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Kit de supervivencia cultural para el encierro (día 19)

‘Babelia’ recomienda los mejores libros, discos, películas, series, cómics y videojuegos para disfrutar en casa

Zendaya, en la serie 'Euphoria'.
Zendaya, en la serie 'Euphoria'.

Babelia propone un libro, un disco, una película, una serie, un cómic y un videojuego cada día, mientras dure el confinamiento en los hogares y la parálisis del sector del ocio, para poder disfrutar de la cultura desde casa.

UN LIBRO: ¿Dónde está mi tribu?, de Carolina del Olmo

Ahora que las casas están llenas de niños tal vez sea buen momento para leer este ensayo. Aunque me temo que solo podrán hacerlo quienes no tengan que trabajar en el súper o en el hospital o teletrabajar mientras corrigen deberes y preparan puré de zanahoria. ¿Dónde está mi tribu? es mucho más que un análisis de la maternidad y la crianza en una sociedad individualista, es la crítica de un sistema que ha ido desmantelando “las estructuras de apoyo y reciprocidad típicas de las sociedades tradicionales”. De ahí la pregunta del título. Lo opuesto del egoísmo, subraya la autora, no es ni el altruismo ni el sacrificio sino la cooperación y el cuidado mutuo. La filósofa Carolina del Olmo combina su experiencia como madre con toda la bibliografía a su alcance –de Karl Polanyi a la autoayuda pasando por Adrienne Rich– para analizar tanto las teorías de los expertos (los higienistas) como las de los amateurs (cualquiera con hijos y con un bolígrafo). También la conciliación laboral y la dedicación exclusiva, el ejemplo de las actrices de Hollywood que cargan a su prole de hotel en hotel y el de las ministras que vuelven al tajo sin consumir la baja maternal.

Su conclusión más rotunda es que vivimos en una sociedad sin parangón en la historia donde la igualdad jurídica convive con la desigualdad de facto. La teoría está empedrada de buenas intenciones, en la práctica abundan “las madres y padres agotados –y malhumorados y estresados–, y las exigencias de que los calendarios y horarios escolares se adapten a los calendarios y horarios laborales”. El acceso de las mujeres al trabajo, escribe Del Olmo, ha exigido su adaptación “a una horma preestablecida pensada para un trabajador varón respaldado por las tareas domésticas y los cuidados de su mujer”. Y lo ilustra con una frase de Gloria Steinem: “Nos estamos convirtiendo en los hombres con los que nos gustaría casarnos”. Javier Rodríguez Marcos

¿Dónde está mi tribu?. Carolina del Olmo. Clave Intelectual, 2013. Disponible en edición digital e impresa en Todos tus libros, Amazon y Fnac.

UN DISCO: Viva Hate, de Morrissey 

Inspirado por una novela apocalíptica de 1957, una novela sobre un grupo de personas que espera el fin del mundo en una localidad costera de Melbourne, en Australia, Morrissey escribió, en algún momento de 1987, el clásico Everyday Is Like Sunday, tan adecuado en estos raros tiempos que vivimos. La canción sería incluida en su primer disco en solitario, el polémico Viva Hate (1988), publicado seis meses después del último álbum de los Smiths, Strangeways, Here We Come. No, el álbum no fue polémico por desear el fin del mundo siguiendo los pasos de Nevil Shute, el poco conocido autor de la novela en cuestión (“Come Armageddon, come”, canta en un momento de la famosísima canción), sino porque fantaseó con la muerte de Margaret Thatcher en otro futuro clásico, Margaret on the Guillotine. Deliciosamente cáustico y hermosamente salvaje, sentaría las bases del sonido y la actitud que el ex líder de los Smiths iría desplegando en lo que estaría por venir.

