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CRÍTICAS

‘Super Mario 3D All-Stars’, un pastel al que se le olvidó la guinda

Nintendo celebra el trigésimo quinto aniversario de su personaje insignia con una compilación algo perezosa, pero que demuestra la grandeza de su legado

Super Mario Bros. cumple este mes de septiembre 35 años. Un hecho que, visto en perspectiva, pone de manifiesto la importancia y trascendencia que ha tenido el fontanero de Nintendo ya no solo en las oficinas de la gigante de Kioto, sino también en el sector del ocio electrónico. El nombre de Mario es global y, seguramente, eterno. Porque sus obras principales así lo atestiguan; bien sean en dos o en tres dimensiones, es el momento de celebrar la publicación del primer título protagonizado por el bigotudo con un producto que deja una sensación agridulce, ya no por lo que se ofrece, sino por lo que se podría haber ofrecido.

Super Mario 3D All-Stars es, de facto, un videojuego ineludible para cualquier fan acérrimo a este nombre. Un recopilatorio que debe ser al menos consultado por todo aquel que no haya jugado a alguno de sus integrantes: Super Mario 64 (1996, N64), Super Mario Sunshine (2001, GameCube) y Super Mario Galaxy (2007, Wii). Sobre el papel, títulos excelentes que siguen siendo exquisitos, instructivos en su contexto; un mensaje que se lee entre líneas al jugarlos en Nintendo Switch, bien sea en televisor o en modo portátil, dada la naturaleza de esta consola. Sin embargo, el tiempo no pasa en balde y eso requiere de un trato especial, uno que permita que lo que en su día rompió moldes en la industria pueda mantener ahora un estatus de categoría.

El vaso medio lleno… o medio vacío

El principal problema de Super Mario 3D All-Stars es que se siente como un ejercicio perezoso de remasterización. Ni se han tomado grandes riesgos ni se ha aprovechado la oportunidad de implementar ahora aspectos impensables en tiempos pretéritos. Y no, no me refiero a alterar los originales o comprometer su esencia, sino dejar constancia de las capacidades tecnológicas de esta consola. Super Mario 64 se ha trasladado en formato 4:3, no en formato panorámico, con la pérdida de cobertura visual que lleva en el camino. Bandas negras en este recopilatorio es algo que no demuestra la elegancia con la que se ha tratado a los otros dos; un sentimiento de desazón teniendo en cuenta que es Super Mario 64 el que dio el pistoletazo de salida a esa excelencia heredada a sus iteraciones posteriores.

Tampoco se ha implementado un sistema de rotación de cámara moderno, sino que se mantiene el sistema de cuatro ejes de un mando que, en su día, estaba en la vanguardia tecnológica; ahora, por el contrario, no se entiende que se haya dejado pasar esta coyuntura. Muchos pedían un remake con el motor gráfico de Super Mario Odyssey (2017, Nintendo Switch), otro de los prodigios que parecen llegar una vez cada muchos años. Hubiese bastado, seguramente, con dotarle de unas características técnicas similares a las de la aventura en Ciudad Delfino.

Hablamos de Super Mario Sunshine, el siguiente en esta suerte de Los tres mosqueteros. El título publicado originalmente en GameCube es el que menor poso ha dejado en los libros de historia, pero fue igualmente único con su uso del robot ‘A.C.U.A.C.’ como elemento para relacionarnos con el agua; desde el disparo a la levitación. Un espectáculo jugable en su día cuyo control presentó síntomas de mejora, no era perfecto. Aquí tampoco. De nuevo, la sensación de que no se ha sometido a un esfuerzo superlativo, sino que se ha apostado por un lavado de cara técnico que, en honor a la verdad, en ese aspecto da gusto verlo. Tanto en televisor como en portátil, el color, la iluminación y los matices del agua aprueban con nota, una tranquilidad especialmente para aquellos que no disfrutasen en su momento de esta singular entrega. Tras terminarlo, he de decir también que Sunshine es el que sale más perjudicado al tener que vérselas al mismo tiempo con SM64 y Galaxy. Los tres son sobresalientes, pero solo dos de ellos son obras maestras atemporales. La luz de este otro brilla, solo que lo hace con menor incandescencia. En los pequeños detalles se marca la diferencia, esos que están ausentes en este recopilatorio.

Antes me refería a la novela de Alejandro Dumas porque, si bien Super Mario 3D All-Stars asume ese papel, lo cierto es que falta D’Artagnan, falta Super Mario Galaxy 2. En muchas ocasiones, en las listas de recopilatorios de los mejores videojuegos de la historia nos paramos a reflexionar sobre qué pericia del personaje es mejor, y se suele señalar la secuela antes que el viaje galáctico original. Es lógico: su diseño de niveles dejó patente un conocimiento sin arrugas de ese concepto. Nintendo quiso hacer una secuela directa en Wii porque pensaban que Super Mario Galaxy no era suficiente. Por eso, los entusiastas de este género entendemos Galaxy como un todo al que, ahora, de forma bastante incomprensible se ha eliminado uno de los componentes protagonistas de la ecuación.

Entrando a valorar lo que tenemos y no lo que no tenemos, hay que quitarse el sombrero con el trato depositado a este título, el que mejor parado sale de los tres. Si se pusiese hoy a la venta y no allá por 2007 seguramente la crítica especializada lo calificaría como lo que sigue siendo, como lo que fue y como lo que será: irrepetible. Hubo una particularidad muy dueña de su tiempo entonces, el control por movimiento, ese que todos recordamos por Wii Sports (2006, Wii), que se explotó con faenas como The Legend of Zelda: Skyward Sword (2011, Wii), donde el puntero infrarrojo se convertía en varita mágica frente al televisor. Ahora, esa varita es el Joy-Con, los mandos desacoplables que han hecho las veces de motion control y apuntado en pantalla para disparar los famosos trozos de estrella. El resultado es magnífico. Cuesta creerlo, dado que todo se está simulando por el poder del giroscopio.

Da rabia, por ello, que cuando terminas Super Mario Galaxy en televisor y pasas a comprobar la traslación en modo portátil solo se haya integrado con tal acierto el apartado visual y mecánico, no lo referente al control de ese puntero. La pantalla táctil es una solución poco propicia en este caso, así que el disfrute se compromete. Por lo demás, es la estrella que más brilla del conjunto.

Tres estrellas con menos brillo del que deberían

En definitiva, Super Mario merecía algo más con Super Mario 3D All-Stars, un trabajo que denota algo de pereza dentro de la excelencia de sus originales, que salvan la papeleta al tiempo que hacen esbozar una sonrisa mucho más tímida de la deseada. Ni siquiera la presentación al ejecutar el juego desde el menú ofrece esa finura que acostumbra Nintendo. Hay un postre, eso sí, en medio de un menú algo descafeinado, y es la incorporación de una completa banda sonora con 170 temas, todos los escuchados en los tres videojuegos originales; incluidas las composiciones orquestadas que maravillaron a profesionales de la música en Galaxy.

Es precisamente esa grandeza de las obras originales lo que resiente aún más el resultado, porque lo que fueron en su día creaciones extraordinarias se merecían ahora, muchos años después, un trato igual de extraordinario. No es así, así que debe quedar constancia de que el recopilatorio que se pone a la venta este 18 de septiembre en Nintendo Switch por tiempo limitado (tanto en su distribución física como digital, hasta el 31 de marzo de 2021) es un delicioso pastel que se va derritiendo poco a poco. Y, para más inri, se le ha olvidado la guinda

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