Bert Trautmann, de soldado nazi a leyenda del Manchester City
El portero alemán ganó la FA Cup de 1956 y obtuvo la Orden del Imperio Británico
Paracaidista nazi condecorado seis décadas después con la Orden del Imperio Británico. Portero que ganó la FA Cup de 1956 con el Manchester City jugando el cuarto de hora final con una vértebra rota, arriesgando inconscientemente su vida. Bert Trautmann murió ayer a los 89 años en la localidad castellonense de La Llosa, donde residía desde hacía dos décadas, después de haber sufrido dos ataques al corazón este año.
El guardameta alemán jugó 545 partidos con el Manchester City entre 1949 y 1964, con el que ganó la FA Cup de 1956, temporada en la que fue nombrado mejor jugador. Tras retirarse, se embarcó en una modesta carrera de entrenador con el Stockpot, inglés, y el Preussen Münster, alemán.
Trautmann nació en Bremen en 1923, cinco años después del final de la I Guerra Mundial. Cuando Hitler ascendió a la escena política apenas tenía 10 años y vivía de pedir en la calle y de los comedores comunitarios porque su padre no tenía trabajo. “Para mí, unirse a las juventudes hitlerianas era como una aventura porque a esa edad no tienes conciencia de ti mismo”, confesó en un documental emitido por Canal +. Tras estallar la II Guerra Mundial, en 1939, se alistó como voluntario. Lo quiso hacer como intérprete de morse, pero no pasó el examen y acabó siendo paracaidista en el frente ruso. “No te ofreces voluntario para matar gente”, aseguró, “lo haces para defender la tierra de tus padres. Cuando estás con el rifle o la ametralladora solo ves sombras en el horizonte y te defiendes”.
“No te ofreces voluntario para matar gente”, afirmó el exparacaidista
Trautmann se sentía un hombre muy afortunado por haber sobrevivido, algo que solo hicieron 90 de los 1.000 soldados de su regimiento. Ascendió a sargento y obtuvo cinco medallas, incluida la Cruz de Hierro. Los aliados le capturaron por tercera vez —las otras dos logró huir— cinco semanas antes del fin de la guerra, en 1945. Fue transportado a un campamento entre Liverpool y Manchester. Allí, un general escocés formó un equipo que jugaba contra unos ingleses aficionados. Trautmann, liberado después de tres años, rechazó una oferta de repatriación para quedarse en Inglaterra. Según confesó, las mujeres —fue virgen hasta los 23 años— fueron una de las razones de su decisión.
En 1948, uno de sus rivales en el campamento le fichó para el St Helens Town, un equipo regional. En septiembre del año siguiente le contrató el Manchester City para sustituir a Frank Swift, que había pasado 16 años en el club. Más de 20.000 personas salieron a la calle en Manchester, una ciudad con una importante comunidad judía, y amenazaron con boicotear al City: un paracaidista de la Luftwaffe, la aviación que había asediado Reino Unido en 1940, defendería la portería de su equipo.
“Siempre había algún maleducado que después de 15 años me seguía llamando nazi”, confesó. En la final de FA Cup de 1956 (3-1) ante el Birmingham dejó su huella eterna como deportista. A 17 minutos para el final, la rodilla de Peter Murphy, interior izquierda del Birmingham, le impactó en el cuello. Aunque se desmayó —en esa época no existían los cambios y acabó el partido sin poder girar la cabeza—, sus intervenciones salvaron el trofeo para el City. “Actué con el subconsciente. Era como jugar con niebla. No veía el balón, solo jugué”. Se rompió la segunda vertebra de la columna, y solo por haber quedado tapada por la tercera le salvó de la muerte.
En 2004 recibió en Berlín la Orden del Imperio Británico por mejorar las relaciones entre Reino Unido y Alemania en la posguerra. Bobby Charlton, leyenda del Manchester United, el eterno rival de los Citizens, le describió como “el mejor portero” al que se había enfrentado. No llegó a jugar con la República Federal de Alemania, campeona del mundo en 1954, porque solo seleccionaba jugadores formados en el país.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.