_
_
_
_
Crítica de cine
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

‘Vivir el momento’: un caprichoso rompecabezas de amor bobo

Ni el talento de Florence Pugh y Andrew Garfield, sus protagonistas, salvan este drama amoroso con rancio toque de película de cocina

Andrew Garfield y Florence Pugh, en 'Vivir el momento'.
Javier Ocaña

Algunos creadores se creen artistas solo por romper su relato en mil pedazos y ciscarse en el orden cronológico. Pero para ser Nicolas Roeg o Julio Cortázar, para ser brillante con las desestructuras narrativas, para trasladar las historias a una nueva dimensión, para obtener una lectura que no tendrían si se hubiesen puesto las piezas en el orden convencional, hay que tener mucho más talento del que muestran John Crowley desde la dirección y Nick Payne en el guion de la producción británica Vivir el momento. Rayuela, de Cortázar, en literatura, y Contratiempo, de Roeg, en cine, podrían ser el paradigma de la fragmentación verdaderamente artística. La película de Crowley y Payne, el del mero capricho.

Vivir el momento pretende ser una gran historia de amor. Aun con sus diferencias, que son muchas, en la línea de la serie televisiva del momento: la española Los días nuevos, de Sorogoyen, Fabra y Cano. Otro artefacto de dispositivo que elige algunos de los pequeños o de los grandes momentos de una relación sentimental, aunque en este caso desordenados hasta un cierto sinsentido. De hecho, en el último trecho, se olvidan de que han elegido la fórmula del rompecabezas dramático para contar con una amplitud desacostumbrada hasta ese momento un episodio que, de por sí, quizá sea de los menos interesantes de su relación: la lucha de ella, cocinera profesional de éxito, por el Bocuse d’Or, la competición más prestigiosa del mundo en el sector, en unas circunstancias personales muy especiales.

Florence Pugh y Andrew Garfield, en 'Vivir el momento'.
Florence Pugh y Andrew Garfield, en 'Vivir el momento'.

Un episodio preferente en la historia que parece decirnos cuál es el gran tema que pulula alrededor de la película: la segmentación de la existencia del ser humano entre el amor a una persona, la conquista personal en lo profesional, y la salud, que todo lo marca. Material sin duda interesante, al que hay que sumar otros de semejante calado. Algunos, expuestos con cierto sentido, y otros por los que se pasa de soslayo sin la menor trascendencia: las diferencias en la pareja entre el carácter metódico de él y el espontáneo de ella; la dicotomía, cuando se está enfermo, entre el tiempo de calidad y la cantidad de tiempo; la necesidad (o no) de tener hijos y los conflictos que pueden crear sus diferencias (“Hay un mundo en el que los niños no son lo mío”); la obstinación en huir “de todas las condiciones heteronormativas”; la cargante tendencia masculina a inmiscuirse en el universo femenino de la amistad; y las dificultades para sobrellevar los reveses en materia de concepción.

Crowley, director de la bonita pero remilgada Brooklyn (que sorprendentemente aspiró al Oscar a la mejor película de 2015), y que hace un par de años ensayó el relato de dispositivo y la desestructura en la interesante serie Una y otra vez, ha compuesto una película que aparenta más de lo que es gracias a sus dos excelentes protagonistas (Florence Pugh y Andrew Garfield), a su toque elegante y cálido (pese a sus interferencias y afectaciones) y, sobre todo, a ese artificio de la fragmentación que parece otorgar presencia artística.

Sin embargo, además de que tanto los momentos de complicidad de la pareja como los de comedia están expuestos desde una falsa ocurrencia que casi da vergüenza ajena, a la película le falta grandeza por los cuatro costados. Y no necesariamente intelectual, sino simple grandeza humana, y dejarse de bobadas graciosillas y de su rancio toque de película de cocina.

Vivir el momento

Dirección: John Crowley.

Intérpretes: Florence Pugh, Andrew Garfield, Adam James, Marama Corlett. 

Género: romance. Reino Unido, 2024.

Duración: 107 minutos.

Estreno: 1 de enero.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Javier Ocaña
Crítico de cine de EL PAÍS desde 2003. Profesor de cine para la Junta de Colegios Mayores de Madrid. Colaborador de 'Hoy por hoy', en la SER y de 'Historia de nuestro cine', en La2 de TVE. Autor de 'De Blancanieves a Kurosawa: La aventura de ver cine con los hijos'. Una vida disfrutando de las películas; media vida intentando desentrañar su arte.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_