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Toros
Crónica
Texto informativo con interpretación

El faro de Las Ventas está fundido

El novillero madrileño Víctor Hernández cortó dos generosas orejas y salió a hombros por la Puerta Grande

El novillero Víctor Hernández, a hombros por la Puerta Grande.
El novillero Víctor Hernández, a hombros por la Puerta Grande.Plaza1
Antonio Lorca

Si es verdad que la plaza de Las Ventas —que se titula como la más importante del mundo— es el faro que ilumina y marca el camino de la fiesta de los toros, esta tiene un serio problema, porque el faro está fundido; mejor, está roto, hecho añicos a causa de que el presidente de la novillada inaugural de la temporada, Jesús María Gómez Martín, le ha infligido un puntillazo en el hoyo de las agujas y lo ha dejado para al arrastre.

Se dice que es más fácil ser bueno que justo, y el señor presidente, que debe ser una buena persona, ha actuado como un juez parcial al concederle las dos orejas a un buen novillero, Víctor Hernández, al que ha engañado, y, de paso, ha hecho un flaco favor a la tauromaquia.

Si en Madrid le conceden los máximos trofeos a un chaval con muy prometedoras maneras, con valor y sentido del temple, pero que en modo alguno protagonizó una labor arrebatadora, nadie podrá quejarse de los regalos que cada tarde se concedan por todas las plazas del universo taurino.

A la fiesta de los toros no se la denigra solo por los ataques de sus enemigos; también devaluándola, que es lo que ha hecho el máximo responsable del festejo, que, contra todo pronóstico, sucumbió ante la euforia de un grupo de animosos vecinos que quisieron ver lo que no sucedió.

Es triste lo acaecido en Las Ventas; el protagonista de la novillada no debiera ser el presidente, sino un chaval nacido en la localidad madrileña de Los Santos de la Humosa, Víctor Hernández, que debutó con picadores en agosto de 2018 y en la temporada pasada actuó en 20 festejos con abundancia de trofeos, lo que dice mucho y bien de su trayectoria.

Él hizo lo más destacado de la tarde. Recibió a su primero de rodillas en el tercio con una larga afarolada, tres verónicas, una media y una larga preñadas de buen gusto. Marcos Prieto, banderillero de su cuadrilla, se lució en dos buenos pares asomándose al balcón, y, muleta en mano, el matador citó de largo al novillo y demostró que le acompañan la gracia, la hondura y la prestancia; y, además, se lo cree y transmite su personalidad al tendido. El novillo duró poco, el novillero tardó en la suerte final y todo quedó en una ovación.

Brindó al público la muerte del quinto, el mejor oponente de la tarde, con calidad, recorrido y fijeza en la embestida. Comenzó la faena de muleta con dos pases cambiados por la espalda, y, a continuación trazó dos tandas de derechazos hondos y bien hilvanados con el de pecho. Con el engaño en la mano zurda dibujó tres naturales hondos y sentidos, que evidenciaron la genética torera del madrileño. La faena fue a menos porque al animal le faltaron fuerzas, pero aún tuvo tiempo de plasmar un cambio de manos muy jaleado y un par de muletazos finales con la pierna flexionada de buen trazo. Mató de una estocada tendida que el animal escupió, y los pañuelos y los gritos de los tendidos consiguieron ablandar el corazón de un presidente errático.

Tiene madera Víctor Hernández, y porte de torero, pero su labor no fue de puerta grande. Que no se deje engañar por todos los que exigieron los máximos trofeos ni por el juez de plaza.

Le acompañaron en el cartel Carlos Aranda, sustituto del lesionado Borja Collado, que se mostró inhibido, con oficio y con el aparente deseo de no abandonar su zona de confort, y así no es fácil ser torero; y el sevillano Uceda Vargas, poco placeado, con más voluntad que acierto, con un lote poco propicio y muchos nervios.

Larga y fructífera vida torera a Hernández; seguro que así será si pone los pies en el suelo y no se cree lo que no es.

Los Chospes/Aranda, Hernández, Uceda

Novillos de Los Chospes, correctos de presentación, mansurrones en los caballos, nobles y descastados. Destacó el quinto por su calidad en el tercio final.

Carlos Aranda: estocada caída, dos descabellos _aviso_ y un descabello (silencio); estocada delantera y caída y un descabello (silencio).

Víctor Hernández: tres pinchazos y estocada (ovación); estocada caída (dos orejas). Salió a hombros por la Puerta Grande.

Uceda Vargas: estocada caída ­_aviso­_ (silencio); gran estocada (petición y vuelta al ruedo).

Plaza de Las Ventas. 27 de marzo. Inauguración de la temporada. Un cuarto de entrada (5.768 espectadores, según la empresa).

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Sobre la firma

Antonio Lorca
Es colaborador taurino de EL PAÍS desde 1992. Nació en Sevilla y estudió Ciencias de la Información en Madrid. Ha trabajado en 'El Correo de Andalucía' y en la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). Ha publicado dos libros sobre los diestros Pepe Luis Vargas y Pepe Luis Vázquez.

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