Lo anticipan redondos chutes pop como Suedehead, y el lánguido, onírico y perfecto The Ordinary Boys, corte que hasta dio lugar a una banda, que parecían haber sublimado ese aterciopelado nevermind de los Smiths, que siempre dependió del muy ácido cinismo hedonista de su líder, tan admirador de Wilde que insufla, aún hoy, de su espíritu, tan atractivamente romántico –en el viejo sentido irracional y maldito de la palabra–, todo lo que toca. Y en ese todo brilla especialmente Everyday Is Like Sunday, tema que inspiró no solo la novela de Shute –llamada, por cierto, La hora final–, sino un paseo por la playa de Borth (Gales) fuera de temporada. Tan adecuada es para estos días que parecen el mismo día repetido y en los que todos desearíamos no haber llegado hasta aquí, que podría convertirse en un himno que sonase en repeat. Laura Fernández

Viva Hate. Morrissey. Sire, 1988. El disco se puede escuchar en Spotify y Apple Music.

UNA PELÍCULA: Déjame entrar, de Tomas Alfredson

El sonoro silencio del invierno. El crujido de la nieve en un patio trasero de un bloque de viviendas. El acerado frío de un bosque sueco. Y niños, niños sabios por el dolor, infligido tanto por adultos como por otros críos. En ese rincón del sufrimiento, Oskar, que vive en el perpetuo acoso escolar, descubre que su nueva vecina, Eli, podría ser un alma gemela. Son dos supervivientes varados en el extrarradio de Estocolmo. Sin embargo, Eli esconde numerosos secretos: su edad, su androginia, su pulsión… Déjame entrar –título que incide en la leyenda que asegura que los vampiros solo pueden entrar a un espacio habitado si se les invita– es una película terriblemente turbadora. En su estreno en 2008, la revista Empire la escogió como la mejor del año. Y con razón. Tanto su guionista, John Ajvide Lindqvist (que adapta sus novelas), como su director, Tomas Alfredson, no estaban interesados en el mundo de los vampiros –en realidad, esa palabra solo se pronuncia una vez en la película– sino en el dolor compartido, en el amor en extrañas situaciones, y en la venganza. Déjame entrar habla de clases sociales, de personajes empujados por culpa de sus sentimientos a situaciones perversas (como el padre de Eli), y todo con una cuidado espectacular en la ambientación y en la atmósfera sonora.

En su versión estadounidense quedó claro que aunque se usen los mismos ingredientes, la mano del cocinero es fundamental en la mezcla y el cocinado. Por cierto, Lindqvist ha devenido en uno de los narradores más interesantes para el cine fantástico: uno de sus relatos cortos es la base de la fascinante Border, entrega extra de esta serie que se cierra hoy sobre el cine de supervivientes. Gregorio Belinchón

Déjame entrar. Tomas Alfredson. 2008. La película está disponible en Filmin y Amazon Prime Video.

UNA SERIE: Euphoria

El verano pasado, casi sin avisar, llegó Euphoria y revolucionó el género de las series juveniles. Su creador, Sam Levinson, trasladó a ella su propia experiencia con la ansiedad, la depresión y la drogadicción en la adolescencia y parió una de las propuestas más radicales y originales de 2019. Para el grupo de jóvenes de 17 años que protagonizan esta historia todo son preguntas. Buscan respuestas, pero en realidad bastante tienen con tratar de vivir el presente. Son la voz de una generación perdida y extrema en busca de sí misma. Más que una serie, Euphoria es un viaje emocional que trasciende al público de la edad de los protagonistas para lograr ser hipnótico para cualquier espectador con la mente abierta. Habla de drogas, de sexo, de ansiedad, de problemas de identidad, y lo hace poniendo los aspectos visuales y estéticos por delante del contenido. Resulta casi imposible apartar la mirada de esos maquillajes, esas luces, esos colores que te llevan a un viaje psicotrópico con ritmo en ocasiones endiablado para vivir esa montaña rusa de emociones que es la juventud.

