281.557 jóvenes acceden al bono cultural del ministerio, el 58% de los posibles beneficiarios
Miquel Iceta confía en agilizar en 2023 los trámites que han lastrado la concesión de los 400 euros para las personas de 18 años. Se han gastado 112 millones de los 210 previstos
Un total de 281.557 jóvenes de 18 años han sido los beneficiarios del Bono Cultural Joven en toda España, lo que supone el 57,8% de las personas nacidas en 2004 (cerca de 488.000). La cifra no alcanza las expectativas, visto que cuatro de cada 10 ciudadanos que cumplen la mayoría de edad este año han rechazado —o no han conseguido solicitar— los 400 euros que por primera vez el Gobierno regala para gastar en cultura. La iniciativa partía con una asignación presupuestaria de 210 millones de euros y finalmente se gastarán 112 millones. No obstante, el ministro de Cultura y Deporte, Miquel Iceta, ha esbozado este jueves en Valencia un balance positivo de esta iniciativa pionera en España a nivel nacional (existen proyectos parecidos en varias comunidades autónomas), en un doble sentido: por un lado, “muestra el interés de un amplio espectro de la población joven española por la cultura, que esta iniciativa ayuda a fidelizar como público y consumidor de cara al futuro; y, por otro lado, ofrece un respaldo adicional al sector para recuperarse de la crisis”.
La adhesión a este bono de 400 euros por persona para gastar en productos y experiencias culturales no ha sido sencillo para muchos por las dificultades en la tramitación burocrática, según han manifestado algunos de los beneficiarios. Ha habido unos 376.000 inicios del proceso para solicitar el bono por la web, aunque no todos ellos se han completado. Tanto que muchos usuarios convirtieron su frustración en ironía con mensajes en las redes sociales que consideraban la iniciativa “más difícil que sacarse el bachillerato”. De los que sí han finalizado el proceso y obtenido el bono, aproximadamente 225.000 lo han realizado por internet y unos 55.000 mediante Correos, una opción que Cultura introdujo en las últimas semanas, ante las quejas de muchos jóvenes por los problemas digitales. El ministerio también terminó ampliando el plazo dos semanas, hasta el 31 de octubre.
“Aunque el alcance de la campaña de marketing ha sido elevado [Cultura invirtió 4,5 millones de euros en la promoción, liderada por la agencia Equmedia], los resultados para un bono que no posee demasiados requisitos, casi se relega a haber nacido en 2004 y poco más, no son todo lo positivos que deberían. Y se debería analizar el motivo por el cual 100.000 personas ni siquiera lo han solicitado, si se trata de desinterés, falta de acceso u otra razón”, asegura Esther Rodríguez, directora del portal pedirayudas.com. La experta agrega: “Este bono inicialmente se ha caracterizado por la dificultad en su tramitación, podemos confirmarlo por la cantidad de dudas y de solicitudes de tutoriales que hemos recibido”. Rodríguez reconoce que el ministerio fue agilizando el proceso y reaccionando “bien”, aunque “un poco ajustado de tiempo”. Y destaca el caso concreto de dos usuarios que no pudieron darse de alta ni online, ni presencialmente, ya que en su pueblo no hay oficina de Correos.
Preguntado sobre esos problemas en la tramitación, Iceta ha respondido: “Hemos hecho varias cosas que han ido aligerando el procedimiento. Hemos pasado de la clave avanzada a la simple, para facilitar la identificación, hemos ampliado el periodo de adhesión y abrimos la posibilidad de gestión presencial. De la experiencia de este año hemos de aprender rápidamente porque al año queremos volver a ponerlo en marcha. Y hoy tenemos ya el objetivo de superar esa cifra”. El Bono Cultural Joven ya está incluido en los Presupuestos Generales del Estado para 2023, que se negocian estos días en el Congreso. El ministro ha señalado que los mayores problemas se han producido en la gestión de la firma digital. Y ha comentado que en las últimas horas de plazo se produjo un aluvión de inscripciones (unas 15.000), cumpliendo con la “tradición de esperar al último día”.
