“Para el Dakar me vuelvo un camello”
Lo ganó todo el 2012: el mundial de trial, su especialidad, disciplina en la que acumula 12 títulos; el de enduro, por vez primera; y fue también la mejor fémina del Dakar, carrera en la que sigue deslumbrando. Laia Sanz (Corbera, Barcelona; 27 años) se arregla el pelo con un pañuelo, estilo vivac, y se prepara para ir a cenar mientras sus compañeros se reparten jamón del bueno que llevan envasado al vacío. “A la próxima, toca mortadela”, les advierte ella.
Pregunta. ¿No le gusta el jamón?
Respuesta. Nada. Es más, me da asco, si el jamón ha tocado un trozo de melón, ya no me lo como. Igual le tengo alergia.
P. Ha habido años en los que aun siendo campeona del mundo llegó a perder dinero, ¿eso ya no le pasa, no?
R. Ya no. Dedico todo mi tiempo al deporte. Sí hubo un tiempo en el que el contrato estaba mal hecho: yo me pagaba los viajes y tenía muchos gastos; solo ganaba dinero si ganaba el Mundial; todos daban por hecho que lo haría. Un año no lo gané y perdí dinero. Desde entonces cambiamos el contrato.
P. ¿Cómo de duro fue el pasado año? Combinar el trial, el enduro, el Dakar, la lesión en el pie…
R. Es el año en que he tenido mejores resultados, pero el que lo pasé peor. Todo el mundo descansa después de un Dakar y yo volví a casa y empecé a entrenarme con la moto de trial; entonces la rodilla dijo basta: dos meses de rehabilitación. Llegó el verano, empecé a ganar en enduro y en trial y me lesioné otra vez; además, tenía planeado un mes de vacaciones, en cambio estuve en el hospital: otros tres meses para recuperarme. No fue fácil. Y cuando ya había ganado los dos Mundiales: a preparar el Dakar en dos meses.
P. ¿Cuánto hace que no tiene un mes de vacaciones?
R. Antes de correr el Dakar siempre me guardaba 10 o 15 días de vacaciones. Pero desde que empecé con el Dakar y el enduro hace dos años, cuando no tengo una cosa, tengo la otra.
P. ¿Cómo fue estar dos meses sin poder hacer nada?
R. Estaba muy agobiada. Me cuesta mucho estar en casa. Cuando no tengo carreras voy a hacer algo, siempre: salgo con los amigos en moto o corro en coche. Con una pierna rota aún te lo puedes montar para salir, pero era una herida abierta, muy delicada. No podía hacer nada.
Esta carrera exige resistencia y el trial es todo lo contrario: rapidez y explosividad”
P. Después de un año así, ¿renunciará a algo, escogerá ahora disciplina?
R. Hace tiempo que le voy vueltas. Además, cambia el reglamento en trial y todo el mundo está entrenándose mucho mientras yo estoy aquí. Cada vez el enduro y el Dakar me tiran más. Y veo que sin apenas preparar el Dakar cada vez me sale mejor. Me gustaría prepararlo bien. Cuando regrese planificaré el año mejor que el pasado, porque la lesión del pie fue un accidente, pero la rodilla cedió porque el cuerpo tiene un límite.
P. ¿Cómo gestiona la preparación física?
R. Trabajo igual para competir en trial y enduro. Pero el Dakar exige resistencia sobre la moto y el trial es todo lo contrario: necesito ser muy rápida y explosiva. Así que cuando me entreno para una disciplina, pierdo para la otra: cuando vuelvo del Dakar tengo que olvidarme de lo que he trabajado a fondo durante tres meses para volver a ser ágil; y al revés cuando termina el mundial de trial: tengo que volverme un camello para aguantar tantas horas encima de la moto, trabajo más el fondo físico, y el cuerpo, por supuesto, cambia.
P. ¿Qué significa acabar una etapa [como ayer] a menos de 17 minutos del ganador?
R. Está muy bien. La mayoría de los que hay por delante de mí pasan todo el año preparando esta carrera y llevan mucho tiempo corriendo aquí. Es verdad que se trataba de una etapa muy técnica, que me va muy bien, porque soy muy trialera. Tengo que mejorar muchas cosas aun, pero noto, por ejemplo, que leo mejor el libro de ruta, lo que me permite ir más rápido.
P. ¿Qué es lo que más le gusta de la carrera?
R. Pasan muchas cosas, son muchos días, es una aventura y los lugares por los que pasas son fantásticos; Perú, por ejemplo, me sorprende: hay unos desiertos que nadie imagina, apenas conocemos el Machupichu.
P. ¿Y lo que más pereza le da?
R. Pilotando, el fesh fesh [arena blanda en la que es fácil encallar], porque es peligroso y no le encuentro ninguna gracia. Del vivac lo que más pereza me da es hacer el road book del día siguiente y levantarme tan temprano.
En casa me piden que llame al acabar la especial. Entonces están tranquilos”
P. El primer año en casa le decían: “Nena, no corras”. ¿Se han acostumbrado?
R. Se van acostumbrando, pero siguen sufriendo mucho. Además me siguen pidiendo que llame a casa nada más termino la especial, solo entonces se quedan tranquilos.
P. Se le reconoce por ser la mejor chica, pero ¿quiénes son sus rivales en el Dakar?
R. En el Dakar el rival es uno mismo. Si continuo haciendo la carrera que estoy haciendo, que no he fallado prácticamente en nada, y a pesar de no estar arriesgando, seguro que mejoro.
P. Vive en Seva, el pueblo de Àlex Crivillé, ¿quiere probar con la velocidad?
R. Me alquilé una casa. En casa de mis padres ya no había espacio, estaban hartos de mí y de mis trastos. Necesitaba garaje, tengo de todo: bicis, motos, coches, material, recambios, algo de taller... Aunque de mecánica voy fatal, es algo que queda pendiente. Allí hay mucho ambiente de moto.
Octava etapa. Motos. Etapa: 1. J. Barreda (Husqvarna), 2h 7m 26s. 2. J. Cambell (EE UU/Honda), a 7m 4s. 13. Laia Sanz (Gas Gas), a 16m 54s. General: 1. D. Casteu (Fra/Yamaha), 19h 56m 33s. 17. J. Pedrero (KTM), a 49m 18s. 29. M. Guasch (Gas Gas), a 2h 9m 6s. 30. L. Sanz, a 2h 9m 37s. Coches. Etapa: 1. G. Chicherit (Fra/SMG), 1h 55m 6s. 5. N. Roma (Mini), a 15m 43s. General: 1. S. Peterhansel (Fra/Mini), 18h 31m 4s. 3. N. Roma, a 1h 41m 55s.
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