Escudero se hace visible
La afición alemana descubre al lateral izquierdo español del Schalke, de 21 años y expulsado del Valladolid por bajito
De la noche a la mañana, Sergio Escudero (Santovenia, Valladolid; 1989) se hizo visible. Ayer por la mañana se vio rodeado de una docena de seguidores del Schalke, que le pidieron autógrafos y fotos en el lujoso restaurante del club, junto al campo de entrenamiento, sobre las cenizas del viejo Park Stadion, a unos 200 metros del Veltins Arena. "Gut gespielt, gut gespielt (bien jugado, bien jugado)" le repetían los hinchas, que le veían asombrado por cómo le ha cambiado la vida de un día para otro.
Antes de enfrentarse, y eliminar por un resultado global de 4-2, en la noche del miércoles al Valencia en los octavos de final de la Champions apenas se le conocía entre los seguidores del Schalke por haber jugado muy poco hasta la fecha, tres partidos, a causa de la enloquecida política de fichajes del factótum del club, Felix Magath, entrenador y director deportivo, que ha contratado a 40 jugadores en 19 meses. Precisamente, Magath seguía ayer en la picota a pesar de haber clasificado a su equipo para los cuartos de la máxima competición europea.
La derrota (3-1, en la vuelta) del Valencia fue posible gracias en gran parte a la descollante actuación de Escudero, que participó en los dos primeros goles del conjunto alemán: un pase frontal antes de la falta que propició el primer tanto, de Farfán, y un centro desde el ala izquierda antes de la segunda diana, de Gavranovic. "Ganamos al Valencia porque le asfixiamos", dijo Escudero; "sus jugadores no están acostumbrados a correr tanto como nosotros, arriba y abajo, y en la segunda mitad lo notaron. Eso sí, tienen muchísima calidad".
El frío era ayer intenso en Gelsenkirchen, pero Escudero es de Valladolid y desoyó los consejos de sucesivos entrenadores que le instaban a que se refugiara en el vestuario mientras hablaba para este periódico al pie de la escalera de acceso a la hondonada en la que se sitúa el campo de entrenamiento. "¿Ve aquella grada de allí? Pues la he subido cientos de veces", contó mientras señalaba a la tribuna del lado opuesto a modo de ejemplo de cómo Magath ha convertido cada sesión preparatoria en un ejercicio de tortura. Un Magath feliz, claro, por el rendimiento de su español más desconocido. "Sergio tiene nivel de Champions", proclamó.
Escudero fue una de las sorpresas positivas para el Schalke. Un cuchillo por la banda izquierda, aprovechándose de que Joaquín no brilla por sus prestaciones defensivas. Tiene velocidad y precisión en los desplazamientos del balón con la zurda. "Les hicimos mucho daño por las bandas", reflexionó el lateral, de 21 años, acompañado la noche anterior por el defensa derecho japonés Uchida, otra pesadilla para la cobertura valencianista. El primer sorprendido de su titularidad fue el propio Escudero: "Solo había jugado hasta ahora tres partidos: uno de la Liga de Campeones, frente al Hapoel; uno de la Bundesliga, ante el Núremberg, en el que me lesioné en los abductores, y otro de la Copa".
Ahora que escasean los zagueros izquierdos, es una agradable novedad para el fútbol español la presencia de Escudero. "Yo estoy disponible para lo que haga falta", sonrió al preguntarle por sus posibilidades con vistas a la selección, habida cuenta de la edad, 32 años, de Capdevila. Su ascensión a la élite ha sido meteórica. Del Murcia, el curso pasado, en el que apenas participó en la segunda vuelta -"jugué solo 24 partidos"-, a los cuartos de final ya de la Liga de Campeones: "Me llamaron el último verano del Schalke y no me lo podía creer. Sabía ya que era el equipo al que se iba Raúl". El club alemán pagó dos millones de euros por él, además de otros 500.000 euros por objetivos.
"Me echaron del Valladolid por ser demasiado pequeño [estuvo seis años y se fue siendo cadete; ahora mide 1,76 metros]. Después jugué en la selección de Castilla y León, que fue cuando me vio el Murcia". En este club estuvo tres temporadas, una en el juvenil, otra en el segundo equipo y la última en el primero. Y ahora, de repente, se luce nada menos que en uno de los ocho mejores equipos de Europa.
La sonrisa presidía ayer su rostro y el de su representante, Joseba Díaz, que acudió a visitarle a la ciudad deportiva del Schalke: "Este muchacho va como un cohete. En el verano hubo varios equipos españoles de Primera interesados en él, pero llegó el Schalke con el dinero y se fue a Alemania". Y, de pronto, Escudero se ha hecho visible no solo en su propio país, sino también en el de acogida. "Gut gespielt, Sergio".
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