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Novillada en Las Ventas
Crónica
Texto informativo con interpretación

¡Qué trapío!

Bruno Aloi da una vuelta al ruedo protestada, y Sergio Rodríguez y Mario Navas saludan sendas ovaciones ante una seria y deslucida novillada de Los Chospes

El cuarto novillo de la ganadería de Los Chospes.
El cuarto novillo de la ganadería de Los Chospes.Alfredo Arévalo (Imagen cedida por Plaza 1)

Al ruedo de la plaza de Madrid saltaron seis ejemplares de enorme trapío. Pero aquellos no eran toros, sino novillos. Y en el cartel no había ni rastro de las llamadas figuras del toreo, sino que los que figuraban eran tres chavales, uno de ellos debutante en Las Ventas. Es la paradoja -por no decir vergüenza- de la tauromaquia moderna: los que empiezan se enfrentan a astados de mayor seriedad y trapío que los toreros más hechos y cotizados.

La novillada de Los Chospes, que promedió un peso de 491 kilos (nada del otro mundo), podría haberse lidiado como corrida de toros en cualquier plaza de importancia. Al contrario que la mayoría de toros lidiados, por ejemplo, en la recién finalizada Feria de Abril de Sevilla, estos lucían dos serios pitones por delante, astifinos e íntegros, al menos en apariencia. Hubo dos, segundo y cuarto, especialmente este último, que quitaban el hipo por delante. Menudos leños. Casi veletos.

Lamentablemente, su juego no fue tan admirable como la fachada. Desiguales en varas -unos cumplieron; otros mansearon descaradamente-, la mayoría se movió con más genio que casta, varios con violencia incluso, y a sus embestidas les faltó tanta clase como profundidad y transmisión.

Se salvó de la quema precisamente el ofensivo cuarto, noble y codicioso, frente al que Sergio Rodríguez construyó una faena que fue de menos a más y que terminó encendiendo a los tendidos en un final encimista en el que logró algunos naturales de estimable largura y templanza logrados al unipase. Seguramente habría cortado una oreja, pero se puso a pinchar. Con el muy noble y descastado primero dio muchos muletazos y no dijo nada.

Sustituía Mario Navas al convaleciente Manolo Vázquez tras las buenas sensaciones dejadas una semana atrás y por poco la recompensa acaba en disgusto. Hasta en dos ocasiones resultó cogido dramáticamente por el manso y bronco quinto, que nunca le perdonó los errores de colocación. Se la jugó como pudo con este y dejó algunos detalles de calidad con el mirón segundo, que tuvo movilidad. Lo mejor, sin duda, el torerísimo macheteo con el que le preparó para la muerte.

De una sosería insoportable resultó el lote del mexicano Bruno Aloi, al que no se le puede negar la disposición. En su repertorio no faltaron los cambiados por la espalda ni las bernadinas, aunque lo más destacable fue su acierto con la espada.

Sí, los tres muchachos se marcharon a pie de la plaza, pero lo hicieron con la cabeza bien alta y una mayor dignidad torera que la demostrada por la mayoría de las supuestas figuras del toreo actual. Los tres, Rodríguez, Navas y Aloi, pueden presumir de haber matado una señora corrida de toros en puntas. Y en Madrid.

Los Chospes / Rodríguez, Navas, Aloi

Novillos de Los Chospes, muy bien presentados, serios y astifinos, desiguales en los caballos, y de deslucido juego en general. Destacó el noble y codicioso 4º; el violento 2º tuvo movilidad.

Sergio Rodríguez: _aviso_ tres pinchazos y estocada perdiendo la muleta _segundo aviso_ (silencio); pinchazo _aviso_, otros cinco pinchazos y estocada trasera y caída _segundo aviso_ (saludos).

Mario Navas: Pinchazo y media estocada (palmas); bajonazo corto (saludos).

Bruno Aloi: pinchazo _aviso_ y estocada (saludos); estocada (vuelta al ruedo protestada tras leve petición de oreja).

Plaza de toros de Las Ventas. Domingo 21 de abril. Menos de un cuarto de entrada (7.772 espectadores, según la empresa).

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