Euphoria es excesiva y explícita, sí, por supuesto. No podía ser de otra forma. También tiene unas actuaciones brillantes (destaca la protagonista, Zendaya, ex chica Disney que aquí se ha reivindicado a lo grande) con personajes con los que es fácil empatizar por muy lejos que puedan estar sus conflictos de los del espectador. Seguro que la juventud de hoy no es así. Pero sí entenderán los sufrimientos y los sueños de esos personajes, porque, de una u otra forma, todos los hemos tenido. Natalia Marcos

Euphoria. Sam Levinson. HBO. 2019. La primera temporada de ocho episodios se puede ver en HBO España.

UN CÓMIC: La Balada del Norte, de Alfonso Zapico

Que el cómic es un medio perfecto para entender la historia tiene una prueba evidente: su uso en el ámbito educativo es cada vez más amplio y extendido, con experiencia punteras como las que lleva a cabo el profesor Pedro Cifuentes (Historia del Arte en Cómic, publicada por Despertaferro) o el excelente Memoria y viñetas de David F. de Arriba (Desfiladero Ediciones), perfecta guía para la introducción de los tebeos en las aulas de historia. El noveno arte ha tratado multitud de temas complejos, pero está siendo especialmente brillante en su quirúrgico análisis de la historia de nuestro país. Con el ejemplo evidente de la construcción de la memoria histórica que ha realizado Carlos Giménez a través de su obra, otros muchos autores han tratado diferentes momentos históricos con rigurosidad, pero también aportando una visión renovada que provoca la reflexión. La Revolución de Octubre de 1934 es uno de esos episodios que sigue envuelto en polémicas e interpretaciones interesadas que oscurecen una realidad histórica a estudiar.

Alfonso Zapico, asturiano, conoce bien las complejas y convulsas realidades que vivía la cuenca minera asturiana en los previos a las huelgas revolucionarias, que tendrían en su tierra un protagonismo fundamental. La Balada del Norte es un titánico proyecto que se introduce en el estudio de los hechos con exquisito rigor histórico desde una completísima labor de investigación y documentación, analizando con precisión la profunda cultura obrera asturiana y la alambicada coyuntura social española que desembocó en las huelgas mineras y la revolución que prendió por todo el país. Pero el autor no se queda en la disección aséptica: no elude la reflexión propia y la ficcionalización de los hechos es una oportunidad para expresar sus conclusiones, que no esquivan su posicionamiento abierto y sincero. Con tres volúmenes ya publicados y un último en el horizonte, La Balada del Norte se constituye como una obra fundamental para entender nuestra historia. Álvaro Pons

La Balada del Norte. Alfonso Zapico. Astiberri, 2015. El primer volumen del cómic se puede obtener gratuitamente en la web de la editorial. El resto de volúmenes están disponibles en formato digital.

UN VIDEOJUEGO: Persona 5

En el mundo de los videojuegos hay sagas que solo funcionan en ciertos países. Hasta 2016 eso pasaba con Persona, juego de rol y combates por turnos con un trasfondo filosófico que sólo cosechaba buenas ventas en Japón. Eso cambió en 2016, con la llegada de Persona 5 a PlayStation4, un juego inusualmente profundo que mezclaba el mundo contemporáneo (la ciudad de Tokio en la actualidad) con otro paralelo llamado Metaverso, en el que los jóvenes protagonistas podían derrotar a los deseos corruptos y pervertidos de los adultos para cambiar las cosas en el mundo real. La clave de la madurez del juego, desarrollado por la compañía Atlus, es que esos deseos retorcidos incluían abusos físicos y de poder, perversiones sexuales o ansias homicidas.

El juego tenía dos grandes bazas: la primera era el estilo, con una banda sonora y un diseño artístico sublimes. La segunda era la gestión del tiempo: ya que éramos un estudiante japonés, teníamos que compaginar todo un curso escolar (con sus rencillas entre amigos, exámenes y clases) con las incursiones nocturnas, ya como héroes, a ese mundo digital. La versión definitiva del juego, Persona 5 Royal (más larga, más completa, por primera vez en castellano), acaba de llegar al mercado, y supone una inmejorable oportunidad para entrar en uno de los mejores juegos de la década. Jorge Morla

Persona 5. Atlus, 2016. El videojuego está disponible para PS3 y PS4.

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