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ENTREVISTA

El Mago Pop: “La mentira puede ser maravillosa”

A sus 35 años, el ilusionista barcelonés, estrella planetaria en plataformas como Discovery Max y Netflix, reabre el Teatro Apolo de Madrid mientras espera su desembarco en Broadway.

Antonio Díaz, 'El Mago Pop', fotografiado en el Café de Oriente de Madrid.
Antonio Díaz, 'El Mago Pop', fotografiado en el Café de Oriente de Madrid.Olmo Calvo
Borja Hermoso

Teletransportaciones, desapariciones, cambiazos y toda la gama imaginable de magia potagia. Es el ilusionista que más entradas despacha en toda Europa (1.800.000 en 2020, según consta en su web personal). El 7 de octubre reabrirá el Teatro Apolo de Madrid donde, ya lo verán, agotará el papel en taquilla. Y el año que viene desembarcará en Broadway con el espectáculo Nada es imposible. Si están en Madrid lo pueden ver en la publicidad de los autobuses. Si están delante de la televisión, lo pueden ver en Netflix (Magic for Humans). Si van al teatro, lo seguirán viendo en sueños. Nada por aquí, nada por allá y ¡zas!, con ustedes, Antonio Díaz (Badía del Vallès, Barcelona, 35 años)... El Mago Pop.

Pregunta. Le voy dando unos datos y me va diciendo si son correctos.

Respuesta. Perfecto.

P. Fundó su primera compañía con 20 años.

R. Con 19.

P. Premio Nacional de Circo con 22.

R. Sí, 21 o 22…

P. Tiene una placa con su nombre en la Gran Vía de Madrid.

R. Sí.

P. 1.800.000 entradas vendidas en 2020, según consta en su web.

R. Sí.

P. Eso, siempre según su web, quiere decir el showman que más entradas vendió en el mundo ese año.

R. Eso nos han dicho, lo más vendido en el mundo.

P. Y se ha comprado un teatro en Barcelona [el Victoria].

R. Así es.

P. Por 30 millones de euros.

R. La cantidad nunca la he dicho.

P. Es usted muy insoportable, lo sabe, ¿verdad?

R. ¡Ja, ja, ja, ja! La verdad es que lo de tener un teatro propio era un sueño vital.

P. De hecho, siempre defendió pasar de “la magia de bar” al “gran arte escénico”.

R. Así es, para mí un gran espectáculo como el nuestro es como un gran musical en el que en lugar de cantar, hago otro tipo de cosas. Prodigios imposibles.

P. Del pequeño escenario a la magia de calle, con Discovery Max y Netflix, y de ahí al big show.

R. Empecé en escenarios de café-teatro y ya mi sueño era hacer grandes producciones. Me encanta la magia como una superproducción. Jurassic Park en vivo. Cosas que suben, que bajan, que entran, que salen, mucha luz, mucha escenografía.

P. Un poco lo contrario de lo que viene siendo la triste sucesión de los días y sus rutinas, ¿no?

R. Un contraste absoluto.

P. ¿Concederle al público la posibilidad de la ilusión?

R. Incluso a la sociedad, con este ambiente que hay ahora enrarecido de tanta crítica. Ofrecer un momento de ilusión y de recordarnos a nosotros mismos esas cosas que sentíamos de niños.

P. Le decía antes lo de “insoportable” también porque en un numerito suyo que vi en YouTube le decía a un espectador: “Tranquilo, si lo voy a adivinar igual, voy sobrao”. ¿Va sobrao?

R. Era humor, el humor sirve para que la magia entre mejor, porque al final no deja de ser algo absurdo. La gente sabe que lo que hago es imposible. Yo no tengo poderes y la gente lo sabe. Pero jugar a obviarlo y reírnos de eso es muy divertido.

