La resistencia de una “casa mata”
Las viviendas populares construidas en Málaga, de una sola planta y con patio, son islas del pasado que la especulación inmobiliaria hace desaparecer. Esta es la historia de una que fue rescatada
Aunque la RAE define casamata como una bóveda muy resistente para instalar una o más piezas de artillería, las “casas mata” ―como matas de hierba― fueron viviendas populares levantadas de manera artesanal. De las construidas en el barrio de La Goleta de Málaga apenas quedan algunas porque hoy en el terreno que ocupan está permitido levantar hasta tres alturas y eso ha hecho que se compren para invertir en ese terreno más que para salvar su arquitectura escueta, sobria y popular. En ese marco, el flamencólogo Francis Mármol buscó la ayuda del arquitecto Álvaro Carrillo Eguilaz. Mármol, que ha dirigido durante años la Bienal del Flamenco de Málaga, se gana la vida como profesor de lengua y literatura en un instituto público de la ciudad. Tenía el dinero justo para la reforma. Necesitaba reubicar los muebles que ya tenía. Y quería rescatar su casa mata actualizándola.
Carrillo Eguilaz propuso aprovechar también los elementos originales de la vivienda. Con solo tres ventanas, hacer el espacio diáfano multiplica la luz. Utilizar cortinas permite hacer dormitorios reversibles. También aisló la cubierta para prescindir del falso techo y ganar tres metros de altura: el espacio para la biblioteca de Mármol. Con una chapa metálica y perfiles en T, construyó un rincón de lectura que también es un posible dormitorio de invitados.
“Aquí, lo reparado condiciona la propuesta”, explica el arquitecto. Reforzó las pilastras de ladrillo con pletinas metálicas y reparó las fisuras con mortero de baja retracción. Carrillo reforzó, ampliándola, la relación con el patio que ventila el baño e ilumina todas las estancias. El arquitecto explica que, aislando la cubierta con poliuretano de gran densidad, la casa mantiene una temperatura de 22 grados. Así, el rescate no es solo arquitectónico, también es energético y social. Mármol tiene así su “casa mata” actualizada: una vivienda con patio del siglo XXI.
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