Artur Hazjer, icono del himalayismo
Fue uno de los actores más destacados del impresionante alpinismo polaco que en los años 80 barrió el Himalaya
Artur Hazjer (1962-2013) fue uno de los actores más destacados del impresionante alpinismo polaco que en los años 80 barrió el Himalaya, conquistando imposibles. Lo soportó todo, salvo la muerte de su amigo Jerzy Kukuzcka, su cordada, su álter ego. Fue en 1989 y significó el portazo a una década prodigiosa para el alpinismo polaco. En 2009, Hajzer se empeñó en recuperar para su país el esplender perdido, y en complicidad con su Gobierno lanzó un programa bautizado como Polish Winter Himalaya 2010-2015 cuyo objetivo pasaba por conquistar las primeras invernales de los ochomiles del Karakorum sin ascender hasta la fecha. Los éxitos llegaron enseguida: se logró las cumbres del Gasherbrum I (2010) y del Broad Peak (en 2013, esta vez con Krzysztof Wielicki como líder de expedición y con Hazjer en los despachos). Pocos días después de fallecer Hazjer (el pasado 7 de julio) a consecuencia de una caída, en el mismo Gasherbrum I, otro equipo polaco encontró en el Broad Peak los cuerpos de sus compatriotas Tomasz Kowalski y Macej Berbeka, desaparecidos el pasado invierno tras la celebrada conquista invernal de este ‘ochomil’. La muerte de estos dos alpinistas causó una fuerte polémica ética en Polonia, y el propio Hazjer decidió poner en marcha una comisión investigadora que aclarase los hechos: de los cuatro alpinistas que hollaron la cima, solo dos regresaron vivos. La cuestión, cómo no, era determinar si ambas muertes pudieron haberse evitado, debate harto complicado de dilucidar.
Su desaparición, unida a la de Berbeka, meses atrás, deja sin apenas referentes vivos la galería de leyendas del alpinismo polaco
El hecho de que Hazjer decidiera no esconderse y aclarar los dramáticos hechos acontecidos en el Broad Peak demuestra su honestidad y el respeto que el alpinismo merece en Polonia, donde la ética de las ascensiones pesa tanto como los éxitos cosechados. Lo que hombres como Hazjer, Kukuzcka, Berbeka, Wielicki, o Kurtyka y mujeres como Rutkiewicz lograron en el Himalaya, con medios sumamente modestos, todavía hoy se considera al alcance de los elegidos. De hecho, muchas de sus conquistas aún no han conseguido repetición, caso de la vía abierta en 1986 en la cara noreste del Manaslu (8.163 m) o de la impresionante cabalgada de la inédita arista oeste del Shisha Pangma (8.027 m) firmada un año después, en ambos casos junto a Kukuczka. Siempre con este último, y con la desaparecida Wanda Rutkiewicz, se apuntó otra invernal impresionante, esta vez en el mortífero Annapurna (8.091 m). Fue en 1986 y Hazjer apenas contaba 27 años de edad. Para Hazjer, las cosas serias habían empezado en los ochomiles en 1985, cuando firmó la primera invernal al Kangchenjunga, en compañía de Jerzy Kukuczka y Krzysztof Wielicki.
El canto del cisne de la cordada Hazjer-Kukuczka tuvo lugar en la vertiente sureste del Annapurna Este (8.010 m), donde estrenaron una nueva vía, en 1988. Un año después, una caída y la rotura de la cuerda barata a la que se aseguraba Kukuczka, acabó con la vida del legendario alpinista polaco. En ese punto, roto el vínculo con su cordada, Hazjer desapareció de la escena para emerger dos décadas más tarde. Apenas contaba 51 años de edad (muy pocos, para su enorme experiencia y currículo) cuando resbaló fatalmente en el corredor de los japoneses del Gasherbrum I. Su desaparición, unida a la de Berbeka, meses atrás, deja sin apenas referentes vivos la galería de leyendas del alpinismo polaco.
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