Paula Bonet pinta y novela la violencia que ejerce el hombre contra la mujer en ‘La anguila’
“Denuncia las agresiones que sufrimos, en un relato caliente y palpitante que se escurre cuando quieres amarrarlo”, dice la artista sobre la exposición en Valencia y el libro editado por Anagrama
Mucho antes de convertirse en un fenómeno popular por sus ilustraciones, Paula Bonet pintaba y leía mucha literatura. Ahora ha plasmado esas dos pulsiones en un singular proyecto creativo con dos vertientes: la literaria y la pictórica. Por un lado, acaba de publicar la novela La anguila (en la editorial Anagrama, en castellano; Univers, en catalán) y, por otro, este martes presentó en la Nau de la Universitat de València 158 obras que conforman la exposición del mismo título con el apóstrofe de Esto es un cuadro, no una opinión.
El proyecto gravita en torno al dolor por la muerte de un ser querido, la gestación, los abusos sexuales, el patriarcado y la violencia que ejerce el hombre sobre la mujer. Bonet lo definió como “una carta de amor a todas las mujeres [especialmente a sus abuelas y tías] y una lanza a favor de las que vienen detrás”. “Denuncia las agresiones que sufrimos en un relato caliente y palpitante que se escurre cuando quieres amarrarlo”, explicó la autora de Qué hacer cuando en la pantalla aparece THE END. La elección para el título de la anguila, el animal escurridizo que muta a lo largo de su vida, está cargada de simbolismo.
“Con este proyecto he sentido que mucho de lo aprendido, mucho del discurso que tenemos interiorizado y que es patriarcal se ha roto y luego yo me he encargado de pulverizarlo y soplar para que desaparezca”, señaló la creadora de Vila-real, de 40 años, rodeada de sus pinturas.
Durante más de dos años, la artista ha plasmado en lienzos de diverso tamaño estas obras “brutas”, en las que el espectador puede apreciar “agresiones en el trazo, pinceladas blandas y brochazos que rompen con el academicismo y las imposiciones masculinas”, según la comisaria, Cristina Chumillas.
Ilustrar para escribir
Escribía, paraba y pintaba. Pintaba, se detenía y volvía a escribir. “Ilustro para poder pintar y escribir; ilustro para comer y pinto y escribo para vivir”, afirmó. Sobre el trabajo que más renombre le ha dado, incide que siempre ha intentado embarcarse en ilustrar proyectos de escritores admirados, como los libros El año del pensamiento mágico, de Joan Didion, o Por el olvido, sobre la obra de Roberto Bolaño, en colaboración con el autor Aitor Saraiba. O La sed, el particular homenaje de la ilustradora a autoras como Clarice Lispector o Virginia Woolf.
A veces es muy difícil identificar situaciones de maltrato o de abuso o por qué la experiencia de las mujeres no forma parte del canon
La exposición de La anguila, que se puede visitar hasta el 16 de mayo, se divide en tres partes: La herencia, La carne y La pintura. Cada una de ellas narra una historia y un momento determinado de la autora y evidencian un tránsito que va desde un arte aún conectado con lo figurativo hacia otro blanco y luminoso que aspira prácticamente a desaparecer.
Las sugerencias al sexo y el cuerpo de la mujer, al feto, a la imposición del sexo masculino evolucionan hacia una formulación más onírica, una abstracción casi radical, casi el blanco sobre blanco de Málevich, pasando por un expresionismo abstracto, que realizó con pinceladas gestuales, incluso a ciegas, en la parte referida a la carne. El cuerpo femenino aparece “despojado de la mirada masculina, ya que son las entrañas de una mujer, no un envoltorio bello que quiere gustar”, apostilló la pintora.
Bonet reconoce que este proyecto creativo la ha cambiado y le ha permitido hablar de temas que rodean a la desigualdad de género desde la “templanza” y no desde la rabia. Además, lo ha hecho entendiendo “que la obra es mejor cuando no es la autora la que importa”. “En el momento en el que me he perdido el respeto han aflorado una serie de imágenes que no me habría permitido pintar de haber sido consciente. Recupero la idea del proceso y me enfrento sin ningún tipo de concesión al proceso artístico”.
¿Se sintió aliviada tras acabar un proyecto tan intenso y personal? “Me sentí aliviada en el momento en el que supe de qué quería hablar. A veces es muy difícil identificar situaciones de maltrato o de abuso o por qué la experiencia de las mujeres no forma parte del canon”, ha indicado.
“Bonet transforma su pensamiento en obra de un talento plástico elaborado a partir de vivencias personales y de una serie de reflexiones sobre el significado de ser mujer”, aseguró Chumillas. “A partir de ese momento, centra su obra en una herramienta que conoce muy bien, la pintura. Y eso es lo que encontramos en esta exposición: el desarrollo evolutivo natural de la pintora Paula Bonet”, agregó.
La exposición incluye un cuidado catálogo con reflexiones y creaciones literarias escritas a propósito por las autoras Patricia Escalona, Cristina Morales, Laura Freixas, Kate Bolick y Nell Leyson.
Babelia
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