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Suzie Miller, autora de ‘Prima facie’: “Espero que los hombres entiendan cómo viven las cosas las mujeres”

La escritora convierte en novela su exitosa obra teatral protagonizada por una abogada defensora de agresores sexuales que acaba siendo ella misma víctima de violación

Suzie Miller, autora de ‘Prima facie’
La escritora australiana Suzie Miller.Sarah Hadley (cortesía Seix Barral)
Ana Marcos

Seis años separan el estreno del monólogo Prima facie de la publicación de la novela del mismo nombre (Seix Barral), las dos obras firmadas por escritora australiana Suzie Miller. En este tiempo, el texto protagonizado por una abogada que pasa de defender a agresores sexuales a ser víctima de una violación ha cabalgado a lomos de acontecimientos como el beso no consentido de Rubiales a Jenni Hermoso, el duro interrogatorio del juez Carretero a la actriz Elisa Mouliaá tras denunciar al político Íñigo Errejón, el estallido del Me Too en Francia, la anulación de la condena por violación impuesta a Harvey Weinstein en 2020, y las sucesivas victorias de gobiernos ultraderechistas, que pueden resumirse todas en la vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca.

—¿Qué diferencias encuentra ahora en la recepción de la novela respecto a la gran acogida que ha tenido el monólogo teatral en distintas partes del mundo?

— En el teatro ha sido una experiencia en comunidad. He visto a las mujeres llorar, aplaudir, congelarse… se han acercado a mí después de una función a contarme que a ellas también les habían agredido y no se lo habían dicho a nadie. Con el libro lo que quiero es tener una conversación individual con el lector para que entienda incluso mejor a Tessa [la protagonista].

En la obra teatral, que en España interpretó entre finales de 2023 y 2024 la actriz Victoria Luengo (con todas las entradas agotadas en todas las ciudades), se acompaña a Tessa en el duro camino de pasar de defender que “la verdad jurídica” es la verdad absoluta a cuestionar todo el sistema judicial y, por tanto, gran parte de sus principios, tras ser agredida por su pareja, un compañero de su despacho de abogados. Tessa representa a esa mujer joven, de origen trabajador, que tiene que hacerse un hueco en un sector altamente masculinizado y muy elitista. Para conseguirlo, además de adaptar su manera de hablar, de vestir, de comportarse, ha desarrollado la total convicción de que en su carrera hacia ese reconocimiento social solo hay una manera de ganar casos: reducir a una definición el consentimiento en las relaciones sexuales. Es decir: siempre hay que decir que no.

En su traslación a la novela —Prima facie es una locución latina que significa “a primera vista” y habitual en el lenguaje del Derecho—, Miller intercala episodios del presente y del pasado hasta configurar la genealogía de su protagonista. En lo que no cede la autora es en dar detalles físicos del personaje. “No la describo”, especifica en videollamada desde su casa en Sídney. “Cada lectora se puede imaginar a una Tessa porque no digo de qué color tiene la piel, por ejemplo. Cualquiera se puede identificar con ella, puede ser cualquier mujer de cualquier parte del mundo”.

Victoria Luengo, en una escena de 'Prima facie'.
Victoria Luengo, en una escena de 'Prima facie'. OMAR ANTUÑA

El efecto que se consigue al quitarle cualquier demarcación al personaje ha permitido que muchas mujeres que han comprado entradas para ver la obra desde 2019, en su primer estreno en Australia, hayan podido identificar que aquello que les sucedió no era normal ni menor y que, por supuesto, no fue su culpa. “También uso la primera persona para poder traducir el pensamiento de las mujeres a cualquier lector”, dice. ¿Se refiere a los hombres? “La mujer siempre está interpretando la conducta del hombre para poder sobrevivir de alguna manera, apañárselas para no ser rechazada, para poder estar en la conversación, en el sistema. Espero que las lectoras reconozcan esa voz interior y que los hombres asuman que no tienen el poder que las estructuras patriarcales les han otorgado. O sea, que un hombre que me lea, que tenga un momento de revelación y entienda cómo viven las cosas las mujeres”.

Las dos versiones de Prima facie han producido ya algunos cambios institucionales. “Me invitaron a hablar en sesión plenaria de la ONU en Nueva York. En Reino Unido, he dado charlas en el Ministerio de Justicia y el de Educación. He acudido a encuentros en la Fiscalía británica, donde se usan mis obras para enseñar a futuros jueces, fiscales y abogados. En una ocasión, una jueza me llamó tras ver el monólogo en el teatro y me pidió permiso para usar el alegato final para dar instrucciones a los jurados antes de que se encierren a deliberar”, relata Miller.

“En Australia se ha creado un grupo de abogados y abogadas que se llama TESSA, usan el nombre de mi protagonista como acrónimo. He dado un discurso ante jueces y magistrados de mi país en el que les recordé que tienen la responsabilidad de cambiar un sistema judicial creado por generaciones de hombres desde un prisma masculino”, añade.

—¿Siente que ha contribuido a estos avances?

—Es muy gratificante que me escuche tanta gente y que se cambien cosas por mí, pero ya soy solo una narradora, dejé la abogacía hace tiempo.

Portada del libro 'Prima face', de Suzie Miller.
Portada del libro 'Prima face', de Suzie Miller.Cortesía Seix Barral

Miller, que antes era abogada y está casada con un juez, está sentada durante la entrevista delante de su librería y de un mueble donde, entre las fotos familiares, hay dos figuras: la mujer que simboliza la justicia con una balanza en su mano y una representación de Ruth Bader Ginsburg, la jueza que abanderó la lucha feminista desde el Tribunal de Justicia de Estados Unidos. La autora vive entre Londres y Sídney. A Estados Unidos ha ido, entre otros motivos, a las funciones de su obra en Broadway, pero no pierde de vista que Trump representa justo el modelo de masculinidad que ha puesto en entredicho en su obra, en su novela y ahora en una futura pieza teatral. “Es una persona que ocupa la presidencia de la mayor potencia mundial, desde donde avala ciertas conductas que representan esa masculinidad tóxica”.

El próximo julio se estrena en Australia su nueva obra de teatro. “Se centra en cómo educamos a los niños”, avanza, “hay que hablar del tipo de porno que ven, por ejemplo”. “Lo usan como una manera de aprender, como si eso fuera educación. Pero hay mucha misoginia. Creo que existe la obligación de hablar abiertamente del sexo y la sexualidad con los jóvenes para que se les explique lo que se espera de ellos en una relación íntima y no se repitan patrones de violencia. Eso significa que tendrán que ceder parte de su poder y ya sé que no les hace gracia de entrada. Pero se lo debemos a nuestras hijas, nuestras nietas y a las generaciones futuras”.

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Sobre la firma

Ana Marcos
Redactora de Cultura. Forma parte del equipo de investigación de abusos en el cine. Ha sido corresponsal en Colombia y ha seguido los pasos de Unidas Podemos en la sección de Nacional, además de participar en la fundación de Verne. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster de periodismo de EL PAÍS.
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