dengue y Arbovirosis, André Ricardo Ribas Freitas.

Hasta el ejército salió a la calle para ayudar a erradicar el mosquito

Con el respaldo de expertos de Brasil y de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Gobierno brasileño busca reducir al mínimo las preocupaciones y asegura que la proliferación del mosquito Aedes aegypti será más baja en el país en el mes de agosto.

Agosto, más benévolo

La cantidad de datos sobre el zika es escasa, ya que no hay pruebas eficientes que puedan usarse como referencia a gran escala para la enfermedad. Por eso, se utiliza el dengue, una enfermedad más antigua, como parámetro para prever la contaminación del nuevo virus. En Brasil, el auge de casos de la enfermedad suele registrarse entre enero y abril. En esos meses de calor y lluvia se producen las condiciones ideales para la reproducción del mosquito, que necesita agua limpia y estancada. Agosto, el mes de los Juegos Olímpicos, es más seco.

“La serie histórica de casos de dengue nos muestra que, en el período en el que se celebrarán los Juegos solemos tener la menor cantidad de casos”, explica Wanderson Oliveira, coordinador general de Vigilancia y Respuesta a las Emergencias en Salud Pública del Gobierno de Brasil. “Todas las acciones acordadas por parte del Gobierno están en marcha y la lucha contra los mosquitos se ha intensificado en todo el país, especialmente en Río y en las áreas olímpicas”, afirma.

En enero de este año, hasta el ejército salió a la calle para ayudar a erradicar el mosquito. Sin embargo, tan solo en abril de este año Río de Janeiro registró un 115% más de casos de dengue que en el mismo mes del año pasado y un 2.815% más que en abril de 2014. Un total de 7.230 personas enfermaron, una señal de que el Aedes aegypti todavía volaba con bastante libertad. Sin embargo, los datos de mayo comienzan a traer alivio: el número registrado muestra una caída a 1.131 casos.

Brasil confirmó la transmisión del virus del Zika en abril de 2015, pero solo hacia finales de año se desencadenó una ola de pánico. Ello ocurrió en octubre, cuando comenzaron a aparecer los primeros casos de bebés que nacieron con microcefalia, es decir, con la cabeza más pequeña de lo normal, acompañada por graves malformaciones cerebrales. Siete meses después del inicio de la conmoción nacional debido a las consecuencias de las enfermedades transmitidas por el aedes aegypti, el zika comienza a mostrar que, a pesar de su gravedad, la situación no es tan alarmante como se había pensado. De los 7.623 casos sospechosos notificados entre octubre de 2015 y mayo de este año, casi un 40% (2.932) fueron descartados bien porque la microcefalia había sido mal detectada inicialmente o porque no había indicios de que hubiese sido causada por el zika.

Microcefalia

Ello puede indicar que la prevalencia de la microcefalia en los fetos de gestantes infectadas es más baja de lo que se imaginaba anteriormente. Es decir, la consecuencia más grave del virus no sería tan común como se había imaginado en el momento en el que comenzaron a surgir los casos. Todavía se están investigando 3.257 casos sospechosos y se han confirmado 1.434. Entre octubre de 2015 y febrero de este año nacieron 1,2 millones de niños en Brasil.

Sin embargo, hay pocos indicios que muestren cuál es la tasa de prevalencia de la microcefalia en la población de mujeres afectadas por el zika. Esto se debe a que la enfermedad es a menudo asintomática o se confunde con el dengue y el chikunguña y las pruebas que pueden detectarla aún no se realizan a gran escala. Sin embargo, un estudio realizado con un grupo de madres de Río de Janeiro demostró que, de 42 mujeres embarazadas infectadas por el virus del Zika, 12 tuvieron bebés con alguna alteración en su desarrollo (un 29%). Según Freitas, de la SBD-A, además de esa investigación, otros estudios realizados hasta el momento demuestran que entre un 1% y un 13% de las mujeres embarazadas que tuvieron la zika gestaron fetos con microcefalia.

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