Almodóvar acude a la gala para entregar el Goya Internacional a Cate Blanchett con Penélope Cruz
Centenares de personas se congregan en la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia para ver a los artistas en una ceremonia con presencia de Pedro Sánchez y Yolanda Díaz
Ha sido la traca final, como se suele decir en Valencia. Hasta el último momento no se ha desvelado la presencia de Pedro Almodóvar. Mucho se había especulado en los cenáculos cinematográficos sobre si el cineasta iba a venir o no. Al final, ha llegado acompañado por Penélope Cruz a la alfombra roja de la 36ª edición de los Premios Goya y ambos han entregado el primer Goya Internacional a Cate Blanchett. No se hubiera entendido la ausencia en la ceremonia, celebrada en el Palau de les Arts, del director manchego compartiendo con la actriz australiana un proyecto largamente acariciado, como la adaptación de Manual para mujeres de la limpieza, de Lucia Berlin.
“Soy un poco reacio a las ceremonias porque en seguida me duele la cabeza y tengo que estar siempre con gafas, pero creo que más que nunca las ceremonias que premian películas son mas necesarias que nunca”, ha afirmado el cineasta. “El cine atraviesa un periodo no quiero decir crepuscular, pero por ahí, por lo menos con otras competencias muy grandes, más que nunca estos actos son necesarios para visibilizar el trabajo que hacemos”, ha dicho el director, sin hacer mención a posibles diferencias con la organizadora Academia de Cine.
Centenares de personas, incluso puede que algunos pocos miles, se han agolpado en torno a la larga y ancha alfombra roja que casi unía el Hemisfèric de la Ciudad de las Artes y las Ciencias, con forma de ojo, con el imponente teatro de la ópera, de aspecto futurista.
La gente se ha agrupado en torno a los estanques, en las barandillas, en los jardines del Turia... Las medidas de seguridad han acordonado el Palau donde se celebra la gala con la presencia anunciada del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez; la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, y el presidente valenciano, Ximo Puig, entre muchos otros políticos. Solo unos privilegiados han conseguido entrar a la reducida zona destinada al público junto a la alfombra roja después de más de 10 horas de cola y espera.
Entre ellos se encontraban Chiara, Martina y Giorgina, treintañeras de Milán, que se han desplazado a Valencia para ver a su “diosa”, como llaman a la actriz Najwa Nimri. “Es muy conocida en Italia gracias a series como Vis a vis o La casa de papel”, ha comentado una. “Además, el lunes es su cumpleaños y queremos hacerle un regalo”, apunta otra.
Llega Javier Bardem, solo, de negro, simpático. Un guarda de seguridad pregunta a otro: “¿Y Penélope?”. Aparecerá más tarde y se hará fotos con Pedro Almodóvar, que, al final, ha decidido asistir a la gala. Bardem se detiene con unos, con otros; posa, se ríe, bromea, firma autógrafos y poco a poco se interna en las tripas de la mole del palacio, acompañado por uno de los integrantes de la asociación de síndrome de Down que colabora en la gala. Ahora se apea del coche oficial Belén Cuesta, con el pelo muy corto y muy delgada, que suele ser la primera impresión que tiene el profano cuando ve a los actores o actrices en carne y hueso. Tampoco ahorra tiempo y se deja querer por los fans, todos armados con sus móviles.
Las tres amigas italianas se ponen nerviosas, se mueven de su sitio. La siguiente en bajar es la “diosa” que, sin embargo, actúa con la proximidad de una colega más. Saluda, se acerca, se deja abrazar, fotografiar, apenas puede avanzar. Ya llega al final de la alfombra, donde las milanesas encuentran su momento. “¡Najwa, Najwa!”, gritan. La actriz se muestra solícita, se inmortaliza con las italianas y acepta el regalo, un peluche. “Mira, precisamente el lunes es mi cumpleaños”, comenta la intérprete, de 49 años. “Sí, sí lo sabemos”, responde Giorgia, ya rota en un llanto.
Es el turno del cineasta Jonás Trueba, que desfila con su troupe sin el estrépito que acompañan a las estrellas de las series de televisión. El director de El buen patrón, Fernando León de Aranoa, tampoco provoca grandes algaradas, pero se le identifica por su aspecto reconocible. Sorprende Milena Smit, la joven intérprete de Madres paralelas, con un vestido tan espectacular como difícil de mover.
Todos ellos han desfilado bajo los focos que iluminaban también el trencadís blanco del del Palau de les Arts. A lo lejos, se ven múltiples cabezas y los flases de los móviles. Los nominados llegan a una zona de esparcimiento, solo para ellos. Se toman una cervecita o una agua, platican con unos y con otros; también hay políticos y algunos periodistas. Y luego vuelven a desfilar, ahora ante los numerosos medios de comunicación en larguísimo photo call, en el que los periodistas bregan para llamar la atención de los artistas. Una vez cumplida la misión, se dirigen hacia sus asientos en la espectacular sala principal, una parte también cubierta de trencadís, pero este de color azul.
Una edición de los Goya que tiene un gusto especial a Oscar, ya que están los cuatro españoles que han logrado una nominación a los galardones de Hollywood, entre ellos Penélope Cruz y Javier Bardem, ambos aspirantes a hacerse tanto con el cabezón como con la estatuilla dorada.
Babelia
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