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Justine Triet, un cine feminista, de autor y comercial que merece la Palma de Oro

La directora francesa ha ido escalando posiciones en el panorama de los festivales hasta llegar a la cima de Cannes

Justine Triet recibe los aplausos de Jane Fonda y de sus compañeros de equipo de 'Anatomía de una caída'.
Justine Triet recibe los aplausos de Jane Fonda y de sus compañeros de equipo de 'Anatomía de una caída'.MOHAMMED BADRA (EFE)
Gregorio Belinchón

Durante años, la francesa Justine Triet (Fécamp, 44 años) ha seguido fiel a sus intereses: las mujeres en constante lucha, las relaciones y, según han pasado los años, cada vez más el thriller. Anatomía de una caída, la película con la que se ha convertido en la tercera directora, tras Jane Campion y Julia Ducournau, en ganar la Palma de Oro, ejemplifica esas líneas artísticas. La película describe la investigación y el juicio por la muerte de un músico francés, caído desde el desván de su casa de la montaña, un chalet a medio construir: su esposa, una escritora alemana (una excepcional Sandra Hüller, se convierte en sospechosa y acusada. Los únicos testigos son su hijo con problemas de vista y su perro. El juicio sirve más para indagar en la vida sentimental de la pareja, en subrayar al público que hay distintos puntos de vista, numerosas perspectivas, y que nadie sabe lo que ocurre qué pasa dentro de una relación, probablemente ni quienes la viven. El guion, obra de Triet y de Arthur Harari (Onoda, 10.000 noches en la jungla), juega con el espíritu de Patricia Highsmith en ese retorcimiento del thriller a través de las ambigüedades y de los recovecos pasionales del ser humano.

En Cannes, Triet alabó el trabajo de Hüller “porque juega con su cuerpo en el plató”. “No sé explicarlo bien, parecía que su físico no le pertenecía, sino que se lo apoderaba el personaje, y la complejidad de su trabajo alimentó mi espíritu”. Como los repartos que han trabajado en ocasiones precedentes con Triet, su protagonista recordó: “Tiene una forma muy agradable de trabajar. Algunos realizadores deberían inspirarse en ella. Y la misma Hüller explicó sobre su directora el día de la presentación del filme en Cannes: “Todo el mundo en este planeta tiene la capacidad de sentir todo, lo que hay que saber es cómo abrir el canal por el que mostrar las emociones sin por ello salirte de un espacio de seguridad. Y eso es lo Justine construyó”.

Justine Triet y la actriz Sandra Hüller, a la entrada de la gala de premios de Cannes.
Justine Triet y la actriz Sandra Hüller, a la entrada de la gala de premios de Cannes.LOIC VENANCE (AFP)

Triet empezó realizando vídeos que reflexionaban sobre la posición de un individuo dentro de un grupo, y por eso su corto más conocido, Sur Place (2007), se filmó durante unas manifestaciones estudiantiles. Logró cierto nombre con su mediometraje documental Solferino (2009) —el nombre hace referencia a la calle parisiense donde se sitúa la sede del partido socialista francés—, sobre las elecciones presidenciales francesas de 2007, que enfrentaron a Nicolas Sarkozy y Ségolène Royal. Y repitió en ese formato y en ese tamaño con Des ombres dans la maison (2010). Sin embargo, cuenta, no olvidaba que la ficción es su terreno favorito: “Es un lugar en el que puedes esconder la verdad. Me fascina la idea de que cuanto miras más profundamente una imagen, menos ves”, lo que sería una definición perfecta de Anatomía de una caída. En el filme, cuya segunda parte entra en el género del drama judicial, el testimonio del hijo del matrimonio juega ese rol: ¿dice la verdad? ¿Miente? En realidad, ¿importa? Ni Triet ni el espectador lo saben.

Licenciada en la Escuela Nacional de Bellas Artes de París, Triet se mueve igual de bien en los mundos de los festivales y en el de las salas comerciales. Y no olvida el mensaje social, como ha quedado claro en su discurso de agradecimiento, cuando ha cargado contra el actual Gobierno francés y su represión a las manifestaciones contra su reforma de la edad de la jubilación. “Esa reforma ha levantado en su contra a toda Francia, el Ejecutivo ha ignorado ese movimiento social, y las políticas neoliberales de Macron también están acabando con la excepción cultural francesa, una defensa institucional que ha permitido que Francia se mantenga culturalmente a flote en medio de la globalización”, dijo. Posteriormente, ante la prensa, se reafirmó en sus palabras, y subrayó lo importante “que es oír a la gente, y mantener, en un mundo en cambio, la excepción francesa”. Perteneciente al colectivo 50/50, que lucha por la paridad en el cine francés, en el escenario con la Palma se abrazaba a su compañera de fatigas Julia Ducournau, anterior realizadora en llevarse este galardón y miembro del jurado actual, y Jane Fonda, que presentaba el galardón. Tras un discurso feminista, la actriz estadounidense se mostró felizmente sorprendida de ser ella quien le daría el premio a una directora.

Sandra Hüller, en el tribunal en 'Anatomía de una caída'.
Sandra Hüller, en el tribunal en 'Anatomía de una caída'.

Puede que esa lucha social le venga a Triet de su infancia: “Mi madre tuvo una vida bastante compleja, trabajando y criando a tres hijos, dos de los cuales no eran suyos. Mi padre estaba muy ausente”. De ahí nació su cine, “que cuestiona mucho las relaciones entre hombres y mujeres, que están en el centro de nuestras vidas”. Y que merecen cuestionarse: “El cine debe contribuir a la revolución social feminista. Durante mucho tiempo, cuando veía películas, pensaba que era el niño, me identificaba con el papel masculino. Hoy tengo claro que necesitamos historias hechas por mujeres, dirigidas por mujeres, juzgadas por mujeres. Todavía estamos muy lejos de la paridad”.

El primer Cannes de Triet fue el de 2013 con La batalla de Solferino, en la que volvía a narrar un cara a cara presidencial francés, pero desde el punto de vista de una expareja, ella periodista de televisión que cubrirá esa elección y su antiguo marido, que va a pasar el día con sus hijos. Para lograr la verosimilitud en las calles, la mayor parte del filme se rodó el 6 de mayo de 2012, el día de la votación. Fue, según Cahiers du Cinéma, una de las diez mejores películas de aquella edición del certamen.

Rodaje de 'Anatomía de una caída', de Justine Triet.
Rodaje de 'Anatomía de una caída', de Justine Triet.

En 2016 pasó por la Semana de la crítica con Los casos de Victoria, una comedia en la que Virginie Efira encarnaba a una abogada desbordada que buscaba la estabilidad emocional. La misma Efira coprotagonizaría El reflejo de Sibyl, estrenada en el Cannes de 2019, dando vida a Sibyl, una psicoterapeuta hastiada que vuelve a su primera pasión, convertirse en escritora de novelas. Y encuentra inspiración en la extraña relación que se crea con una paciente, Margot, una joven actriz angustiada (Adèle Exarchopoulos), que deviene en un juego de apariencias e intriga. Con este filme Sandra Hüller, en un papel secundario como una directora de cine, entró en el universo de la directora francesa. Anatomía de una caída es su nueva apuesta por un cine formalmente clásico, tan de autor como de público: en la cuadratura del círculo Triet ha triunfado.

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Sobre la firma

Gregorio Belinchón
Es redactor de la sección de Cultura, especializado en cine. En el diario trabajó antes en Babelia, El Espectador y Tentaciones. Empezó en radios locales de Madrid, y ha colaborado en diversas publicaciones cinematográficas como Cinemanía o Academia. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Relaciones Internacionales.

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