Lo contrario de C. Tangana
Un disco para la introspección: ‘Microphones in 2020′, obra del productor Phil Elverum
Día tras día, me encuentro con entrevistas a C. Tangana por tierra, mar y aire. Su omnipresencia se ha convertido en una pesadilla. Atención: no tengo problemas con la música de El Madrileño, más bien todo lo contrario. Pero deprime el tono jabonoso de las conversaciones, con la prensa rendida, aparentemente dispuesta a practicar una felación a la vista de todos.
Y lo entiendo: cuando llega un fenómeno de tales dimensiones, nadie quiere quedarse en órsay, aunque precisamente cierto debate sería lo que mejor convendría al artista. Solución: tomo la decisión higiénica de escuchar algo antitético a lo que ofrece C. Tangana. Tengo justo lo necesario.
El ¿disco?, en cuestión, también se terminó el pasado año. Escribo “disco” entre interrogantes: con una tirada limitada, no he podido palpar la versión física de Microphones in 2020. De hecho, ni siquiera está disponible en Spotify y demás plataformas: el autor rechaza sus ínfimos pagos. Sí se puede disfrutar en YouTube, en un hipnótico audiovisual con subtítulos.
The Microphones es uno de los nombres con que el productor estadounidense Phil Elverum factura su música personal. En el mundillo indie, se conoce bien la vida sentimental de Elverum. Su matrimonio con la artista canadiense Geneviève Castrée duró 12 años, hasta su muerte en 2016. Volvió a casarse con la actriz Michelle Williams, aunque la pareja se rompió en 2019.
No es información banal: su nueva música quizás encaje con la tradición de cantautores que desarrollaron sus obsesiones amorosas en piezas épicas que explotaban las posibilidades tecnológicas del momento: en 1966, Bob Dylan editó su Sad Eyed Lady of the Lowlands, embriagadora letanía dedicada a su esposa que ocupaba toda la cuarta cara del doble elepé Blonde on blonde. Dos años después, el escocés Al Stewart sacaría una pieza aún más extensa, Love Chronicles, en la cara 2 del LP Love Chronicles, potenciada por el mordiente de la guitarra de Jimmy Page.
Pues va a ser que no. Microphones in 2020 triplica aproximadamente la duración de sus ilustres predecesoras. Es una creación genuinamente individual: Elverum toca y canta todo lo que suena a lo largo de sus 45 minutos. Y es un trabajo prodigioso: se trata de una obra minimalista, un ostinato que se resuelve variando imperceptiblemente la instrumentación, añadiendo ruidos de equipos analógicos, doblando su voz. Y funciona como un confortable masaje sonoro.
En la temática, alguien lo emparenta con las propuestas de autoficción de escritores como Karl Ove Knausgard. No se habla de las mujeres de Elverum, aunque la desdichada Geneviève reaparece entre la avalancha de fotos que una mano va depositando ante la cámara. Elverum narra, con desorden cronológico, episodios de su vida. Una salida al mar con su familia, las posibilidades sugeridas por un concierto de Stereolab, el descubrimiento de la película Tigre y dragón, una gira por Italia con Bonnie Prince Billy. Fascinado por la cambiante naturaleza, Elverum apuesta por mantener a raya la nostalgia. No urge buscar sentido a la vida: basta con vivirla, momento a momento.
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