Factoría ‘fuenteymbro’

Fuente Ymbro es una factoría ganadera que cría toros como churros. El pasado mes de julio, su dueño, Ricardo Gallardo, afirmaba en el blog ‘El toro, por los cuernos’ que cuenta este año con 200 animales -toros y novillos- para su lidia.

De todos ellos, una cuarta parte pasarán por Las Ventas; de hecho, ha lidiado ya cuatro novilladas y la de hoy ha sido la tercera corrida, y parece que aún tiene contratadas una corrida y un festejo menor más para la Feria de Otoño.

Lo que Gallardo no quiso aclarar es la razón de tan continuadas comparecencias en la plaza madrileña; si es que le une una íntima amistad con los empresarios, lo que le otorga una preferencia desmedida, o es que ha ofrecido un ‘pack’ económico para deshacerse de tanto animal que come y bebe todos los días.

Sea como fuere, son muchos ‘fuenteymbros’ con lo larga y variada que es la cabaña hispana; tantos, que la cantidad supera con creces a la calidad, y así ha sucedido este 15 de agosto, en el que toros de una corrida basta, desabrida, noblota, blanda y descastada ha echado por tierra las ilusiones de una terna necesitada de triunfos sonados para salir de su modesta situación actual.

Ni siquiera ha servido para darle una alegría verdadera a Ángel Sánchez, que paseó una oreja tras una gran estocada al quinto de la tarde, un animal sin fortaleza alguna, con el que se lució Lipi en banderillas, y el matador destacó en contados destalles de su buen concepto, que no pudo culminar ni en este ni en su primero, un manso sosísimo que no podía con su alma.

Confirmó la alternativa el joven francés Adrien Salenc, que se las vio en primer lugar con el toro más astifino y complicado de la tarde. Derrotó y se frenó de salida en los capotes, huyó del caballo y embistió siempre con la cara alta; estos defectos no evitaron que el torero ofreciera una lección de pundonor, no perdiera la compostura a pesar de una fuerte voltereta y se jugara el tipo como la ocasión exigía. Habilidoso, valiente y decidido, pudo robarle un par de derechazos garbosos que el animal no merecía. Otra voltereta sufrió en el sexto, de corto recorrido, parado y sin fuerzas, y tras acabar con dignidad se marchó a que le hicieran radiografías para comprobar el alcance de las cogidas.

El tercero en discordia fue Jairo Miguel, que tomó la alternativa con 15 años en México, y ya ha cumplido los 29. Y su problema es que no dijo nada. Bondadoso fue su primero, al igual que el cuarto, sin fuerza, además. Pero a los dos los toreó despegado, sin sello, sin gracia y con una preocupante frialdad.

Como frío se quedaría Ricardo Gallardo, el ganadero, presente en la plaza, que tuvo que escuchar más de una merecida reprimenda de los tendidos.