_
_
_
_

El Ministerio de Cultura y los sindicatos llegan a un acuerdo para acabar con la falta de personal y los cierres en los museos estatales

La definición de la categoría de los vigilantes de sala permitirá su contratación y los guías de las cuevas de Altamira suben de categoría

Una imagen del Museo Sorolla, en Madrid, uno de los centros estatales más afectados por la falta de personal.
Una imagen del Museo Sorolla, en Madrid, uno de los centros estatales más afectados por la falta de personal.Kike Para
Sergio C. Fanjul

“Lo siento, la mitad del museo está cerrado por falta de personal”, es lo que se oye en el vestíbulo del Museo Nacional del Romanticismo, que ocupa el antiguo palacio del marqués de Matallana en el centro de Madrid. No es el único museo estatal, dependiente del Ministerio de Cultura y Deporte, que está teniendo desde hace meses problemas de funcionamiento debido a esa falta de personal, sobre todo vigilantes de sala. También se han registrado situaciones anormales en otros como el Sorolla, en Madrid, o el Nacional de Cerámica, en Valencia, entre otros. Las quejas de los visitantes se han ido acumulando, mientras que en las webs de algunos de los centros se puede leer esta fórmula misteriosa para justificar el cierre de salas o los horarios reducidos: “Motivos de organización interna”. Los cierres parciales o recortes de horarios han generado malestar en los visitantes y están dando muy mala imagen de los museos.

Los problemas de falta de personal de los museos se remontan a 2020

¿Qué pasa en los museos estatales? A preguntas de este periódico, desde el ministerio prefieren responder vía correo electrónico y con mensajes escuetos: “Los cierres puntuales que se han producido en algunos museos estatales dependientes de la Dirección General de Patrimonio Cultural y Bellas Artes son consecuencia de la entrada en vigor del IV Convenio Único del personal laboral de la Administración General del Estado [firmado en marzo de 2019]”. Preguntando a otros museos en particular, todos remiten al gabinete de prensa del ministerio. “La aplicación de dicho Convenio y los nuevos encuadramientos del personal de atención al visitante ha generado una reducción de las plazas necesarias para poder ofrecer el servicio al público con normalidad”.

¿Qué significan esos mensajes? Uno de los problemas principales en el citado convenio laboral es que no estaba especificada la categoría de los vigilantes de sala ni, por tanto, la titulación requerida para acceder al empleo, lo que imposibilitaba su inclusión en las ofertas de empleo público. Por eso no se ha podido contratar con normalidad a nuevo personal desde su entrada en vigor. Este viernes el Ministerio de Función Pública y los sindicatos han culminado los encuentros para hallar alguna solución a la situación, en una negociación que afecta a los trabajadores de museos estatales, el Museo Reina Sofía y el Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM).

Según el acuerdo, para ser vigilante de sala solo se requerirá una titulación de ESO, EGB o FP administrativa, y además estos trabajadores podrán participar en procesos de promoción interna o traslados, lo que no era posible con anterioridad, y que ayudará a cubrir plazas. En el caso de los encargados de sala la titulación necesaria será de bachiller o una FP técnica. Hay un caso particular: los guías de la cueva de Altamira, Cantabria, suben de categoría. Los cambios se materializarán en una modificación del Convenio Único para el personal laboral de la Administración General del Estado, que tendrá que ser publicada en el BOE.

“Llevamos desde 2020 con problemas de falta de personal que interfieren en el funcionamiento de los museos y realizando paros puntuales y movilizaciones, era necesaria una solución global”, dice Vidal Cruzado, responsable de Comisiones Obreras (CC OO). Desde el sindicato calculan que el acuerdo afectará, en cuanto a movilidad y prestaciones, a unos 700 empleados, y que se necesitarán unas 200 contrataciones para que los museos puedan funcionar correctamente. El remiendo no será instantáneo, sino que habrá que esperar algunos meses hasta que salgan las ofertas de empleo.

Según el sindicato, todavía faltan asuntos que arreglar: el funcionamiento correcto de las instituciones no se logrará hasta que se regenere la estructura de plantilla y se cubran las taquillas y algunos puestos de responsabilidad. Como explicita UGT en un comunicado, falta “un acuerdo de un nuevo sistema de movilidad interna, la modificación de las categorías profesionales de portero mayor, restauradores y restauradoras, entre otras, y plantear en un futuro cercano la reclasificación profesional de nuestros vigilantes”. Cruzado considera que la solución no es tan complicada: “No entendemos por qué se ha tardado dos años”.

Sin tardes en los archivos

Por otra parte, los archivos estatales, que también dependen de Cultura, afrontan problemas parecidos a los museos, aunque por razones distintas, informa Tommaso Koch. La consecuencia para el público, eso sí, es similar: la reducción del horario de consulta, en centros como el Archivo General de Indias o el de Simancas. Desde hace unos pocos días, y se desconoce hasta cuándo, los investigadores ya no pueden acceder por la tarde: únicamente por la mañana. La cuestión tiene que ver tanto con la falta de personal como con su “mala gestión”, según denuncia Emilio Murcia, responsable del personal funcionario y para la prevención de riesgos laborales de CC OO en los ministerios de Cultura y Deporte, Educación y Formación profesional y Universidades.

El relato de Murcia parte de una premisa: los horarios ordinarios, llamados “rígidos”, en la Administración son de 9.00 a 14.30 o de 14.30 a 20.00. A esas franjas, cada empleado suma con flexibilidad las horas de trabajo que le corresponden hasta alcanzar las siete y media u ocho al día que establezca su contrato. Un turno distinto, “especial”, debe ser negociado y recibir algún beneficio extra a cambio. Sin embargo, según Murcia, a los funcionarios que entraron en las plantillas de los archivos en los últimos años “se les obligó a un horario especial, por ejemplo, de 10.00 a 18.00 o de 12.00 a 20.00, sin más complementos”. Sostiene que algunos lo denunciaron a CC OO, que trasladó la cuestión a la Subdirección General de Archivos Estatales. “Hizo caso omiso”, dice Murcia. Aunque hace unos días, después de la insistencia del sindicato, de la Subdirección General de Recursos Humanos e Inspección de los Servicios de Cultura y de que el Ministerio de Función Pública también se manifestara en ese sentido, la subdirección, que gestiona Severiano Hernández, aceptó el cambio, siempre según CC OO. De ahí que los trabajadores fueran recolocados en el turno que les correspondía, el de mañana, y las tardes quedaran vacías. “Hasta que no salgan nuevas ofertas de empleo público con ese horario específicamente definido”, agrega Murcia. “Y todo eso, al final, genera agravios a los investigadores”, subraya. Este diario ha preguntado a Cultura por su versión de los hechos, pero no ha recibido respuesta de momento.

Una fuente consultada en uno de los archivos apunta otro elemento que contribuye a explicar el contexto: las plantillas, en algunos casos, se han reducido a la mitad en una década, sin que se sustituyeran las salidas”.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites
_

Sobre la firma

Sergio C. Fanjul
Sergio C. Fanjul (Oviedo, 1980) es licenciado en Astrofísica y Máster en Periodismo. Tiene varios libros publicados y premios como el Paco Rabal de Periodismo Cultural o el Pablo García Baena de Poesía. Es profesor de escritura, guionista de TV, radiofonista en Poesía o Barbarie y performer poético. Desde 2009 firma columnas y artículos en El País.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_