Colombia se mide a su recuerdo
La selección de Pékerman, tras el nefasto arranque ante Venezuela, buscará ante Brasil olvidar los fantasmas del Mundial del 94
Hay algo de España en esta Colombia noqueada en el primer asalto. De aquella furia presente en todas las quinielas y que no alcanzaba ni a la pedrea, sin duda. Al menos lo ha habido durante años. Ahora confían en que el parentesco se mantenga, con un cambio de época. Tras el batacazo ante Venezuela, muchos colombianos, periodistas, seguidores; en las redes sociales, por mensaje de móvil, en los diarios, se aferraban a una idea. “Acuérdense”, venían a decir tras la derrota, “España perdió el primer partido en Sudáfrica y salió campeona”.
Deseos aparte, Colombia se ha complicado la vida de forma supina, aún más tras el gol in extremis del brasileño Douglas Costa ante Perú. Solo le vale la victoria ante el cuadro de Dunga este miércoles. De lo contrario, tendrá que hacer números para ver de qué forma puede acabar como uno de los dos mejores terceros para poder meterse en cuartos de final. Una galimatías impensable antes de que arrancase el campeonato.
Las críticas tras la derrota ante la Vinotinto tuvieron objetivos claros: James, Cuadrado y Falcao la punta de lanza del combinado. Cerebros sin ideas y pólvora mojada. El capitán colombiano solo remató una vez a portería. Tampoco Bacca se libró, avalado por los 28 goles con el Sevilla en la temporada recién terminada. No disparó ni una vez a la meta de Baroja. “Tenemos que ser un poquito tolerantes”, sugirió el técnico colombiano, el argentino José Néstor Pékerman. “Ha sido una tarde en la que no encontramos ese juego habitual, y el rival tiene su mérito al saber cortar el circuito”, concedió.
El caso de James es ilustrativo. El 10 del Madrid, como si hubiese sido contagiado por el efecto Messi con la Argentina de antaño, no fue ni sombra de lo que ha sido en el conjunto blanco. En 90 minutos, dio 19 pases y erró 15, una efectividad del 56%. Colombia perdió 35 veces la posesión cuando el balón pasó por sus piernas. De cara a portería, solo consiguió disparar una vez a la meta de Baraja, otro tiro se le fue desviado y tres fueron interceptados por la defensa venezolana. Apenas recibió una falta y poco antes de terminar el encuentro hizo continuos gestos al banquillo señalándose el hombre, sin que el percance parezca ir a mayores. Un balance desolador para la gran esperanza colombiana.
La nefasta tarde de James fue propiciada por el combo de Rincón, Seijas y Rosales, con el que Sanvicente ganó la partida a su homólogo Pékerman. La resignación se instaló en el vestuario cafetero tras el partido. “Venezuela plantó un bloque defensivo fuerte, no dieron ventajas y no encontramos los espacios para hacer daño”, se lamentó Falcao. Cierto es que la Vinotinto, más solida en los últimos años, tiene cogida la medida a sus vecinos, que siempre les miran desde una atalaya pese a que las estadísticas no avalen esa superioridad. Pero la fe venezolana no parece justificación suficiente ante el renombre de la baraja de Pékerman. Se quiere mirar Colombia en el espejo de la España de Sudáfrica, aunque el riesgo de parecer la de Francia 98 está más próximo. O, sin ir más lejos, a ellos mismos en 1994, en el Mundial de Estados Unidos.
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