Oliva Soto y Ángel Jiménez puntúan en la corrida de la oportunidad
Ambos cortaron sendas orejas en una tarde de entrega de los seis toreros actuantes
La corrida coral organizada para dar una oportunidad a seis toreros sevillanos se resolvió con el triunfo del diestro camero Oliva Soto y el ecijano Ángel Jiménez en un festejo en el que también hay que subrayar la entrega indeclinable del resto de sus compañeros, que dieron una gran tarde de toros en función de sus respectivas personalidades y capacidades.
Los aficionados salieron más que satisfechos de esa corrida llamada de la oportunidad que, más que un regalo envenenado, se ha terminado convirtiendo en un verdadero escaparate para seis espadas de la cantera de Sevilla, que han dado todo lo que tenían para brindar una interesante tarde de toros en la que no ha habido ninguna concesión al aburrimiento.
El festejo no había podido comenzar mejor. Oliva Soto abrió plaza toreando a la verónica con esa garra y ritmo que forma parte de su puesta en escena. El toro de Virgen María blandeó y buscó querencias, pero acabó rompiendo en la muleta del camero con alegría y prontitud, propiciando una faena de menos a más, en la que el torero encontró el acople en dos notables tandas sobre la mano diestra que hicieron arrancar la música.
A partir de ahí llegaría lo mejor de una labor que encontró su mejor tono en el toreo natural y un excelente pase de pecho que reveló la capacidad de expresión de Oliva. Antes de marcharse a por la espada, después de un enorme trincherazo, se transfiguró en un breve ramillete de muletazos desmayados, de diferenciada personalidad, que preludiaron una estocada tirándose muy de verdad. El toro se amorcilló, pero esa espera no logró doblegar el entusiasmo del público que pidió y consiguió esa primera oreja.
No fue la única; el joven matador ecijano Ángel Jiménez cortó otra del sexto toro que fue, con mucho, el mejor del variado, no siempre fácil, pero muy interesante envío de la ganadería de Virgen María.
Ni el toro ni su matador habían acabado de definirse en los primeros tercios de la lidia pero todo cambió en un segundo cuando Ángel, después de sacar al animal con unos excelentes ayudados por alto, se puso a torear sobre la mano derecha, mezclando armonía, entrega, ritmo, sentido de la expresión… El torero de Écija tuvo la virtud de sorprender al público, que ya no perdió ripio de su labor.
Se hartó de torear y supo administrar muy bien al toro midiendo el metraje de las tandas. Pero su toreo fue in crescendo, cada vez más hondo y arrebujado sobre la diestra; fluido por la izquierda; excelentemente rematado con pases de pecho y hasta un airoso farol ligado a otro pectoral. Fue una faena de altísima nota que abrochó con ayudados con la rodilla flexionada y una estocada suficiente. La oreja es de mucho peso.
Pero no se puede olvidar el esfuerzo y la entrega —también la calidad— del resto de los actuantes. En el caso de Esaú Fernández, también de Camas, sobreponiéndose a la dura embestida del segundo, un toro que desparramaba la vista, al que ganó la pelea gracias a un sincero arrimón.
También hay que subrayar especialmente el estado de forma y fondo de Javier Jiménez, de Espartinas, pletórico con el capote y muy por encima de un tercero de temperamento manso y acobardado, que estuvo a punto de romper antes de renunciar a la batalla.
Su hermano Borja también toreó mucho mejor de lo que merecía al cuarto, un toro vacío de todo, corto de embestida, al que enjaretó naturales de alta nota.
Lama de Góngora tuvo la suerte de espaldas. Le tocó pechar con un quinto de imponente trapío y escaso contenido, de embestida pajuna, al que toreó con autoridad y entrega después de cuajarle unas verónicas templadas y muy bien dibujadas que remató con arrebato.
Aún quedaba la gran faena de Ángel Jiménez, ya comentada, que iba a poner el mejor broche a un festejo que dejó un gran sabor de boca.
Virgen María/Seis toreros
Toros de Virgen María, segundo y quinto marcados con el hierro de Santa Ana, serios, ofensivos y bien presentados y de comportamiento muy variado. Los mejores fueron el potable primero y sexto, este por fijo, pronto y templado. El segundo desparramó la vista y resultó complicado. Manso y sin acabar de romper el tercero; deslucido, dejándose muy a medias el cuarto, y distraído el quinto.
Oliva Soto, oreja tras aviso.
Esaú Fernández, ovación.
Javier Jiménez, ovación.
Borja Jiménez, ovación.
Lama de Góngora, ovación.
Ángel Jiménez, oreja.
Plaza de La Maestranza. Segunda corrida de abono. 24 de abril. Más de media entrada en tarde espléndida.
Babelia
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