¿Qué significa respetar un edificio?
Uno de los proyectos que aspiran al premio Mies van der Rohe rescata unas ruinas, transforma su uso y, lejos de buscar una presencia neutra, marca la intervención interpretando el inmueble original


En la comuna de Sainte-Lucie de Tallano (Córcega) la arquitecta corsa Amalia Tavella (1977) rescató un convento franciscano utilizando cobre. A pesar de que el edificio había sido un castillo antes de convertirse en convento, de ese inmueble original de 1480 no quedaban más que unas ruinas monumentales que no se podían tocar. No era la arquitectura lo que hacía las ruinas monumentales, era el lugar. No tanto el diseño como su sublime ubicación, frente a un promontorio.
Fue ese lugar lo que llevó hasta allí a los frailes franciscanos en busca de paz, inspiración y recogimiento. Por eso Tavella, que asegura creer en las fuerzas invisibles, habla de la belleza sobrenatural del lugar: “Aquí la belleza produce fe. La naturaleza ha crecido en los interiores y sobre las piedras protegiendo el convento de la erosión”. La intervención de Tavella sigue esa línea. La naturaleza también transformará el nuevo cuerpo de cobre perforado que recupera el volumen original del castillo-convento. Este material cambiará. Se transformará, dejará ver el paso del tiempo.
La arquitecta corsa trabajó la conexión con las vistas y con el lugar y reforzó la imagen sencilla, pero imponente del convento. Hoy, el edificio es el mismo que hace 500 años. Está muy cerca del de la memoria de los vivos, pero está completo. Y tiene un uso: el añadido de cobre que lo completa, rescata la parte pétrea como sala de exposiciones.

Así, la intervención de los arquitectos sanea, recupera y honra. Sin embargo, es casi artística. Una forma de modernidad que no precisa partir de cero. Que escucha y no destroza. Las ruinas actúan como cimientos. “También como verdad, como puntos cardinales que orientan nuestras elecciones”, ha dicho la arquitecta.
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