La violencia del ISIS

Dice el catedrático y columnista Antonio Elorza (Madrid, 76 años) que “el reencuentro de la yihad a lo largo del siglo XX no surgió de la decisión de autoridad alguna, sino como medio para responder al sentimiento de dependencia y humillación de los musulmanes colocados bajo el dominio de las potencias europeas”. Estas líneas, acertadas, se encuentran en las primeras páginas de su último libro, El círculo de la yihad global (Alianza Editorial). Así, de un plumazo, Elorza, nada sospechoso de justificar integrismo alguno, más bien al contrario, intelectual muy combativo contra los radicalismos, penetra en una de las raíces de crecimiento del yihadismo hasta su último fenómeno letal: la organización Estado Islámico (ISIS, en sus antiguas siglas en inglés). Un grupo de matones de la yihad armada con un proyecto de califato, hoy derrumbado —pero no aniquilado—, que Elorza ayuda a desentrañar en este ensayo sin cebarse en lo que tantos otros han repicado hasta la saciedad, las andanzas de alrededor de seis años de terror a ambos lados de la frontera sirio-iraquí. Para entender el ISIS, como muestra Elorza, es vital interpretar el pasado.

Cada experto en la cosa, y en los últimos años haberlos, haylos por doquier, tendrá sus libritos de cabecera para explicar el fulgurante ascenso del ISIS. Aquí van tres posibles: Los árabes (Eugene Rogan, Crítica), Palabras armadas (Philippe-Joseph Salazar, Anagrama) y El Sha o la desmesura del poder (Ryszard Kapuscinski, Anagrama). Sobra decir que el historiador estadounidense Rogan y el reportero polaco Kapuscinski escribieron antes de que el califato de Abubaker al Bagdadi pudiera imaginarse. Salazar, filósofo francés, sí entra a valorar el éxito y fines de la propaganda del ISIS, pero, siendo muy bueno, no es lo mejor de su obra. Lo más útil de Salazar son sus pasajes sobre la fuerza de la estética yihadista; como en Los árabes es dejarse llevar por la historia hasta los acuerdos de Sykes-Picot (1916), que trazaron las fronteras del Oriente Próximo actual, y, en fin, como es esclarecedor acompañar a Kapuscinski en su reflexión sobre la jahiliya (la edad de la ignorancia, en terminología islámica, concepto que también atiende Elorza) para informar de los convulsos días de la revolución iraní de 1979.

Del siglo XX al XXI. “[Aiman] al Zawahiri”, dice Elorza en El círculo de la yihad global sobre el veterano yihadista egipcio, “anticipa la táctica que será propugnada por [el sirio-español Mustafá] Setmarian: ‘La actuación de pequeños grupos que pudieran aterrorizar a los americanos”. “El recurso técnico que ha de culminar en la matanza de los dibujantes de Charlie Hebdo (…)”, prosigue el autor, “está ya trazado de antemano”. Ese trazo lo dibuja Elorza en una suerte de libro de consulta (455 páginas) con protagonistas algunos siglos más viejos que el que fuera líder del ISIS, Al Bagdadi, o su sucesor, el turcomano Haji Abdullah, pero casi más relevantes en el estudio del yihadismo: Ibn Taymiyya, Abdul Wahab, Sayyid Qutb, el ayatolá Jomeini, Osama Bin Laden… y el citado Setmarian. Todos ellos, nombres habituales en ese terreno pantanoso de proselitismo nutrido en las redes en los últimos años y en ocasiones imperceptible.

Elorza no elude tampoco la polémica que le ha acompañado en su reflexión sobre el islam y el Corán, tanto desde sus columnas en periódicos como EL PAÍS como tras la publicación en 2002 del ensayo Umma. El integrismo en el islam (Alianza Editorial). “Los antecedentes de la crueldad practicada en el curso de la yihad por el Estado Islámico pueden detectarse tanto en las palabras como en los hechos del Profeta”. No pocos arabistas estarán en desacuerdo.

El círculo de la yihad global

Antonio Elorza

Alianza, 2020

456 páginas. 24 euros

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