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Cúper cierra otro ciclo

El técnico no ha encontrado el aplauso unánime, pero ha hecho ricos a muchos jugadores

Los ciclos de Cúper como entrenador son de dos años. Dos en Huracán, dos en Lanús, dos en el Mallorca y dos en el Valencia. No falla. E, invariablemente también, su rendimiento es el mismo: en el primer año arma un equipo competitivo, serio y eficaz, y en el segundo disfruta del trabajo acumulado en el primero. Es decir, Cúper, de 45 años, cumple ahora en Mestalla su octava temporada como entrenador, profesión que empezó a desarrollar a los 37 años. Siempre con equipos que volaron con él muy por encima de lo que lo hicieron antes de su llegada.

No es nada extraño, por lo tanto, que Cúper decidiera hace meses ya dejar el Valencia. Terminó su trabajo. O, mejor dicho, su ciclo laboral. Por mucho que buscara la coartada del público valencianista, al que acusó de no valorar su trayectoria. Es cierto que un sector de Mestalla siempre ha sido muy duro con su propia gente —y más si se trata de alguien tan austero como el entrenador argentino—, pero no parece suficiente motivo para hacer desistir a un tipo tan duro como Cúper. Tampoco fue cuestión de dinero: el Valencia estaba dispuesto a ofrecerle uno 500 millones limpios por temporada; ahora cobra unos 300. Simplemente, pues, acabó una etapa.

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Y qué etapa, por cierto. Intensísima. Pocos se acuerdan ya de que Cúper inició este periodo en el Valencia con cuatro derrotas consecutivas en el campeonato de Liga de hace dos temporadas. Por una mala racha exactamente igual fue destituido Jorge Valdano como técnico del club de Mestalla, hace cuatro años. Esta vez el presidente valencianista, Pedro Cortés, tiró de paciencia. Durante meses, pesó para Cúper la sombra de su antecesor, el técnico italiano Claudio Ranieri, que acababa de ganar la Copa del Rey con el Valencia. Algunas de las figuras del equipo se le amotinaron, con el Piojo López al frente, que se quejó de sufrir unos entrenamientos aburridos. El Piojo se sentía fuerte en ese momento y trató de derribar al entrenador, que atravesaba una fase de debilidad. Pero no pudo, y después claudicó porque le convenía, con un final de campaña pletórico que le abriría las puertas del Lazio. Ahora, en el club romano, el Piojo López apenas juega y ya ha dicho públicamente que le encantaría regresar al Valencia. Sobre todo ahora, que se va Cúper.

Siempre ha tenido Cúper esa fama entre los jugadores, la de la pesadez de sus entrenamientos. Tantos los futbolistas del Mallorca como los del Valencia se han quejado cientos de veces de ello. Pero con la boca pequeña. Porque saben que les conviene. “Es cierto que los entrenamientos son muy duros, pero sus jugadores siempre tienen una chispa de velocidad y de forma física que no tienen los demás”, explica Albert Luque, el delantero del Mallorca que estuvo a sus órdenes hace tres cursos, cuando el club balear alcanzó la final de la Recopa de Europa: un partido que perdió ante el Lazio.

¿A cuántos jugadores ha hecho ricos Cúper? Por supuesto a Gerard, que vino del Alavés al Valencia como un aprendiz y se marchó al Barça con una millonada bajo el brazo, en plan figura. O a Farinós, que cobra en el Inter unos 300 millones limpios por temporada, más del doble de lo que le podía ofrecer el Valencia. También Mendieta ha multiplicado su valor en los dos últimos años y su salario, así como algunos otros hombres más modestos de la casa: Albelda, Angulo y Palop, que, pese a no ser titulares habituales, cobran 150 millones de pesetas netos por temporada. De ahí que Palop no encuentre un equipo que pueda pagarle ese ficha. No muy lejos anda ya el joven Vicente, que es internacional absoluto con España a pesar de haber llegado del Levante, en Segunda División, el pasado verano. Otro joven curtido por los viejos valores del preparador argentino: la disciplina, el orden y la capacidad de sufrimiento, condiciones indespensables para jugar con él.

¿Cuál será el destino de Cúper? “Hay un 99% de posibilidades de que sea el próximo entrenador del Inter”, asegura una fuente cercana al club italiano. El Barça, en cambio, confía en hacer valer los deseos del técnico, que preferiría seguir en España, un país al que adora en el aspecto futbolístico. Si por su estilo fuera, Cúper estaría más inclinado a triunfar en el calcio que en el Barcelona, donde se le pediría espectáculo, una exigencia de la que huye como de la peste. Sus equipos reflejan su personalidad: sobrios, seguros y disciplinados. Competitivos todos. Aspectos que valoran mucho en Italia.

Cúper es uno de los técnicos más prestigiosos de Europa en estos momentos, junto a Alex Fergusson, Fabio Capello y Arsène Wenger. La UEFA le galardonó el año pasado como el mejor entrenador del año. En su país, sin embargo, es prácticamente un desconocido. Se le valoró que sacara partido de los modestísimos Huracán y Lanús (con este último ganó una Conmebol), pero nunca lo vieron en uno de los grandes. No es que el Valencia no lo sea, pero sí que parece que ahora le llega un club más poderoso económicamente: el Inter o el Barça. Un logro extraordinario para el hombre que aprendió a esconder sus debilidades.

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