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Feria de Abril
Crónica
Texto informativo con interpretación

‘Juncal’, en el recuerdo

La sintonía de la serie televisiva de Jaime de Armiñán sonó durante la lidia del segundo toro de una mansa y desfondada corrida de Alcurrucén que no propició el triunfo en el sexto ‘no hay billetes’ de la feria

Sebastián Castella, durante la faena de muleta a su primer toro.
Sebastián Castella, durante la faena de muleta a su primer toro.Raúl Caro Efe
Antonio Lorca

El pasodoble Juncal, compuesto por Vainica Doble, sintonía de la conocida serie televisiva de Jaime de Armiñán, sonó durante la faena de muleta al segundo toro de la tarde. Fue un emotivo recuerdo al cineasta recientemente fallecido, creador y director de esta gran obra taurina, protagonizada por Paco Rabal en 1989.

No está claro si a una gran parte del moderno público que llenó La Maestranza le sonaban las notas musicales de la banda del Maestro Tejera, pero ahí quedaron como la evocación de unas imágenes imperecederas para el aficionado taurino.

Hubo otros momentos hondos durante este festejo, emborronado por la mansedumbre de unos bien presentados toros de Alcurrucén, que huyeron de los caballos, esperaron en demasía en el tercio de banderillas y llegaron al tercio final desfondados, taciturnos y sin ganas de vivir.

Aun así, hubo instantes llamativos: una preciosa media de Morante al recibir al cuarto, y cuatro naturales a ese mismo toro; un ceñido par de banderillas de José Chacón al segundo, una larga e intensa tanda de derechazos intercalados con naturales de Castella y un quite de chicuelinas de Tomás Rufo a ese toro, y la constante insistencia de este último torero ante un lote que no le permitió más que una muestra de entrega permanente.

Morante de la Puebla muletea con la mano derecha al cuarto toro.
Morante de la Puebla muletea con la mano derecha al cuarto toro.Raúl Caro Efe

La verdad es que la terna se justificó sobradamente. Era la última tarde de Morante en la feria —sexto ‘no hay billetes’, y aún queda el de mañana, sábado—, y se empeñó en sacar agua clara de un pozo seco. Su primero, como todos, no tenía más que una bonita estampa, y se puso delante de él con firmeza y disposición, pero al animal le faltó movilidad y continuidad. La misma película se reprodujo ante el cuarto, otro animal entristecido y con cierta aspereza en su comportamiento ante el que trazó cuatro naturales en tandas diferentes, fruto de su insistencia. Pero no hubo más.

Sí obtuvo más rédito Sebastián Castella, que parece inmerso en una segunda juventud tras su vuelta a los ruedos la temporada pasada. Sigue siendo un torero valeroso, pero ha ganado en confianza y prestancia, y así se le vio delante del segundo mientras se escuchaban los sones de Juncal. Había brindado a los tendidos, y consiguió someter con descarada firmeza a un toro que acudía con cara alta y la embestida destemplada. La calidad que le faltó a su oponente la suplió Castella con una encomiable disposición, hasta que el toro, ya vencido, decidió abandonar la pelea.

El quinto fue un manso que correteó despavorido desde que salió al albero, y fue protestado por una parte del público, que dejó claro que desconoce las normas básicas de un festejo taurino (todo manso tiene su lidia y ello no es motivo para su devolución). Hasta ocho veces se acercó al peto del caballo y otras tantas huyó hacia el lado contrario. Castella pidió el cambio y el toro llegó a banderillas sin conocer el castigo. Acudió, entonces, con genio, como lo hizo en la muleta. Castella volvió a mostrarse como un torero sobrado, dominador de la situación, y pudo dibujar una tanda de hondos naturales abrochados con un trincherilla de cartel.

Y tampoco tuvo suerte el joven Tomás Rufo, dispuesto a reverdecer los triunfos ya conseguidos en esta plaza —dos salidas por la Puerta del Príncipe—, pero no fue posible. Su lote careció de fondo; el primero se paró y esperó con impaciencia la muerte, y el sexto decidió no moverse.

Una pena de corrida porque a los toros de Alcurrucén se les esperaba con expectación, a sabiendas de la buena actitud de la terna, pero… Así también es el toreo.

Alcurrucén/Morante, Castella, Rufo

Toros de Alcurrucén, bien presentados, muy mansos en los caballos, y sosos, descastados y desfondados en el tercio final.

Morante de la Puebla: pinchazo (silencio); tres pinchazos, media baja y tres descabellos (silencio).

Sebastián Castella: estocada baja (ovación); media estocada _aviso_ y un descabello (ovación).

Tomás Rufo: dos pinchazos (silencio); estocada (silencio).

Plaza de La Maestranza. 19 de abril. Decimotercera corrida de abono de la Feria de Abril. Lleno de ‘no hay billetes’.

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Sobre la firma

Antonio Lorca
Es colaborador taurino de EL PAÍS desde 1992. Nació en Sevilla y estudió Ciencias de la Información en Madrid. Ha trabajado en 'El Correo de Andalucía' y en la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). Ha publicado dos libros sobre los diestros Pepe Luis Vargas y Pepe Luis Vázquez.
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