La inteligencia artificial atribuye a Lope de Vega una obra anónima del fondo de manuscritos de la Biblioteca Nacional
La comedia palatina ‘La francesa Laura’, escrita en los últimos años de vida del dramaturgo, estaba catalogada desde 1882 por la institución, pero se desconocía su autor
Una obra hasta hoy anónima, titulada La francesa Laura, que está en el riquísimo fondo de manuscritos de la Biblioteca Nacional de España (BNE), compuesto por unos 85.000 ejemplares, de los que 11.500 son piezas de teatro, tiene desde este martes autor, nada menos que el Fénix de los Ingenios, Lope de Vega (Madrid, 1562-1635). La atribución ha sido posible gracias a la inteligencia artificial (IA), a través de programas de transcripción del texto y su posterior comparación con comedias del Siglo de Oro español, entre ellas las de este prolífico autor. Tras casi un año de trabajo, las máquinas han revelado que detrás de esos versos (sonetos, redondillas, romances…) estaba el creador de clásicos como Fuenteovejuna o El caballero de Olmedo.
“Lope escribió esta obra cinco o seis años antes de su muerte, lo que nos sitúa entre 1628 y 1630″, dice por teléfono Germán Vega, catedrático de Literatura española de la Universidad de Valladolid, investigador responsable del hallazgo junto con Álvaro Cuéllar, de la Universidad de Viena. Vega aclara que no estamos ante un autógrafo de Lope: “Es una copia de otra copia, o quizás del original, está datada a finales del siglo XVII, varias décadas después de muerto Lope, y está escrita por tres manos, una por acto”. Quizás por ello apenas tiene tachaduras ni correcciones, aunque sí las necesarias acotaciones, ya que era un manuscrito para uso de las compañías de teatro.
Los detalles de este gran descubrimiento pueden leerse en un artículo científico publicado hoy en la revista Anuario Lope de Vega. Texto, literatura, cultura, de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), centro al que pertenece el Grupo Prolope, expertos en este dramaturgo, que han digitalizado todas sus comedias y que ahora preparan una edición crítica de la obra, que publicará este año la editorial Gredos. El manuscrito está digitalizado ya en la web de la BNE.
La jefa del Servicio de Manuscritos e Incunables de la BNE, María José Rucio, afirma que “es la primera noticia que tenemos de esta obra de Lope de Vega, no se sabía antes nada de ella”. “El manuscrito está en buenas condiciones y llegó en la compra que hizo el Estado para la Biblioteca Nacional en 1886 de la biblioteca del Duque de Osuna”. Poco antes, en 1882, “mientras probablemente se estaba en las negociaciones de la compra del conjunto, la Biblioteca Nacional la había catalogado como comedia anónima”. Rucio asegura que gracias a las nuevas herramientas tecnológicas “probablemente este descubrimiento no sea el último”.
La obra no es la característica comedia de capa y espada, según Vega. “Es del género de la comedia palatina, por lo tanto, es seria, aunque hay acciones de enredo, amor, honor y un final feliz”. La comedia palatina se sitúa en países que no son España y en épocas no contemporáneas al autor. En este caso, Francia (aunque no se sabe la ciudad) y Londres, en el final de la Guerra de los Cien Años, esto es, a mediados del siglo XV, cuando estaba a punto de acabar el larguísimo conflicto que enfrentó a franceses e ingleses.
El protagonista, el conde Arnaldo, cree que su mujer, Laura, lo engaña. Sospecha que ha cedido al insistente cortejo del todopoderoso heredero del trono de Francia. En realidad, nada ha sucedido, pero el conde, en un ataque de celos y por el temor al deshonor, encarga a su criado que la mate con un potente veneno; pero este, por suerte, desobedece a su señor. Cuando el conde descubre que se ha engañado a sí mismo, intenta evitar que se perpetre el crimen. “Lope sabía que su público en su mayoría era femenino y por eso hay una defensa de la mujer en el inicio del texto”, que dice: “Fuera de que a las mujeres / les sobran tantas hazañas, / que en las armas y las letras / envidia a los hombres causan”.
Aunque no transcurre la acción en suelo español, Lope pone en boca de uno de sus protagonistas a España como ejemplo de lugar para el amor: “[…] Es de suerte / lo que se aman y requiebran, / que parecen españoles, / que, aunque es nación tan severa, / en llegando a enamorar / es de todas la más tierna”.
En esas palabras con tanta pasión, la inteligencia artificial ha reconocido la mano de Lope de Vega. El primer aviso tecnológico lo dio “un programa que se llama Transkribus, nacido de un proyecto europeo, dependiente de la universidad austriaca de Innsbruck, que está entrenado para transcribir automáticamente manuscritos y reconocer textos históricos para convertirlos en textos digitales”, dice Vega. “En este caso, se entrenó a la máquina dándole a leer unas 1.300 obras del Siglo de Oro para que pudiese reconocer más fácilmente el nuevo texto”, añade Rucio. La primera versión que ofreció la máquina incluía errores. “Es lógico en textos antiguos, así que se limpió la transcripción y volvió a introducirse en el programa, y ya dio las primeras pistas de quién podía ser el autor”, apunta el profesor Vega.
El siguiente paso fue volcar la transcripción ya limpia en una plataforma, ETSO (Estilometría aplicada al Teatro del Siglo de Oro), cuyos responsables son Vega y Cuéllar. “Es un corpus que contiene unas 2.800 comedias de 350 autores, casi todos del XVII, aunque también hay del XVI”, precisa. “Con esta herramienta se realizan estudios para desentrañar problemas de autoría”, subraya la nota publicada este martes por la BNE.
Un tercer programa, Stylo, “es al que se le ordena que compare el texto que has metido en esa gran base de datos, ETSO, con todos los demás que contiene”, declara el experto. “En ese análisis se comparan, por ejemplo, las 500 palabras más frecuentes del texto que se investiga con las 500 del resto de obras”. En el caso de La francesa Laura, el resultado detectó que “las 100 obras con las que tenía más cercanía eran casi todas de Lope, y la más similar de todas era El castigo sin venganza, de 1631″.
A continuación, los estudios tradicionales de la filología sobre autoría de obras “confirmaron totalmente” las pesquisas de la inteligencia artificial, apunta la BNE. “Así sucede con la versificación. Lope no escribía con el mismo esquema métrico al principio de su obra que en esos últimos años. Su métrica está muy estudiada y la de esta obra coincide con la de ese periodo final”, precisa Vega. “Además, la ortología, que se refiere a cómo hacía Lope las sinalefas, los diptongos o los hiatos para su pronunciación”. Finalmente, lo que este catedrático define como “localización de ecos de la escritura de Lope”. Hay coincidencia en ideas, asuntos, motivos y estructuras léxicas reconocibles en Lope. “En muchos momentos de la obra, los personajes se expresan igual que otros de otras comedias de él”. Así es cómo este amante padre, devoto sacerdote, hombre copioso en amores, eterno enemigo de Cervantes, al que se le atribuyen unas 1.500 obras, ha visto cómo casi 400 años después de su muerte —puestos a excesos, hay que recordar que sus honras fúnebres duraron nueve días—, su catálogo sigue creciendo.
Babelia
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