Los mayores porcentajes de adhesión al bono se han detectado en las comunidades autónomas de La Rioja (65,7%), Madrid (65,1%) y País Vasco (64,7%). Por el contrario, Melilla (36,3%), Ceuta (37,1) y Baleares (38,6%) han registrado la menor incidencia de la iniciativa. En la Comunidad Valenciana, donde se ha presentado el balance final de la iniciativa, se han obtenido 32.161 abonos, el 60% de los jóvenes de esta edad. Y en Cataluña un 49,43% de quienes tenían derecho a pedirlo.
Así funciona en Italia y Francia
Por comparar, la primera edición del bono cultural en Italia, uno de los países europeos pioneros en lanzar la iniciativa, en 2017 y con 500 euros, alcanzó el 61% de los beneficiarios potenciales. El proyecto también registró problemas burocráticos, aunque ofrece más lecciones de cara a las futuras ediciones en España: la adhesión ha ido subiendo hasta sumar en 2021 el 81,1% de quienes podían solicitarlo; a la vez, los jóvenes italianos nunca han llegado a gastar todo el dinero a su disposición, ya que de media siempre han sobrado más de 30 euros por ciudadano. “Los obstáculos técnicos luego se resolvieron. La verdad es que en muchos casos prevaleció el desinterés. Si no te gusta leer, no vas a conciertos ni al cine, ¿de qué te sirve?”, relataba en La Repubblica en 2017 Tommaso Tosi, un beneficiario que creó un grupo en Facebook sobre el bono que alcanzó los 14.000 inscritos.
Francia también cuenta con un proyecto parecido, bautizado como pass culture, que se puso en marcha en mayo de 2021 para los que acababan de cumplir 18 años. En enero de 2022, el Gobierno de Emmanuel Macron lo extendió a los estudiantes de entre 15 y 16. Los de 18 reciben un bono de 300 euros; los menores, de entre 20 y 30. En total, 1,8 millones de jóvenes se han beneficiado del bono cultural, según informó al Senado el pasado abril Sébastien Cavalier, responsable del organismo que lo gestiona. De estos, 750.000 son menores de 18 años, informa Marc Bassets.
Cavalier explicó que el 56% del gasto se dirige a libros. Y de estos, un tercio a mangas, los cómics japoneses que, desde hace años, despiertan en este país una verdadera fiebre y suelen dominar las listas de superventas. En Italia también el sector editorial se lleva la preferencia de los beneficiarios, que incluyen en su compra además los manuales de texto universitarios. Después de los libros, la elección de los usuarios del pass culture recae en el cine, con 17% del gasto, seguido de los instrumentos musicales y los espectáculos en vivo, con un 1,5%. Las cifras, sin embargo, son de 2021, cuando todavía estaban vigentes algunas restricciones por la pandemia. Las cifras provisionales de 2022 indican una subida del consumo en esta categoría.
En el caso de España, el bono está dividido en tres tramos, para diversificar la inversión: 100 euros para productos físicos, por ejemplo, libros, prensa o discos; otros 100 euros para productos digitales: prensa digital, podcast, videojuegos en línea; y 200 para actividades presenciales: teatro, ópera, cine, danza y museos. Hasta el momento, 2.500 empresas culturales, entre ellas varias cadenas comerciales, se han adherido al programa. Las empresas podrán continuar sumándose al programa sin fecha límite.
Una vez concedida la ayuda, los jóvenes españoles disponen de un año para gastar los 400 euros. El Bono Cultural Joven funciona con una tarjeta de prepago que emite Correos y que el beneficiario puede tener de forma virtual en su móvil o de forma física. En este caso, puede recogerse en cualquier oficina postal de España. “El Gobierno podría haber llegado a todas las personas que cumplieran 18 años a lo largo de 2022 si los hubiera enviado directamente a los hogares de los perceptores, obteniendo los datos del censo”, agrega Rodríguez. Otra sugerencia para 2023. Así que los futuros beneficiarios confían en un doble regalo: llevarse el bono. Y ahorrarse los problemas burocráticos.
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