La soledad de ‘Julia’ y de la escultura de Jaume Plensa
El documental '¿Puedes oírme?', disponible en el catálogo de DocBarcelona en Filmin, recorre el mundo para observar las mejores creaciones del artista
Durante meses, Julia ha estado prácticamente sola en la plaza de Colón de Madrid. La escultura llegó al centro de la ciudad en diciembre de 2018, conquistando el pedestal que había abandonado la estatua del descubridor de América. Había que darle a ese céntrico espacio la “chispa de ternuna” que le faltaba, decía entonces su creador, Jaume Plensa.
Aunque la idea era que el gigantesco busto femenino acompañara a los ciudadanos tan solo un año, va a prolongar su estancia hasta diciembre de 2020. Pero en los meses en los que la crisis del coronavirus prácticamente ha desalojado a las personas de las calles, esta y tantas otras obras del artista barcelonés han quedado sin compañía. Para Plensa eso no es un problema. De hecho, envidia la soledad en la que viven muchas de sus piezas. “La escultura tiene una gran fuerza: la de crear un lugar al que siempre puedes volver, porque todo cambia menos ella”, dice él mismo en el documental ¿Puedes oírme?, que puede verse hasta la noche del domingo 25 de mayo en Filmin.
La película, dirigida por Pedro Ballesteros, forma parte de la programación oficial de DocsBarcelona 2020 el festival de cine documental que este año, obligado por las circunstancias, ha pasado a celebrarse únicamente en formato online. Casi de forma premonitoria, este encuentro con las obras y las ideas de Plensa reflexiona sobre el espacio público y la forma en la que puede afectar a nuestras vidas. También analiza el sentido del arte.
“El efecto que Julia o que cualquier otra obra colocada en la calle tiene sobre el espectador es muy libre. En ningún sitio dice que es una obra de arte que haya que admirar, como ocurre en los museos o en las salas. Así que el efecto que genere en los demás depende solo de ella. Tiene un valor en sí misma, aunque nadie la mire”, explica Ballesteros por teléfono. Para el director “hay también cierta poesía en poder ver este documental ahora que nos hemos quedado sin espacio público”.
Este agradecido viaje por medio planeta, que nos regresa a los lugares que un día ocupamos, hace parada en España, Francia, Suecia, Estados Unidos, Canadá y Japón, un país con el Plensa que siente una conexión especial. Además de en sus multitudinarias creaciones en la Quinta Avenida neoyorquina o la Plaza de Colón, este recorrido recala en Ogijima, una pequeña isla de apenas 200 habitantes. Allí construyó el artista un pequeño edificio que sirve de centro de bienvenida al lugar y que ayuda a poner en el mapa a la comunidad de pescadores que habita en ella.
“A Plensa le gusta la gente. Es un humanista y uno de los creadores que mejor trabajan en el espacio público. Y es así porque está siempre pensando en la comunidad y en transformar en positivo el lugar donde coloca sus piezas, para que la gente se sienta mejor cuando llegue a ellos”, comenta Ballesteros. “Que un artista esté pensando en la gente más que en los coleccionistas o en su lugar en la historia del arte es ya de por sí un elemento digno de contar”.
Plensa rompe el aislamiento propio del artista para dejarse acompañar durante meses por el director, que a lo largo de su carrera ha observado a otros artistas españoles de alcance internacional (La verdadera historia de los falsos Dalí, Alphabet Tapies y Cuando la vida se escapa). En este caso, el resultado no es una biografía del escultor, sino un retrato hecho de sus propias reflexiones.
¿Puedes oírme? reordena el océano de ideas que encierra Plensa a través de una estructura en forma de capítulos que gira en torno a conceptos que definen la obra del catalán: esferas, palabras, hogar, memoria, silencio y tiempo. Este retrato audiovisual se construye principalmente de la actualidad de su protagonista con algunas pequeñas concesiones a su pasado, a pesar de que el propio artista admite no sentirse cómodo echando la vista atrás. Ballesteros explica que no fue premeditada esa ausencia de datos pasados, que suelen dar contexto en un documental. “Simplemente no era necesario, salvo dos o tres memorias puntuales de su infancia que son esenciales para entender su obra. No es el momento de hacer una retrospectiva sobre Plensa”, defiende.
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