La situación de Platini se debilita

La comisión de Ética de la FIFA es un órgano con dos comités, independiente y mudo. Como toda oficina de investigación interno de cualquier institución o empresa, está obligado a guardar secreto sobre las investigaciones que lleva a cabo, aunque no puede, evidentemente, evitar las filtraciones. Se sabe, por tanto, que tanto las actividades del presidente de la FIFA, Sepp Blatter, como las de su vicepresidente y presidente de la UEFA, Michel Platini, ya acusados por la fiscalía suiza de delitos de corrupción, están bajo la lupa de su comité de investigación, presidido por el suizo Cornel Borbely, heredero del dimitido norteamericano Michel García, cuya informe sobre la elección de Qatar para organizar el Mundial 2022 archivó el otro comité de la comisión Ética, el de decisión, presidido por el magistrado alemán Hans-Joachim Eckert. Es este juez muniqués quien en las próximas semanas deberá decidir si suspende a ambos dirigentes, lo que sería mortal para Platini.

Si la carrera político-deportiva de Blatter, de 79 años, tiene fecha de caducidad (el 26 de febrero próximo, fecha en la que el congreso extraordinario de la FIFA elegirá un nuevo presidente para el fútbol mundial), la del exfutbolista de la Juve y de la selección francesa, tres veces balón de oro en los años 80, debería dar un salto adelante justamente ese día, el último viernes del próximo febrero, pues ha anunciado que se presentará, y hasta hace unos días, gran favorito, a heredar el puesto de Blatter. El 26 de octubre es la fecha límite para presentar la candidatura.

La acusación contra Platini parte de los dos millones de francos suizos (1,8 millones de euros) que recibió de Blatter en febrero de 2011, fechas en las que la UEFA aceptó públicamente apoyar a Blatter para un cuarto mandato al frente de la FIFA al que, previamente, se había comprometido a no aspirar para dejar la puerta sucesoria abierta a Platini. Este se tuvo que conformar un mes después con ser reelegido al frente de la UEFA. A la opinión pública, a los presidente de las 209 federaciones nacionales de fútbol que hay en el mundo, a la fiscalía suiza, que podría lanzar una acusación penal, y al comité Ético, ante el que se ofreció para testificar voluntariamente, Platini ha explicado que los dos millones de francos son el sueldo que la FIFA le adeudaba por su trabajo, bajo contrato, como asesor de Blatter entre 1998 y 2002. La fiscalía sospecha, sin embargo, que se trata de un pago real por un empleo ficticio. Y los que conocen a Blatter no dudan en afirmar que la puesta en conocimiento de los fiscales de este pago es sencillamente la venganza del suizo contra su exprotegido porque este, Platini, exigió su dimisión el 28 de mayo, nada más desencadenarse la tormenta con la detención de nueve altos ejecutivos por decisión de la justicia norteamericana.