La maldición del tiempo
García Pulido paseó una oreja de escaso peso del mejor novillo de la tarde, el quinto, de Montealto
El tiempo puede llegar a ser el mejor aliado o un implacable enemigo, y medirlo con acierto en el toreo es una tarea harto complicada. De ahí, por ejemplo, que la mayoría de las faenas de muleta sean tan largas como insufribles porque el torero ni los que le acompañan en el callejón parecen conocer la medida y prefieren ofrecer una buena dosis de sopor a la espera de que suene una flauta que, por lo general, está muda.
Algo parecido sucede con las trayectorias de los novilleros, y el caso de Jorge Martínez es un ejemplo. Resulta inexplicable que este buen torero, que lo es, no se haya estrenado esta temporada como matador, y le hagan esperar hasta la próxima feria de Almería para acceder al escalafón superior.
Tiene el oficio aprendido, porte, elegancia, buenas maneras, maneja los engaños con soltura y hondura… Lo que no tiene es toro, y el novillo de le ha quedado pequeño. No luce a su lado, porque da la impresión de que Martínez está en un tentadero; parece un diestro veterano y ya no le acompaña la alegría de sus inicios. Vamos, que se le ha pasado el arroz como novillero y el error le está pasando factura, y de qué manera. El tiempo puede llegar a ser una maldición.
Hoy no ha triunfado en Las Ventas, al igual que ya le sucedió en San Isidro, lo que es un mal augurio para el futuro. Y la verdad es que su primer novillo, noble y con movilidad en el tercio final, le ofreció posibilidad de lucimiento y dibujó muletazos de altura con ambas manos (a la salida de un natural sufrió una voltereta sin consecuencias), pero no hubo faena reunida ni emoción ni remate; y, quizá, porque el buen trazo innato de este torero está dirigido para el toro. Tampoco el cuarto, tan noble como agotado, le permitió alcanzar el clímax necesario.
La novillada, no se olvide, estaba anunciada como el premio para los triunfadores de lo que va de temporada en Madrid. Triunfadores, a medias, porque solo García Pulido cortó una oreja en la Feria de la Comunidad. Pues ninguno de los tres ha ofrecido una imagen como tal, como triunfador; más bien, han preferido permanecer en sus respectivas zonas de confort, y así han llegado al hotel, con el mismo bagaje que acudieron a la plaza.
García Pulido cortó una oreja de escasa relevancia del quinto, de Montealto, un novillo noble, con calidad en su embestida, con el que el novillero se envalentó y destacó por su decisión y entrega en varias tandas por ambas manos que no llegaron a alcanzar la emoción que el novillo demandaba. Dificultoso e incómodo fue el segundo, que embestía con la cara alta y no le permitió lucimiento.
A Mario Navas, por su parte, como a sus compañeros, le acompañan las buenas maneras, se planta bien ante sus oponentes, desprende buen aroma, dibuja detalles bonitos, pero no rompió en ninguno de su lote. Soso fue su primero, y de corto recorrido el sexto. Y tuvo un detalle impropio de torero caro: a la muerte de su primer novillo, y en vista de que el tendido no reaccionaba, tomó el capote y salió a la raya del tercio a mendigar unas palmas. No. Eso no es de torero.
Por cierto, a los tres les urge ya el tiempo: a Jorge, novillero desde agosto del 19; a García Pulido, desde septiembre del mismo año, y a Navas, desde mayo del 22.
Fuente Ymbro y Montealto/Martínez, Pulido, Navas
Tres novillos de Fuente Ymbro, correctos de presentación, mansos los dos primeros, noble y con movilidad el que abrió plaza, incómodo el segundo y descastado el tercero; y tres de Montealto, cuarto, quinto y sexto, este último, devuelto y sustituido por otro del mismo hierro, bien presentados, cumplidores en varas, noble y agotado el primero, con clase el lidiado en quinto lugar, y muy soso el sobrero.
Jorge Martínez: estocada caída _aviso_ (ovación); estocada (palmas).
García Pulido: metisaca, estocada perpendicular _aviso_ (silencio); estocada contraria (oreja).
Mario Navas: estocada (silencio); pinchazo, casi entera tendida y atravesada _aviso_ y dos descabellos (silencio).
Plaza de Las Ventas. 25 de junio. Novillada de triunfadores. Algo más de un cuarto de entrada (6.313 espectadores, según la empresa).
Babelia
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