Canal Toros, referencia de innovación y calidad, se corta la coleta y deja huérfana y desorientada a la afición
El desacuerdo con las empresas taurinas, el descenso del número de abonados Y la decisión de alejarse de los toros, entre las posibles razones del cierre
El cierre definitivo de Canal Toros es una de las noticias más desalentadoras que ha protagonizado la tauromaquia moderna en mucho tiempo. Desaparece una plataforma televisiva que se ocupaba de la difusión, promoción y defensa de la fiesta de los toros en todos sus ámbitos. Y, con toda seguridad, se le va a echar de menos. Sin duda.
En primer lugar, porque cuando muere un medio de comunicación, algo se desgaja en el alma de todos los que lo seguían, y se rompe un espacio de libertad. Hoy, los aficionados a los toros tienen todos una pequeña herida en lo más hondo de su ser, porque, quien más, quien menos, se ha deleitado con las brillantes imágenes del Canal, se ha emocionado con la innovadora realización de los festejos taurinos, ha conocido en profundidad a toreros y ganaderos, y se ha formado con numerosos programas que han mostrado la historia y, muchas veces, los vértices poco conocidos del complejo mundo de la tauromaquia. Canal Toros ha sido desde sus inicios una pieza fundamental para el mantenimiento de la tauromaquia moderna. Y no pocos aficionados albergan la sospecha de que la larga y brillante etapa cubierta por esta empresa, con sus aciertos y errores, ya no volverá. Y se notará su ausencia, seguro.
Y, en segundo lugar, porque los profesionales de Canal Toros lo hacían muy bien. Es verdad que se echaba de menos un criterio más periodístico, independiente y crítico en los comentarios de las corridas en directo, pero ese juicio en exceso triunfalista solo engañaba a sus autores. A pesar de ese borrón, se notaba que detrás de cada festejo había un trabajo extraordinario antes, durante y después de cada retransmisión.
Y cuántos buenos programas informativos, de debate, tertulia, análisis y difusión han forjado la historia de un canal que fue en su día estandarte de la innovación absoluta, y que ha sido capaz de mantener un nivel de calidad difícilmente superable. Nunca se han visto los toros como los mostraba ese canal y nunca un aficionado ha estado tan cerca de los pitones de un toro o del corazón de un torero. Canal Toros era un valioso regalo para todos los aficionados.
Canal Toros ha sido desde sus inicios una pieza fundamental para el mantenimiento de la tauromaquia moderna
Y surge la pregunta: ¿Por qué Movistar ha decidido poner punto final a este proyecto? ¿Quién conocerá la respuesta? Cualquiera sabe… Lo más seguro es que no se sepa nunca y quede para siempre la permanente duda entre si es que no fue posible el acuerdo con las empresas taurinas, si con el número de suscriptores actuales era inviable su mantenimiento, o es que Movistar ha creído que este era momento de alejarse de un espectáculo denostado por la política y que no goza de las prebendas sociales de lo políticamente correcto.
La verdad está en el aire, pero sí es posible hacer conjeturas.
El hecho de que Canal Toros no retransmitiera la Feria de Otoño de 2022 fue un indicio revelador de que algo no funcionaba correctamente. Nada se sabe, tampoco, de aquellas negociaciones entre la plataforma y la empresa de Las Ventas.
Iniciado 2023, comienza la rumorología y existe la impresión de que Canal Toros no tiene mucho interés en hacerse con los derechos de imagen de la temporada en la plaza de Madrid. Y, de pronto, aparece un nombre, OneToro, y el 1 de febrero, en el curso de la gala de San Isidro, se le pone cara a un señor extranjero que dice ser el consejero delegado de la empresa y que acaba de firmar con los empresarios madrileños un acuerdo televisivo por tres años. ¿Alguien sabe si Movistar negoció de verdad con Plaza 1 o Canal Toros dejó el camino libre a OneToro antes de sentarse a la mesa?
Otras preguntas: ¿por qué empresarios como el de La Maestranza o los de Las Ventas no han hablado nunca con cariño sobre Movistar? ¿Por qué nunca han valorado públicamente la ingente labor de este canal a favor de la fiesta y han circunscrito sus palabras al terreno meramente comercial? ¿Por qué Rafael García Garrido, empresario de Madrid, se ha referido siempre a Movistar con un indisimulado desdén? ¿Por qué esta falta de empatía entre unos negociadores que se necesitaban mutuamente?
Nada se conoce de las causas que pudieran justificar esta actitud empresarial, o si es Movistar el culpable del creciente desapego. Los empresarios taurinos evaden las respuestas, pero los directivos de Canal Toros es que no cogen ni el teléfono.
Y quedan más preguntas: ¿qué ha hecho el sector durante estos años para retener a Movistar? No se olvide, por ejemplo, que la llamada Gira de Reconstrucción, que mantuvo viva la fiesta durante la pandemia, estuvo sufragada por Movistar. Anoet, la patronal taurina, se ha limitado a publicar una escueta nota en la que agradece “el importante apoyo que esta plataforma ha prestado al mundo del toro”, y se pone a disposición del medio “por si alguna vez decide emprender nuevos proyectos vinculados a la tauromaquia”. No cabe mayor frialdad en las cuatro líneas de los empresarios.
Por otra parte, ¿alguien sabe a día de hoy qué es OneToro? (Por cierto, esta empresa ha convocado hace solo unas horas una rueda de prensa para el 2 de marzo, y es de suponer que entonces se desvelará la incógnita). ¿Se ha preocupado el sector taurino de conocer si esta nueva empresa igualará a Canal Toros en la promoción de la fiesta?
Ojalá se trate de un error, pero las conjeturas apuntan a que la fiesta de los toros acaba de recibir un puntillazo certero
Porque si no es así, el cierre de Canal Toros no será más que un paso adelante en la desaparición de la fiesta. Así de duro y claro.
Sea como fuere, es una muy mala noticia que Canal Toros cierre el 23 de marzo; el corte de la coleta de una figura siempre es un adiós henchido de nostalgia, y Canal Toros ha sido un medio fundamental en la tauromaquia moderna. De momento, la afición se ha quedado huérfana, desorientada y muy preocupada sobre el futuro.
Es una pena grande que, por las razones que sean, la pantalla de Canal Toros se funda en negro.
Y otra vez habrá que culpar a todo el sector —toreros, ganaderos y empresarios— (¡ay, señores García Garrido, Casas y Valencia!) de no haber puesto el mundo patas arriba para que esta plataforma siguiera viva.
Ojalá se trate de un error, pero las conjeturas apuntan a que la fiesta de los toros acaba de recibir un puntillazo certero.
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