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25 federaciones en quiebra técnica

El CSD interviene en la práctica los gastos de algunos organismos y obliga a los 63 a un riguroso plan de viabilidad ligado a los recortes presupuestarios

Carlos Arribas
El Secretario de Estado para el Deporte, Miguel Cardenal (de traje), junto a los integrantes del equipo nacional sub-23 de piragüismo
El Secretario de Estado para el Deporte, Miguel Cardenal (de traje), junto a los integrantes del equipo nacional sub-23 de piragüismoEFE

Como médicos antes de emitir los correspondientes diagnóstico, pronóstico y tratamiento, los técnicos e inspectores del Consejo Superior de Deportes (CSD) han estado semanas realizando radiografías y escáneres en forma de informes y auditorías del entramado económico público del deporte español, y lo que han encontrado, sobre todo entre los clubes de fútbol y las 63 federaciones existentes, les ha puesto, en expresión gráfica de un conocedor de las cuentas, los pelos de punta.

Dejando de lado los clubes de fútbol, objeto de tratamiento especial, las federaciones presentan una imagen desoladora e insostenible a la luz de la crisis económica actual, la más grave por la que ha atravesado España en las últimas décadas e hija del desorden y descontrol del gasto de los tiempos de bonanza, amparados por la noción tan extendida de que el deporte es diferente, de que la realidad no les afecta, de que el rigor, el control o la austeridad no le son conceptos aplicables.

Las auditorías revelan que muchos presidentes cobran lo que un secretario de Estado

En las auditorías practicadas se ha descubierto que gran número de presidentes de federación tienes sueldos anuales de unos 60.000 euros, a nivel de un secretario de Estado, que algunos, como el de triatlón, incluso se lo han subido el mismo año que descienden los ingresos y las subvenciones, o que en algunas federaciones hay hasta cuatro personas que perciben anualmente más de 100.000 euros de sueldo. Y, al lado, inevitable, lo habitual: expediciones a competiciones con más directivos que deportistas, billetes de primera clase, comidas desbocadas, todos ellos gastos que se escapan de la obligación de ajustarse a las dietas marcadas por la ley.

Aunque aún no hay cifras concretas de la deuda federativa, los técnicos ya disponen de un avance: 25 de ellas están en lo que se podría llamar quiebra técnica.

A todas ellas, a las 63, que estaban acostumbradas a acumular déficit, sabedoras de que finalmente una subvención pública desde el CSD o un préstamo en condiciones especiales desde Cajas de Ahorros arreglaría sus problemas, las ha llamado a capítulo el CSD. A dos de ellas al menos, a ciclismo —una deuda tradicional de prácticamente 2,5 millones de euros, la mitad de su presupuesto, cinco millones— y a piragüismo, ha pasado a intervenirlas en la práctica: todos sus gastos deberán ser autorizados desde el CSD ya que han dejado de fiarse de sus buenas palabras y promesas de enmienda. “Eso nos han dicho a nosotros”, reconoce José Luis López Cerrón, presidente de la federación de ciclismo. “Que ya no se iban a fiar de nosotros y que cada dos meses teníamos que pasar por control. El anterior equipo nos dejó ya la deuda y ahora nos encontramos con que además nos sigue recortando el CSD la subvención, que si hace dos años era de 3,5 millones de euros, para 2013 se queda en 1,4 millones”.

Como las demás federaciones, ciclismo deberá presentar ante el CSD un plan de viabilidad, en el que no solamente se haga un planteamiento realista de intentar gastar lo mismo que se prevé ingresar —y planes a cuatro años partiendo de una premisa pesimista: que lo que se ingrese el primer ejercicio será como mucho lo mismo que se ingrese el último—, sino que también se les obligará a apartar un 10-15% anualmente para amortización de la deuda. Y a la federación que no cumpla, se le retira la subvención el siguiente ejercicio.

La doctrina del CSD es clara, como lo es la respuesta a las federaciones que justifican en el recorte de las subvenciones —un 34% de descenso entre 2012 y 2013, de 52 millones se ha bajado a 34 millones: la mitad, más o menos que en 2011— el descenso de su actividad deportiva. A pesar de los recortes, señalan en el CSD, hay margen para que el descenso del gasto no repercuta en la actividad deportiva de las federaciones. En los despachos del CSD se pone el símil de una persona gorda que pierda grasa superflua: el descenso de peso, impuesto porque tiene menos que comer, le resultará a la larga beneficioso para su salud, y añaden que se parte de tal burbuja, de tal hinchazón del gato, que en ningún momento estará en cuestión la actividad deportiva de las federaciones.

“Sin atletas no hay atletismo”

"Es muy bonita la idea romántica del atleta amateur, la afición y la pasión, pero nosotros somos profesionales que vivimos de hacer atletismo", dice Víctor García, bronce europeo de 3.000 metros obstáculos que ha levantado la voz y puesto en pie de guerra a unos cuantos como él, a decenas de colegas afectados por el recorte de becas y ayudas anunciado por la federación española tras confirmarse que la subvención para 2013 del Consejo Superior de Deportes (CSD) se ha reducido no en el 34% previsto en sus presupuestos, sino en un 45%, respecto a 2012. Y al grito de García —"sin atletas no hay atletismo"— responden desde la federación que es imposible lo que pretende el CSD, que los recortes no afecten a la competición. Según fuentes federativas, aparte de una rebaja en el salario de sus trabajadores, la federación despidió a nueve personas en 2012 y en 2013 se han producido seis despidos más y ocho trabajadores afectados por un ERTE. "Y nadie nos puede acusar de derroche", recuerdan en la federación. "El CSD siempre ha puesto nuestras auditorías como ejemplo para los demás".

Los atletas, sin embargo, creen en sus propias razones y han convocado una asamblea para después de Semana Santa, para exponerlas, debatirlas y plantear soluciones. "Hemos regresado al nivel de ingresos de 1985", dice García, muy activo con sus tuits a la hora de movilizar a sus colegas, a Kevin López, Isabel Macías, Antonio Reina, Ángel David Rodríguez, Javier Bermejo, Jesús España o Álvaro Martín. "Una beca olímpica de 25.000 euros en 2009 ahora vale 8.000 euros. Nominalmente es de 12.000, pero el nuevo reglamento establece que solo se tiene seguro el 65%, y el 35% restante dependerá de cumplir una serie de objetivos en el futuro. Con eso sales a 700 euros al mes".

No solo las ayudas federativas han descendido para un colectivo en crisis. Los crosses y las competiciones urbanas, financiadas por ayuntamientos y cajas de ahorro, han desaparecido prácticamente o pagan los gastos apenas, y los clubes también han bajado los sueldos. "Pensamos en posibles soluciones", dice García. "La federación, por ejemplo, no tiene departamento de marketing para buscar ingresos alternativos a la subvención. Y a nosotros nos podrían dejar un espacio en las camisetas para arreglarnos con patrocinadores propios, por ejemplo, como pasa en triatlón".

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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