Combo explosivo: la locomotora sentimental de Anni B. Sweet y Los Estanques

Son la gran combinación del año español musical, aunque estén pasando bastante desapercibidos fuera de los círculos más melómanos. Anni B. Sweet y Los Estanques se unieron este año para publicar un disco conjunto: Burbuja Cómoda y Elefante Inesperado, una locomotora sonora tan aplastante como difícil de concebir en la escena musical española actual.

La unión hace la fuerza y pocas veces el refrán ha tenido más sentido en discos que brotan con un ímpetu especial. Anni B. Sweet ya había dado un paso muy importante en su carrera cuando publicó el notabilísimo Universo por estrenar, un álbum de pop electrónico y cantado en castellano en el que se contó con Rufus T. Firefly. Ahora, se ha lanzado a esta aventura en la que suma energías renovadas con los imparables Los Estanques, la banda capitaneada por Íñigo Bregel y que destapó una brillante senda de rock psicodélico en los últimos años. El disco IV fue una declaración filosófica de cómo afrontar las canciones desde el revuelo instrumental. Todo un golpe de instrumentación perfectamente ejecutado.

Hoy, la banda y la cantante y compositora se fusionan en este proyecto que este jueves 29 de septiembre se podrá ver en directo en Madrid en el Teatro Lara dentro de SON Estrella Galicia. Una oportunidad única en un escenario único para medir toda la pegada de una combinación explosiva. Anni y Los Estanques no han tirado por la senda fácil. Al contrario: han ambicionado un álbum que se desarrolla como el todo que forman, una simbiosis de personalidades, de instintos, de espíritus unidos por una misma causa: mostrar un paisaje sentimental mayúsculo.

Burbuja Cómoda y Elefante Inesperado es mayúsculo. No regatea en nada. Desde que arranca con esa voz afligida de Anni, acompañada con un piano noctambulo y cantando “he bebido tanto que ya no sé distinguir el amanecer del anochecer”, el disco se despliega como una noria revolucionada de emociones, todo baja y sube, o sube y baja, a un ritmo trepidante, en el que prima desparramar los sentimientos como si el mundo se acabase mañana. No puede ser de otra forma cuando el disco es una apasionada estampa de la montaña rusa que es el amor. No hay mañana cuando el amor salvaje y real parece que se puede marchar o desaparecer como por un maldito conjuro.

Las 13 composiciones casi nos hablarían de un álbum conceptual, aunque en ningún momento fuera el objetivo de la banda. De hecho, las cosas fueron saliendo solas y algunas canciones ya venían del proyecto Estanques y otras fueron aportaciones de anotaciones que ya tenía Anni. Y, sin embargo, late todo un concepto del desgarro amoroso, de la incomprensión en pareja, de la necesidad de dependencia. Es como un paseo nocturno y etílico de amor que acaba en la misma confusión sentimental entre el amanecer y el oscurecer. Las dos voces dramáticas, y propulsadas por metales y teclas de todo pelaje, de Anni e Iñigo convierten a este álbum en un toma y daca emocional de primer orden. Como si Pimpinela fueran pasadísimos de fiesta por un Madrid en llamas. No deja indiferente con esas melodías bellas y cargadas de instrumentos anfetamínicos.

Conviene volver a decirlo: la combinación musical del año. Explosiva, melodramática, especial.