La "sublimación" de Red Bull
Tras diseñar el coche más rápido de 2009, ganar en 2010 y arrasar en 2011, el equipo energético se reinventa y tiene ya el nuevo coche en los primeros ensayos
El Mundial de fórmula 1 de 2009 pasará a ha historia como el campeonato del doble difusor, aquella filigrana que Ross Brawn se sacó de la chistera para convertir la escudería que llevaba su nombre en campeona y, de paso, revitalizar la carrera de Jenson Button. Aquel invento pilló a trasmano a la mayoría de escuderías, que se vieron obligados a incorporarlo tan pronto como pudieron. En términos absolutos, sin embargo, el monoplaza más rápido de aquel curso no fue el BGP 001 sino el RB5, como reconocieron los pilotos y los responsables técnicos de Brawn, Ferrari y McLaren. Sebastian Vettel, que terminó subcampeón, y su compañero, Mark Webber, que lo hizo en cuarta posición, se impusieron en las tres últimas pruebas, en la que fue la primera muestra del potencial que el equipo energético iba a exhibir a partir de ese momento.
Al año siguiente, Adrian Newey, el máximo responsable de la división técnica de Red Bull, diseñó el RB7, el bólido más rápido de la historia del certamen, según lo describieron la mayoría de rivales. Problemas de fiabilidad, en algunos circuitos, y también de gestión durante las pruebas, en otros, hicieron posible que Ferrari y Fernando Alonso llegaran a la última cita del calendario, en Abu Dabi, con opciones de ganar el título, un desenlace que nunca llegó a producirse porque Vettel ganó allí y Alonso quedó embotellado en el pelotón sin poder adelantar a Vitaly Petrov, una carambola que convirtió al alemán en el campeón del mundo más precoz de la historia (23 años, cuatro meses y 11 días).
La seguridad que insufló en la tropa de Milton Keynes (Gran Bretaña) el haber parido el prototipo más veloz de 2009 y 2010, y haber sabido materializar esa ventaja mecánica en el primer doble en F-1 de la historia de la marca del búfalo rojo, es determinante para entender su supremacía la pasada temporada (12 victorias y 18 poles de 19 posibles), una posición predominante que Dietrich Mateschitz, el amo de todo el tinglado, quiere mantener a toda costa ahora que la marca de bebidas está en boca de todos. Para ello, la división de F-1 de Red Bull no ha perdido comba y se ha dejado el alma en un objetivo: tener el RB8 listo para los primeros ensayos del año, esos que se están llevando cabo en Jerez desde ayer y que se alargarán hasta el viernes.
La nueva reglamentación, básicamente el apartado que prohíbe a los equipos dirigir los gases que salen de los tubos de escape hacia el difusor, ha instaurado una idea común en la mayoría de talleres, que coinciden en asegurar que el rendimiento de los coches de los equipos más potentes tenderá a igualarse mucho más que en los dos últimos Mundiales. Si en 2009 y 2010, Red Bull no llegó a tiempo a los primeros entrenamientos para estrenar el prototipo que emplearía durante el campeonato, Newey y sus chicos se han puesto las pilas durante el invierno, como ya hicieron tras enfundarse su primera corona, de modo que Mark Webber ya ha podido acumular más de 650 kilómetros (151 giros en total) con el RB8, a la espera de que mañana y pasado sea Vettel quien lo ponga a prueba. Ni siquiera el temporal de frío y nieve que los últimos días ha golpeado el centro de Europa ha impedido la puesta de largo del prototipo, que, eso sí, salió a la pista unas horas más tarde de la cuenta, porque hubo algunas piezas del alerón trasero que llegaron tarde debido a la niebla que se instaló a primera hora de la mañana en el aeropuerto de Jerez y que obligó al avión que las llevaba a aterrizar en Sevilla.
"El proceso de construcción del coche nuevo ha ido francamente bien durante el invierno. Creo que el RB8 es la sublimación de los modelos anteriores, una continuidad en todas las áreas", asegura Christian Horner, jefe de Red Bull. "Hemos diseñado y fabricado este coche en un tiempo récord, en un lapso de tiempo ridículamente corto. Adrian Newey no es famoso precisamente por su rapidez a la hora de dibujar, pero tanto el equipo de diseño, como el de producción como el resto de departamentos se han entregado de forma estupenda", añade el ejecutivo. Y remacha: "Gracias a este esfuerzo hemos podido cumplir nuestro objetivo de tener el coche listo a pesar de la nieve que ha caído esta última semana".
El martes, Webber terminó con el cuarto mejor registro del día después de dar 54 vueltas en las que, según dijo, el coche respondió bien en todo momento. Preguntado acerca de si la revisión de la normativa puede eliminar la ventaja con la que contaba su equipo, el australiano dejó claro que no. "Tenemos un equipo con gente muy buena y nos estamos adaptando a los cambios desde 2009, cuando dimos el salto y comenzamos a ser competitivos", aseguraba el corredor de Queanbeyan. "Tenemos un gran respeto por nuestros rivales y no hay ninguna garantía de que vayamos a Melbourne y arrasemos, pero tampoco tengo ninguna duda del equipo", zanjó el veterano piloto de 35 años, que esta tarde se ha bajado del RB8 con el segundo mejor registro de la jornada (1m 19,1 segundos), seis décimas más lento que el de Michael Schumacher, que ha rodado con el Mercedes de 2011.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.