P. Cuando lo veo, me pone de los nervios. Y se lo digo en sentido literal: pone usted muy nervioso, hace subir la adrenalina. Igual es porque consigue hacer cosas que no se pueden hacer y al no haber explicación pues…

R. Es muy divertido ver las reacciones de la gente ante la magia. Y es inevitable tomárselo también como un reto intelectual en el que tienes que descubrir cómo se hace eso. Pero también hay gente a la que le encanta dejarse llevar. Y gente que se ríe, y gente que grita, y gente que se enfada…

P. Hay tanto listo profesional suelto que uno de los bienes más escasos es el asombro. ¿Es lo que vende usted?

R. Es una de mis palabras favoritas, porque abarca muchas cosas y nos lleva a apreciar de verdad la vida. Qué bonito es cuando te sorprende el asombro por la naturaleza, por una película, por una canción… y en mi oficio, el asombro es la búsqueda y es el fin. Todos los años que llevo trabajando han sido solo para buscar el asombro, el más difícil todavía.

P. ¿Tiene sonido el asombro?

R. Uffff, es fantástico. Incomparable. Para un cómico, el sonido de la risa se convierte en una gasolina especial. Para mí es el del asombro, ese “oooooooh”, ese rumor maravilloso.

P. Houdin, Houdini, Fu-Manchú, Tamariz, Copperfield… ¿Por dónde anda más usted?

R. Todos me han influido, pero David Copperfield y Harry Houdini los que más. Ellos lograron que ser mago mole, porque al final la magia también tiene ese componente de cosa oscura. Ellos lo llevaron al gran público.

P. Houdini hacía escapismo. Visto el panorama, no es el único. Apetece cada día más hacerlo. A tomar por saco todo. ¿Hay algo metafórico en esto?

R. Seguro. Houdini simbolizaba la capacidad de escaparse de una sociedad que era superencorsetada. Es más, yo creo que los juegos de magia que mejor funcionan tienen que ver con deseos ocultos de la gente. Volar. Teletransportarse. El mundo de los magos cada vez acoge más los sueños y los anhelos.

P. “Las manos mágicas le dirán/ la forma de aprender/ bonitos trucos que de magia son/ … el resto depende de usted”.

R. ¿¿¿???

P. Era la cabecera de un programa de magia que echaban en la tele hace un montón de años.

R. ¡Buenísimo!

P. ¿Hasta qué punto la forma en que transcurre un truco depende no solo de Antonio Díaz sino del público?

R. ¡Casi todo! Lo fascinante es que, aunque saben que lo que hago no es real, si lo ven, lo sienten y lo escuchan allí, está sucediendo. La magia sucede en los sentidos de la gente. A veces hago algo y me digo: “Esto no puede funcionar”. Y resulta que funciona.

P. De ilusión también se vive.

R. Es que hay un tipo de espectador que no busca la explicación, sino solo la ilusión, dejarse llevar. Aunque confieso que a mí también me encanta el espectador que te quiere cazar.

P. Un cuñado mío lo vio en Soria y usted le fascinó. Pero asegura que le cazó un truco. El del sobre y la silla.

R. ¡Ja, ja, ja, ja!

P. Sí, se ríe, pero… ¿le cazan trucos o no?

R. Evidentemente sí. Son muchos trucos y muchos días en mi vida, ¡así que la posibilidad de error existe! Pero el 90% de las veces lo que cree ver la gente no es lo que sucede en realidad. Doy pistas falsas.

P. Vaya, que miente todo el rato.

R. Pero la mentira puede ser maravillosa. En la literatura, en el cine, en la magia… La magia es de los pocos oficios en que se permite mentir. No solo se permite, sino que lo tienes que hacer bien. El público paga para que le mientan. Es curioso.

P. Igual es que ya vemos suficientes mentiras disfrazadas de verdad y apetece que te mientan de verdad. Perdón por el trabalenguas.

R. Igual es eso, sí.

P. ¿Qué tal se lleva Antonio Díaz con El Mago Pop?

R. Cada vez mejor.

P. Eso quiere decir que antes, mal.

P. Antes tenía mis… o sea, es que llegó un momento en el que El Mago Pop se comió a Antonio Díaz.

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Sobre la firma

Borja Hermoso
Es redactor jefe de EL PAÍS desde 2007 y dirigió el área de Cultura entre 2007 y 2016. En 2018 se incorporó a El País Semanal, donde compagina reportajes y entrevistas con labores de edición. Anteriormente trabajó en Radiocadena Española, Diario-16 y El Mundo. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra.

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